El proyecto de movilidad más ambicioso para la capital campechana, el Tren Ligero, conocido también como “Tren Jaguar“, ha sido abruptamente clausurado. La acción ha desencadenado una controversia política que ha dejado al descubierto las tensiones subyacentes en el ámbito municipal.
El exalcalde Eliseo Fernández Montufar, actualmente prófugo de la justicia por malversación de fondos públicos del Sistema Municipal de Agua Potable (SMAPAC), ha sido señalado como el artífice detrás de esta sorpresiva medida. Fernández, cuya candidatura al Senado de la República fue retirada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), ha dejado claro su descontento a través de un vídeo en redes sociales desde su supuesto paradero en el extranjero.
El exalcalde, en un acto de aparente revancha política, instó al Ayuntamiento, ahora bajo el liderazgo de su aliada Biby Ravelo de la Torre, quien busca la reelección, a clausurar los trabajos de construcción del Tren Ligero. La justificación utilizada fue la supuesta falta de permisos de construcción, aunque esta afirmación ha sido objeto de escrutinio por parte de críticos y expertos locales.
La clausura ha sido ejecutada por el personal municipal, siguiendo al pie de la letra las instrucciones de Fernández Montufar, lo que ha llevado a un estancamiento en las labores de construcción que eran llevadas a cabo por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA). La alcaldesa interina, Martha Camacho, se ha negado a recibir a los representantes de la obra, lo que indica una clara obediencia a las instrucciones del exalcalde prófugo.
Esta no es la primera vez que Eliseo Fernández interviene en proyectos de envergadura para Campeche. Durante su mandato como alcalde, incitó a la oposición al paso del Tren Maya por determinadas zonas, lo que resultó en modificaciones significativas en el plan original del proyecto y la pérdida de beneficios económicos y de embellecimiento para dichas áreas.
El Tren Ligero, concebido y gestionado por la Gobernadora Layda Sansores San Román ante el Presidente Andrés Manuel López Obrador, es una pieza fundamental en el programa de modernización de la movilidad de la capital campechana. Este proyecto, valorado en aproximadamente cinco mil millones de pesos, no solo busca mejorar el transporte público, sino también revitalizar áreas urbanas y crear espacios de convivencia familiar.
Sin embargo, la clausura repentina del proyecto ha sembrado dudas sobre su futuro y ha puesto de manifiesto las tensiones políticas latentes en la región. Mientras tanto, los ciudadanos de Campeche se enfrentan a la incertidumbre sobre el destino de una obra que prometía transformar la infraestructura y la calidad de vida en la ciudad.