Elecciones 2024, un panorama sin crisis al final del sexenio

Se acerca el evento electoral más importante del país y se llevará a cabo sin un impacto significativo dentro de la economía nacional, como pasaba décadas atrás
Gabriel Nava Gabriel Nava Publicado el
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El momento por el que atraviesa la economía mexicana permite establecer que las elecciones por la presidencia del país no generarán un impacto negativo y significativo en su interior, como solía suceder años atrás.

Han terminado los debates presidenciales y el país se prepara para vivir uno de los procesos electorales más importantes de los últimos años; y se llevarán a cabo sin encarar al viejo fantasma de las crisis económicas que caracterizaron al México del siglo pasado, o al menos, así lo perciben los analistas financieros del país.

Y es que, gracias al atractivo comercial, económico y logístico que México le ofrece al mundo, el país mantendrá el dinamismo más allá del contexto electoral, como lo explica en exclusiva para Reporte Índigo, Regina Labardini, economista senior de GBM.

“En el país, a estas alturas del año pasado el consenso de analistas esperaban un crecimiento por debajo del dos por ciento y terminamos creciendo 3.2 por ciento en todo 2023, porque traemos una muy buena dinámica interna del consumo, respaldado por el mercado laboral, y muy buenas cifras de inversión tanto pública como privada”, destaca la analista.

De lo anterior que, más allá de la inercia económica de un año electoral, donde el gasto público tiende a incrementarse en la primera parte de dicho periodo, para luego desacelerarse una vez los comicios terminan, Labardini sostiene que México cuenta con los elementos macroeconómicos para poder hacerle frente a lo que resta del año.

En paralelo, Alejandro Saldaña, economista en jefe de BX+, puntualiza que el escenario mexicano contará con un impulso fiscal importante previas las elecciones, ante la necesidad de concluir obras de infraestructura pública, el adelanto de programas sociales y el cierre, en general, de compromisos económicos de la actual administración; con lo que podría conservarse el estado actual de la economía mexicana, que el analista considera como relativamente grande, diversificado y con un panorama de crecimiento favorable.

Incluso, Janneth Quiroz, directora de Análisis de grupo financiero Monex subraya que: “La realidad contemporánea es muy distinta a lo que existía durante el final de otros sexenios; sin duda, el que la economía local esté presentando un fuerte dinamismo a través del consumo y la inversión, pero que además, nuestro principal socio comercial, que es Estados Unidos, también esté creciendo de manera vigorosa es lo que está propiciando que nuestra economía crezca en torno al 2.3 por ciento en este 2024”.

Lejos de la crisis

Los analistas consultados por este medio han expuesto que existen diversas señales indicativas de un panorama distinto al que la nación atravesó en diversas ocasiones y donde el impacto económico negativo fue decisivo para afectar el bolsillo de millones de familias.

Por ejemplo, el empleo en México actualmente arroja registros muy alentadores, ya que la tasa de desocupación estimada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) se encuentra en  2.7 por ciento, un mínimo histórico para el indicador; mientras que ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se registraron 553 mil 911 puestos de trabajo durante los últimos 12 meses, cuestión que se ha reflejado en el consumo resiliente de los mexicanos, considerado así por el  dirección general adjunta de análisis económico y financiero de Banorte.

Incluso, tal es el escenario nacional que el interés de diversas empresas extranjeras por posicionarse dentro del país ha provocado que la Secretaría de Economía (SE) reconozca, tan solo en este año, más de 50 anuncios de inversión con una expectativa de hasta por 25 mil millones de dólares que ingresarían al país en los próximos años.

“Lo que sí vemos es una economía que continúa expandiéndose y la inflación está retrocediendo en México. La inflación ha disminuido desde principios de 2023, impulsada por una política monetaria proactiva y una caída de los precios mundiales de las materias primas. Y el crecimiento en México está siendo respaldado por la demanda interna, especialmente la inversión”, ha destacado Julie Kozack, directora del departamento de comunicación del Fondo Monetario Internacional, sobre el panorama económico del país.

