¿La mujer o la bestia?

Hoy se define el destino no solo de Estados Unidos, sino en buena medida, de México y del mundo.

 

La victoria de cualquiera de los dos candidatos marcará una nueva época en las relaciones de la nación más poderosa del orbe con México y otros países.

 

Imelda García Imelda García Publicado el
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46%
de esos latinos se registró para votar
En estas elecciones se renovará la Cámara de Representantes y un tercio del Senado
(Los mexicanos) traen drogas, crimen, son violadores y, supongo que algunos, son buenas personas” 
Donald Trumpcandidato republicano

Hoy se define el destino no solo de Estados Unidos, sino en buena medida, de México y del mundo.

 

La victoria de cualquiera de los dos candidatos marcará una nueva época en las relaciones de la nación más poderosa del orbe con México y otros países.

 

El resultado de las elecciones de este martes 8 de noviembre será histórico en muchos sentidos.

 

Por un lado, de ganar Hillary Clinton, la candidata demócrata, sería la primera vez que una mujer gobierne Estados Unidos en sus 240 años de historia, desde la declaración de Independencia.

 

Por otro, de ganar Donald Trump, el abanderado republicano lo haría en medio de un clima de división y rechazo por su postura sobre temas que han lastimado a ciertos sectores de la población.

 

Aunque no han sido protagonistas de la elección, por poseer un mínimo apoyo, compiten también Gary Johnson, por el Partido Libertario; Jill Stein, por el Partido Verde, y Gloria Estela La Riva, por el Partido Socialismo y Liberación.

 

Cualquiera que sea el resultado, México deberá forjar una nueva relación con su vecino del norte; lo mismo ocurrirá con los mexicanos que viven en territorio estadounidense.

 

Además de votar por su presidente, los norteamericanos elegirán nuevo gobernador en algunos estados y votarán por otras propuestas sobre leyes o circunstancias que podrían cambiar su día a 

día, como la legalización del consumo de la mariguana.

 

Y está también el Congreso. Para quien resulte ganador, la tendencia favorable en el Senado y en la Cámara de Representantes será de vital importancia para poder concretar sus proyectos de trabajo.

 

En estas elecciones se renovará en su totalidad la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.

 

Después de una campaña sui generis que ha despertado un interés inusual de los votantes norteamericanos, este martes se vivirá la batalla final. 

 

Hoy por la noche se tendrá certeza del resultado del proceso electoral más polémico en los últimos años. Hoy se conocerá el desenlace de lo que ha sido una batalla electoral sin precedentes en Estados Unidos.

 

México, actor en la campaña de EU

 

Como nunca antes, el país ha sido protagonista de la campaña electoral en Estados Unidos, tanto voluntaria como involuntariamente.

 

México y los mexicanos fueron la línea de apertura de Donald Trump cuando lanzó su campaña, en junio del 2015. En un discurso que marcaría el tono de sus mensajes, abrió fuego contra los mexicanos que viven en Estados Unidos.

 

“Cuando México envía su gente, no envía a los mejores. Envían gente que tienen muchos problemas.

 

“(Los mexicanos) traen drogas, crimen, son violadores y, supongo que algunos, son buenas personas”, dijo en su discurso de apertura.

 

Con ese dicho, Trump dejaba claro cuál sería su postura frente al problema migratorio y a la presencia de los mexicanos en territorio estadounidense.

 

Vendría después la idea de construir un muro a lo largo de toda la frontera, que deberá ser pagado por México; el reforzamiento de la Patrulla Fronteriza; la deportación de todos los mexicanos ilegales; y la cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

 

Sus ideas xenófobas se transmitirían también a otras comunidades, como los árabes o los miembros del Islam.

 

Hillary Clinton, por su parte, se ha pronunciado por establecer una política de migración que permita a las personas indocumentadas permanecer legalmente en el país.

 

Sin embargo, ha omitido mencionar que fue durante el gobierno de su esposo, Bill Clinton, cuando se construyó una parte del muro fronterizo que hoy día se encuentra en California, Arizona y parte de Texas.

 

El fenómeno Trump, sin embargo, continuó creciendo. Aunque muchos rechazaron sus declaraciones por considerarlas parte de un discurso de odio, los sectores más conservadores comenzaron a apoyarlo. No sucedió así con muchos republicanos, quienes abiertamente expresaron su rechazo al candidato de su partido.

 

Su postura, empero, despertó el interés de miles de votantes americanos que se registraron para participar en el proceso, en un intento por frenar al republicano.

 

Según cifras del PEW Research Center, en Estados Unidos hay alrededor de 55.2 millones de latinos; de ellos, 25.4 millones, el 46 por ciento, se registró para votar. 

 

Son alrededor de 35 millones de mexicanos los que viven en el país del norte.

 

La polémica visita

 

El punto climático de la presencia de México en la campaña estadounidense fue la visita que Trump hizo al país.

 

El rechazo a la visita de Trump a México fue escandaloso. Las redes sociales y los comentarios de políticos e intelectuales se inundaron de reclamos contra el Gobierno Federal, por haber abierto las puertas al candidato que más ha atacado al país.

 

Y aunque el presidente Enrique Peña Nieto justificó la invitación al republicano argumentando que se trataba de una forma de acercarse con quien posiblemente se convertiría en el presidente de la nación más poderosa del mundo, la opinión pública lo consideró como una grave ofensa.

 

El problema en México creció al mismo tiempo que Trump en las encuestas en Estados Unidos. 

