Emisiones de metano, riesgos y retos en México y el mundo

El país se encuentra en el top 10 de naciones que más CH4 producen a nivel mundial a pesar de formar parte de múltiples acuerdos internacionales en los que se compromete a combatir la liberación de este gas a la atmósfera
Ernesto Santillán Ernesto Santillán Publicado el
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La reducción de emisiones de metano debe ser una prioridad en la agenda climática de México y el mundo, ya que no solo existe la tecnología para lograrlo, sino que traería beneficios inmediatos y palpables en el corto plazo en el combate al cambio climático.

El metano (CH4) es el gas de efecto invernadero que más contribuye al calentamiento global después del dióxido (CO2) de carbono.

De acuerdo con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), este gas tiene un potencial de calentamiento 80 veces mayor que el CO2 durante los primeros 20 años desde que se emite, por lo tanto, reducir rápidamente sus emisiones resulta fundamental para abordar la crisis climática, limitar el aumento de la temperatura global, así como cumplir con los derechos humanos, en específico, a un medio ambiente sano y a la salud.

“A diferencia del CO2 que tarda cientos de años en desaparecer de la atmósfera, el metano es un contaminante de vida corta que permitiría desacelerar el cambio climático rápidamente”, informa el CEMDA.

Actualmente, a pesar de haber adquirido a lo largo de los últimos diez años múltiples compromisos con otras naciones para reducir las emisiones de metano que liberan a la atmósfera, México se encuentra entre los 10 países que más cantidad de este gas produce.

Cifras del Observatorio Mexicano de Emisiones de Metano (OBMEM), revelan que cada año el país emite alrededor de 6.3 millones de toneladas de este gas, el cual representa 30 por ciento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI).

Por su parte, el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero, el cual cuenta con datos actualizados al 2021, informa que en México, los principales emisores de metano son: la industria del ganado con el 58.2 por ciento, los residuos de la población con el 28.7 por ciento y el sector del petróleo y gas con el 9.61 por ciento.

Entre claroscuros

Uno de los retos que enfrenta México desde hace casi una década, es lograr que la regulación que existe en el país para reducir las emisiones de metano se aplique.

En 2016, el Gobierno federal, a través de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH),  publicó las Disposiciones Técnicas para el aprovechamiento del gas natural asociado en la exploración y extracción de hidrocarburos, regulaciones cuyo objetivo era controlar y prevenir las emisiones de metano, específicamente del sector petróleo y gas.

Luego, en 2018, la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos (ASEA), dio a conocer las Disposiciones Administrativas de carácter general que establecen los Lineamientos para la prevención y el control integral de las emisiones de metano del Sector Hidrocarburos, las cuales establecen que en las actividades de extracción de hidrocarburos se debe aprovechar el 98 por ciento del gas natural asociado.

Aunado a esto, las Disposiciones de la ASEA señalan que los regulados deben entregar a la Agencia un Programa para la Prevención y el Control Integral de Emisiones de Metano (PPCIEM), en el que incluyan acciones y una meta integral.

Sin embargo, a pesar de todos estos controles que se han intentado instaurar, a septiembre de 2022, los campos Ku, Maloob y Zaap, que son los principales productores de crudo en el país, alcanzaron una meta de aprovechamiento de gas de 66 por ciento, 69 por ciento y 74 por ciento, respectivamente.

Por otro lado, respecto del cumplimiento de las Disposiciones de la ASEA, el Observatorio Mexicano de Emisiones de Metano, ha identificado que muy pocas empresas del sector petróleo y gas están cumpliendo con sus obligaciones.

“A través de una solicitud de información pública y de un análisis, se encontró que a noviembre de 2022, únicamente el 5 por ciento de las empresas reguladas había entregado su PPCIEM de conformidad con la regulación publicada por la ASEA”, revela el organismo no gubernamental.

Por su parte, El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, advirtió que las emisiones de metano en México están subestimadas en el inventario nacional.

“Las estimaciones satelitales del total de las emisiones de metano en México son 45 por ciento más altas que las reportadas en el inventario oficial y las emisiones del sector del petróleo y el gas son 100 por ciento más altas”.

Pemex, en la mira

La petrolera mexicana se encuentra entre la espada y la pared. Por un lado, el gobierno de México está tratando que la producción de crudo crezca y, por el otro, se comprometieron a disminuir la quema de gas que genera Pemex, retos complicados de lograr de manera conjunta si no se cuenta con la tecnología y los recursos necesarios.

Datos oficiales de Pemex Exploración y Producción, la encargada de la exploración y extracción de hidrocarburos, revelan que en 2018 se liberaron 326 mil 571 toneladas de emisiones de metano.

Para el 2021, último dato disponible, las emisiones aumentaron a 638 mil 755 toneladas. Al día de hoy, no se sabe con certeza la cantidad de contaminantes liberados, pues la información no se encuentra pública como debería estarlo.

A finales del año pasado, la agencia de noticias Reuters, informó que las imágenes satelitales de la NASA de sitios de llamaradas en todo México analizadas para Reuters por científicos del Grupo de Observación de la Tierra de la Escuela de Minas de Colorado, mostraron que la quema de gas ha crecido drásticamente bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

“El volumen de gas quemado saltó en 50 por ciento de tres mil 900 millones de metros cúbicos cuando López Obrador asumió el cargo en 2018 a cinco mil 800 millones de metros cúbicos en 2020, lo que coloca a México entre los 10 principales quemadores del mundo”, informaron.

