El proceso electoral estadounidense se llevó a cabo en un momento donde la considerada economía más grande del mundo no se encuentra en su mejor momento, lo que figura como el principal criterio para definir la decisión de millones de votantes.
La economía de mayor relevancia a nivel global se dispone a elegir a la persona que la liderará durante los próximos cuatro años, una tarea no menor si se considera que Estados Unidos cuenta con un lugar estelar en aspectos como la inversión extranjera directa de una gran cantidad de países, las exportaciones globales y hasta los mercados financieros.
Por tal motivo, no resulta sorprendente que ocho de cada 10 votantes estadounidenses registrados consideraran que el aspecto económico sería un criterio muy importante para fijar su postura dentro de las urnas, según el Pew Research Center; sin embargo, Donald Trump, no enfrentará un panorama alentador.
El resultado de las elecciones estadounidenses tendrá repercusiones económicas globales, especialmente para #México, que se convirtió en el principal socio comercial de #EEUU el año pasado.
¿Quién podría beneficiar más a la economía mexicana, Donald #Trump o Kamala #Harris? /rc pic.twitter.com/1BnjlPEIXa
— DW Español (@dw_espanol) November 6, 2024
Y es que, Estados Unidos ha registrado problemas para consolidar un crecimiento económico sostenido, de la misma forma que no ha encontrado la solución para poder aliviar su endeudamiento, que equivale a 123 por ciento de su Producto Interno Bruto, y tampoco ha logrado controlar las presiones inflacionarias, las cuales han arrojado dificultades para regresar a un rango considerado en control.
“La gente todavía está un poco enojada por los precios altos, pero los patrones históricos sugieren que la mayor parte de este efecto ya debería haberse desvanecido”, destacó el célebre economista Paul Krugman sobre la percepción de los estadounidenses sobre su panorama económico actual.
Además, el desempleo se ha situado en una magnitud que no se alcanzaba desde 2017 y los problemas que el contexto internacional geopolítico ha provocado en las finanzas públicas estadounidenses, exigen que la persona que resulte vencedora del proceso electoral más polarizado en las historia de la gran economía de occidente tome cartas en el asunto.
“Las próximas elecciones afectarán a la economía estadounidense más allá de 2024 y son una fuente importante de incertidumbre a corto plazo. Quien sea elegido presidente tendrá una oportunidad única de trabajar con el Congreso y dar forma a la política fiscal. Dado que muchas de las políticas fiscales actuales expirarán a fines de 2025, esto deja una clara oportunidad para que los legisladores realicen cambios significativos en las políticas fiscales, de gasto e industriales”, destacó la consultoría Oxford Economics al respecto.