 

Su visita al país le dio la posibilidad de ser visto como un Jefe de Estado capaz de reunirse con un mandatario extranjero, a quien le dio a conocer sus planes y con quien jamás se disculpó por las ofensas contra los connacionales.

 

Esta visita de Trump a México también ocasionó que el peso perdiera aún más valor frente al dólar americano, que crece cada vez que lo hace el candidato republicano.

 

Hillary Clinton, por su parte, desechó la idea de reunirse con el gobierno mexicano; incluso, el rechazo a las acciones del presidente Peña Nieto tuvieron eco en la Casa Blanca.

 

Así, por primera vez en la historia, México ha formado parte de la campaña política en Norteamérica; a partir de mañana, una vez que se conozca el resultado, habrá que seguir la forma en que México formará parte del nuevo gobierno estadounidense.

 

Escenarios encontrados

 

La victoria de una u otro candidato tendrá consecuencias para el país, en lo exterior y en lo interior.

 

El escenario más catastrofista se presenta con Donald Trump como presidente, pues ya ha dado a conocer algunas de las medidas que busca instrumentar si se convierte en mandatario de los EU.

 

Más allá del muro en la frontera, Trump ha propuesto la creación de una Fuerza Especial de Deportaciones que echaría del país a las personas que permanecen en el país de forma ilegal.

 

Diversos cálculos señalan que hay alrededor de 11.5 millones de personas indocumentadas en EU; expulsarlas en los cuatro años de su gobierno significaría una salida de 7 mil 876 personas al día, durante los mil 460 días de su mandato -4 años-.

 

De esos 11.5 millones de indocumentados, el PEW Research Center calcula que son alrededor de 5.6 millones de mexicanos. Es decir, serían expulsados 3 mil 835 mexicanos diariamente, desde el día 1.

 

Ha propuesto, además, que si México se niega a pagar por el muro fronterizo –que costaría alrededor de 10 mil millones de dólares, según el propio candidato- detendrá la salida de remesas hacia el país.

 

Las remesas son la principal entrada de dinero exterior a México. En 2015, fueron enviados a México 24 mil 770 millones de dólares en remesas –unos 483 mil millones de pesos-; esta cantidad superó a las ventas de petróleo, que se ubicaron en 23 mil 432 millones de dólares, ese mismo año.

 

Para dimensionar la importancia de este ingreso, puede decirse que los 483 mil millones de pesos representan 1.5 veces el presupuesto total de la Secretaría de Educación Pública; 3.6 veces el disponible de la Secretaría de Salud; o 3.8 veces el de la Secretaría de Comunicaciones y 

Transportes, todas en 2015.

 

Los demás peligros

 

Otra medida que impactaría directamente en el país sería la posible cancelación del TLCAN, pues Estados Unidos es el primer socio comercial de México y la disolución del Tratado traería la salida de empresas –y de empleos- en masa.

 

Y no solo es la cancelación del TLCAN; Trump ha propuesto aumentar las tarifas de importación de cualquier artículo mexicano –lo mismo con productos chinos, a quienes ha declarado también la guerra comercial-, lo que volvería imposible su compra y, por ende, las empresas mexicanas perderían ese mercado.

 

Analistas financieros han advertido también que otra posible consecuencia de la victoria de Donald Trump sea la depreciación aún más dramática del peso mexicano.

 

Trump prendió la llama no solo del rechazo a los migrantes –sobre todo latinos-, sino de la necesidad de replantear el TLCAN y regresar así las fuentes de trabajo a las comunidades norteamericanas.

 

Hay quienes afirman que aunque pierda la elección, Donald Trump ganó posicionando una agenda conservadora, xenófoba y proteccionista en todo el país. Ese es el clima que deberá enfrentar Hillary Clinton si se convierte en la primera presidenta de los Estados Unidos.

 

¿Y si gana Clinton?

 

Con una eventual victoria de la candidata demócrata, Hillary Clinton, México también tendría que ajustar su relación bilateral en algunos aspectos.

 

En primer lugar, la administración del presidente Enrique Peña Nieto tendrá ante sí el reto de sanar las heridas que dejó la visita de Trump al país.

 

Dado ese “enfriamiento” de la relación de ambas partes, es de esperarse que Clinton ejerza una mayor presión sobre el Gobierno mexicano en diversos temas.

 

Por ejemplo, la candidata ha manifestado su preocupación por la violación a los derechos humanos en el país; sin duda, será uno de los primeros temas que trate con el Gobierno de México.

 

Su postura sobre los migrantes indocumentados es radicalmente distinta a la de Trump. Clinton ha destacado que buscará los caminos legales para tratar que estas personas se legalicen, lo que quitaría a México una enorme presión si hay deportaciones masivas.

 

En lo que sí coincide con el candidato republicano, es en la revisión del TLCAN, aunque con un tono distinto. Mientras Trump lo desecha completamente, Clinton ha advertido que deben revisarse algunas partes que no han funcionado.

 

De llegar a la Casa Blanca, Clinton enfrentará a los miembros de la comunidad estadounidense que encendió Donald Trump.

 

En ciertas regiones del país, donde antes había una industria pujante que daba empleo digno a miles de personas, y que ahora se encuentran en pobreza por la salida de estas empresas hacia México, donde pagan un salario exponencialmente menor, la presión para Clinton será importante.

 

Sigue leyendo ” Los dos afectan a México.-Meyer ” por J.Jésus Lemus 

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