Muchos compromisos, pocos resultados

Desde el 2016, México ha adquirido múltiples compromisos internacionales para disminuir la cantidad de metano que libera a la atmósfera.

El año pasado, durante la COP 27, México anunció la actualización de su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), mediante la cual se comprometió a reducir de manera no condicionada sus emisiones de Gases Efecto Invernadero en un 35 por ciento al 2030.

Un año antes, en la COP26, el gobierno mexicano se incluyó al Compromiso Global de Metano, una iniciativa de EEUU y la Unión Europea anunciada en septiembre de 2021, para reducir las emisiones globales de este gas.

“Los países que se adhieren se comprometen a reducir las emisiones globales de metano en, al menos, 30 por ciento con relación a los niveles de 2020 para 2030 y avanzar hacia el uso de las mejores metodologías de inventario disponibles para cuantificar las emisiones de metano, con un enfoque particular en las fuentes de alta emisión”, señala el acuerdo.

México es parte de múltiples acuerdos internacionales en los que se ha comprometido a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero en el país en el corto y mediano plazo, así como a transparentar las cifras de contaminantes que libera a la atmósfera, promesas que no ha podido cumplir satisfactoriamente. Foto: Especial
México es parte de múltiples acuerdos internacionales en los que se ha comprometido a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero en el país en el corto y mediano plazo, así como a transparentar las cifras de contaminantes que libera a la atmósfera, promesas que no ha podido cumplir satisfactoriamente. Foto: Especial

Para cumplir con las metas contempladas, México se comprometió a elaborar y aplicar estrategias nacionales de reducción de metano en los sectores clave como petróleo y gas.

Sin embargo, apenas unos meses después, fue publicado en el DOF el “Acuerdo por el que se modifica el artículo 31 de las Disposiciones administrativas de carácter general que establecen los lineamientos para la prevención y el control integral de las emisiones de metano del sector hidrocarburos”, con el cual amplió los plazos de cumplimiento.

Aunado a estos, México también es parte del Acuerdo de París desde 2016, en el cual se comprometió a cumplir con metas específicas de reducción: 25 por ciento de sus GEI y de Contaminantes Climáticos de Vida Corta al año 2030. Esto implica una reducción del 22 por ciento de Gases de Efecto Invernadero y una reducción del 51 por ciento de Carbono Negro.

Ese mismo año, durante la Declaración de Líderes de América del Norte sobre la Alianza del Clima, Energía Limpia y Medio Ambiente (La Declaración ACELMA), México prometió –conjuntamente con EEUU y Canadá- bajar sus emisiones de metano en los sectores de petróleo y gas (la mayor fuente de metano del mundo) de un 40 por ciento a un 45 por ciento para el año 2025.

“La falta de cumplimiento de México de sus compromisos internacionales en esta materia impide mejorar la condiciones de vida de la población, pues no se les garantiza el derecho humano a un medio ambiente sano.

“En diversas regiones del mundo se está avanzando con regulaciones cada vez más estrictas, mientras que en México seguimos postergando, por intereses económicos y políticos, la aplicación de la regulación a un sector que está contaminando el aire y afectando la salud de la población y del medio ambiente, especialmente en las zonas donde se extrae petróleo y gas”, dice el Centro Mexicano de Derecho Ambiental.

Beneficios e impuestos

De acuerdo con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, las medidas para reducir las emisiones de metano del sector petróleo y gas son costo-efectivas, es decir, hay formas de hacerlo a bajo costo y, a veces, incluso con un retorno financiero positivo para las empresas.

Sin embargo, “aplazar el cumplimiento de las disposiciones que obligan al sector de hidrocarburos a prevenir y controlar sus emisiones fugitivas de metano, aleja a México de cumplir con sus compromisos y de enfrentar el cambio climático”, dice la organización especializada en la materia.

Entre las primeras acciones a emprender para combatir este problema, el Fondo Monetario Internacional (FMI), recomienda iniciar por reparar fugas en gasoductos, reducir la combustión en antorcha en los pozos de petróleo y las minas de carbón o instalar tecnologías para capturar metano para su venta o uso posterior.

De igual manera, explica que las emisiones de metano de la agricultura, una de las principales fuentes, se reducirían si los granjeros produjeran más alimentos a partir de plantas y menos a partir de ganado o si cambiaran a técnicas más productivas. También podrían capturarse las emisiones de los vertederos.

México ha implementado pocas acciones contundentes en la materia; por lo que el Fondo Monetario Internacional ha propuesto medidas más drásticas para los países que más contaminen. Foto: Especial
México ha implementado pocas acciones contundentes en la materia; por lo que el Fondo Monetario Internacional ha propuesto medidas más drásticas para los países que más contaminen. Foto: Especial

Medida drástica

Entre las estrategias más polémicas planteadas por el FMI para reducir las emisiones de metano a nivel mundial está la aplicación de impuestos.

De acuerdo con la organización financiera internacional, los impuestos al metano son un instrumento práctico y prometedor para reducir las emisiones.

“Idealmente, los impuestos se introducirían de forma que tengan un efecto neutral en la recaudación para limitar la preocupación por una caída de la competitividad. Para ello, podrían bajarse los impuestos en otros ámbitos de la actividad. Otra opción son las tasas ambientales, según las cuales los productores cuyas emisiones se sitúan por encima de la intensidad promedio abonan impuestos mayores, mientras que los que se sitúan por debajo obtienen descuentos”, explica.

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