Empoderamiento y oportunidades con discapacidad
A pesar de sufrir de discapacidad visual, Naivi se desempeña en distintas tareas, siendo la fotografía una de ellas. Asegura que a pesar de las dificultades que enfrenta, está cansada de ser vista como una víctima, pues es capaz de hacer todo lo que se propone
Karina VargasNaivi Luis tiene 42 años, es madre de dos adolescentes y tiene baja visión, una discapacidad visual. Actualmente trabaja en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y cuenta con una certificación como Mesera en el Buen Servir y es sommelier certificada.
Ella es una de las fotógrafas que asistió a la convocatoria de Findedis y Co-NEEK’TA, y narra su experiencia de estar al frente y detrás de la lente en este ejercicio de exposición.
“Detrás de la cámara me siento libre, me siento con mucha confianza porque me sirve para expresarme. Lo veo como crear un puente de comunicación entre la persona que va a ver mi foto y yo.
“Soy fotógrafa con discapacidad visual, entonces lo que logro hacer va hacia contar una historia o expresar algo que estoy sintiendo o que quiero decir en el momento. Pero ser el objeto de las imágenes, me causa un poco más de pena, me cohíbo. No soy de estarme tomando fotos o cosas así. Regularmente si voy a algún viaje mis fotos son de lo que estoy viviendo, pero no aparezco. Entonces eso sí me causa un poco de conflicto”.
Por ello, ser parte de la sesión de fotografías le resultó interesante en el ejercicio de empoderamiento y visibilidad.
“El proyecto o lo que se quiere exponer, me encanta por la manera en la que visibiliza el no victimizarnos. Es enseñar el otro lado del individuo, que podemos, que somos personas productivas, que trabajamos, que nos estamos especializando.
En este sentido, y como recordatorio de que nadie está exento a sufrir algún accidente o padecimiento que origine una condición distinta, Naivi destaca que el boleto de la discapacidad lo traemos todos en la bolsa.
“No sabemos cuándo lo vamos a hacer válido, pero siempre viene contigo. Te acompaña todo el tiempo. No porque ahorita estás bien, eso te garantiza que toda tu vida vas a estar bien, pero en cualquier momento puede suceder y hay que estar sensibilizados en ese sentido”.
Conocer historias, visibilizar la discapacidad
Andrea López, de 31 años, es otra de las fotógrafas que participó en “Muchas historias, una sola mirada”, quien acudió a la convocatoria por el interés de acercarse a personas con discapacidades y saber cuáles son sus historias.
Parte de su experiencia fue ser retratada y contar su testimonio, a partir de lo que hizo una relectura desde el privilegio de ser una mujer sin discapacidad.
“Cuando tenemos una casa, cuando tenemos cómo caminar, cuando tenemos un plato en la mesa, siempre creemos que hay más de lo que nos podemos quejar. No es que invalidemos lo que nos pasa, pero hay que validar lo que se necesita más allá. Por eso quise adentrarme en este tema a través de mis fotografías”.
Con el paso de los días y su acercamiento a las asistentes y los organizadores del proyecto, Andrea apunta a que hay distintos mecanismos para ayudar y ser parte de una evolución positiva.
“Me pidieron que para las personas débiles visuales y ciegas les describiera en audios y no sabes lo difícil que ha sido. Me metí a Netflix y me puse a buscar series que me gustan con audio descriptivo y no lo encontré en español. Ni siquiera en el entretenimiento encuentro audio descriptivo en mi idioma.
“Son poquitas cosas que van llegando a mí y digo ¿por qué nadie nota eso? Tú te tuerces el pie en la calle y dices ‘ah, pinche banqueta está bien fea’, pero ¿te pones a pensar en una persona con silla de ruedas? No, jamás. En México cuando nos percatamos de personas discapacitadas a nuestro alrededor, no solo hacemos como que no los vemos, hacemos como que no existen”.
Es por ello que a través de la fotografía y su voz quiere contribuir a la visibilización de las áreas de oportunidad para aportar algo en la integración de esta población.
Ver a la gente con lástima es muy vil y debería erradicarse, la gente no necesita palmaditas en la espalda, lo que se necesita es que se normalice y se eduque sobre el tema en las escuelas desde la primaria, dice.
“Qué bueno que ya quitaron el término de minusválidos, porque nadie vale menos que nadie, creo que ellos son más fuertes por lo que tienen que pasar todos los días para igualar la vida a la que estamos acostumbrados nosotros”.