Ya no hay marcha atrás. En el contexto de la pandemia de COVID-19 y del proceso electoral de este 2021, las feministas mexicanas han tomado su destino en sus manos y no están dispuestas a soltarlo.
Lejos del respaldo de las autoridades gubernamentales, no solo salieron a las calles este 8 de marzo en el marco del Día Internacional de la Mujer a exigir una vida libre de violencia. También se apropiaron e intervinieron las plazas, las periferias, los espacios digitales y los muros construidos a su alrededor para hacerse escuchar ante la omisión del Estado.
La consigna es la misma, cada vez resuena con más fuerza y nunca más será silenciada: justicia. Justicia por las miles mujeres que han sido víctimas de feminicidio, por las desaparecidas, por quienes han sido encarceladas por interrumpir su embarazo, por quienes han sido abusadas y acosadas sexualmente. La lista de afrentas es larga e interminable.
“Este 8 de marzo no agarra más combativas, a través de una pandemia, pero tenemos que ingeniárnoslas para seguir defendiendo nuestros derechos. Más combativas porque esta vez tomamos las redes, las calles y las casas, porque en todos lados tenemos que seguir dando la batalla lamentablemente para que entiendan que somos personas”, dice Nancy Castañeda, de la Red de Mujeres Jóvenes por la Democracia Paritaria.
Un ejemplo fue la valla colocada por el Gobierno federal para proteger el Palacio Nacional en la Ciudad de México. Ante esa situación, feministas colocaron los nombres de las víctimas de feminicidios y llevaron flores para convertirlo en un memorial.
Otra acción fue protestar en el canal oficial de YouTube del presidente mientras se transmitía la conferencia mañanera; para ello inundaron el chat con corazones verdes y morados, así como como con hashtag como #NoSoyBotNiDePartido, en rechazo de las acusaciones de que sean de algún partido político.
“Queremos reflejar que la violencia de género también es una pandemia, y que una pandemia no puede invisibilidad otra y queremos acciones, medidas contundentes para erradicarla y para disminuirla (…) porque 11 mujeres siguen siendo asesinadas todos los días, lo que quiere decir que 11 hombres se convierten al día en asesinos”, dice Nancy, originaria de Jalisco, donde también se realizaron acciones por parte de feministas como la toma de la Plaza Guadalajara que se acaba de inaugurar.
Pandemia, punto de partida
Más allá de la deuda histórica con la población femenina, que es más del 50 por ciento de la población de todo el país, ni la actual administración ni los partidos de oposición han puesto a este sector como eje de las políticas públicas, y lo mismo ha sucedido a nivel estatal y municipal.
Además, la pandemia de COVID-19 evidenció aún más la violencia feminicida que existe en México. Un ejemplo es que durante 2020 se cometieron 3 mil 730 asesinatos violentos contra mujeres, entre feminicidios y homicidios dolosos, un promedio de 10.2 por día, según los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Para Candy Rodríguez, experta en temas de seguridad digital e integrante de la Colectiva Chidas en Línea, la pandemia ha exhibido muchas de las violencias que sufren las mujeres, las cuales se han empezado a nombrar y eso va a ocasionar que se dejen de normalizar.
“Es muy importante y muy significativo intentar manifestarnos desde donde podamos: desde la casa, del internet, los espacios del trabajo, la calle y seguir resistiendo. Es muy significativo porque en este año ha habido muchísima más organización por parte de mujeres, de verdad nos ha llegado la violencia a niveles tan altos que hemos visto que más mujeres se están organizando”, dice.
La diputada federal Martha Tagle, de Movimiento Ciudadano, una de las políticas que más ha impulsado iniciativas a favor de los derechos de las mujeres, dice que las vallas colocadas en el Zócalo hablan de la cerrazón del Gobierno federal y que si se definiera con una palabra cuál es la respuesta a la demanda de las mujeres sería esa: cerrazón.
“Desde que entró a la administración no nos ha dado respuestas a la denuncias ni a las demandas de las mujeres, ha evadido el tema, ha querido minimizarlo, señalando que es un tema de las oposiciones, que es una campaña en su contra, ha además intentado minimizar el número de violencia contra las mujeres dudando de incluso de las víctimas”, señala la legisladora.
“Las mujeres somos sin duda una fuerza muy importante en el país, me parece que la fuerza que puede transformar realmente esa realidad en el país y esa articulación que se viene dando desde hace muchos años y que hoy cobra mucho mayor fuerza demuestra que las mujeres tenemos la capacidad transformadora de la que él ha carecido”, dice.
Elecciones, el desafío para feministas y sociedad
Además de la contingencia sanitaria, México se encuentra en medio de uno de los procesos electorales más decisivos de su historia moderna, en los que expertas, políticas y activistas señalan que las mujeres serán pieza clave para definir el rumbo político del país con miras a reivindicar sus derechos.
El próximo 6 de junio se celebrarán las elecciones más grandes en los últimos años, en la que estarán en juego 21 mil 383 cargos a nivel nacional, y donde por primera vez se buscará que la mitad de los cargos sean para mujeres para lograr la paridad de género.
Aunque el delito de Violencia Política en razón de Género ya está tipificado y hay medidas establecidas como el 3 de 3 contra la Violencia de Género para que ningún hombre que haya sido sancionado por ser deudor alimenticio, agresor sexual o acosador pueda contender por algún cargo público, la aprobación de la candidatura de Felix Salgado Macedonio como gobernador de Guerrero, acusado de cometer múltiples violaciones sexuales, envía un mensaje contrario a las exigencias de feministas y mujeres.
“Estamos en la antesala de que se consume el máximo pacto de impunidad en el país, en el mismo país donde una mujer que aborte puede ir a la cárcel, pero un violador puede ser gobernador y ese es un asunto de Estado”, dice Yndira Sandoval Sánchez, integrante de las Constituyentes CDMX.
Por lo que uno de los próximos pasos del movimiento feminista es su incursión en la vida política electoral del país, menciona. “Cada vez está más politizado el proceso del movimiento y el mensaje es ese: las mujeres decidimos en nuestro cuerpo y en las urnas, sí vamos a hacer valer la fuerza política que representamos las mujeres y el movimiento feminista en el proceso electoral del 6 de junio”.