Se concreta aterrizaje suave

A pesar del contexto positivo que rodea a la economía nacional, el consenso de analistas, instituciones y organismos internacionales es que México crecerá en una magnitud menor durante este año en comparación a lo registrado en 2023 o 2022, por ejemplo.

Al respecto, el dato del Producto Interno Bruto del país muestra ya un claro contraste entre su ritmo de crecimiento durante trimestres previos y el arranque de año, sin que ello pueda calificarse como una desaceleración, advierten los especialistas en análisis económico.

Lo anterior justo en línea con lo que advirtió la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de manera reciente.

“La posible moderación respecto al desempeño observado en 2023 obedecerá a la normalización del desempeño de algunos subsectores del sector servicios con desempeños extraordinarios por la reapertura de actividades tras el paso de la pandemia del COVID-19 y la disminución del ahorro acumulado de los hogares, así como a la previsión de un menor crecimiento de Estados Unidos con impacto en las exportaciones, el turismo y la entrada de remesas”.

Recordar al viejo fantasma

Se perciben lejanas pero las crisis de fin de sexenio fueron eventos que marcaron a generaciones enteras por las repercusiones que tuvieron en el empleo, calidad de vida y hasta poder adquisitivo de millones de mexicanos.

Los mexicanos de mayor edad tienen muy presente que luego de cada proceso electoral por la presidencia del país, y al inicio de una nueva administración, lo más común era que la economía mexicana se viera perjudicada por los efectos en el manejo de la nación dentro de diversos ámbitos, como el fiscal, el cambiario o hasta el financiero; temas que sin duda suelen recordarse con más amargura que añoranza.

Y es que, ya fuera por la crisis de 1976, los efectos negativos por el endeudamiento en 1982, las consecuencias devastadoras de la inflación al cierre de esa década o el famoso “efecto tequila” en 1994, quedaron marcadas las consecuencias que tuvieron que experimentar millones de ciudadanos poco después de acudir a las urnas.

“El desempleo, el deterioro de los niveles de consumo esencial, y la baja en la calidad de los servicios básicos, ha sido el tributo que tienen que pagar los asalariados mexicanos”, destacaba una obra publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México sobre los efectos que tuvo en la vida de los mexicanos cada una de esas crisis.

Actualmente el tipo de cambio oscila entre los 17 pesos por dólar a partir de un régimen cambiario de libre flotación, la deuda como proporción del Producto Interno Bruta ronda los 50 puntos porcentuales y el sistema financiero cuenta con regulaciones robustas que protegen a la economía nacional de impactos negativos vividos con anterioridad, al parecer, la lección fue aprendida.

Incluso, los eventos descritos con anterioridad llevan por lo menos cuatro administraciones sin presentarse con la misma magnitud, aunque en el debate público y político siguen resonando con fuerza, y hasta con el afán de hacer sentir, aunque sea un poco de sus efectos en la población que, aún en estos días, percibe y teme a sus efectos.

“De acuerdo a mi análisis, mi pronóstico, no vamos a tener ninguna crisis financiera en el país de fin de sexenio; no vamos a tener crisis interna porque no va a haber crisis financiera en Estados Unidos por la elección presidencial, que va a ser en noviembre, o sea, no veo crisis económica financiera; ojalá y no me equivoque”, sentenció Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, sobre la posibilidad de volver a vivir una crisis de fin de sexenio.

El gran riesgo

Al inicio del año las amenazas relacionadas con los conflictos armados y las tensiones comerciales no figuraban entre los principales riesgos para la humanidad a corto plazo, de acuerdo con las mediciones del Foro Económico Mundial (WEF, por su siglas en inglés); sin embargo, dicho panorama ha cambiado por completo en menos de seis meses.

Y es que, desde la intensificación del conflicto bélico ruso-ucraniano, los ataques de Israel que han derivado en hostilidades en la Franja de Gaza, las afectaciones en las rutas marítimas por los enfrentamientos en el Mar Rojo, hasta la agudización comercial entre China y Estados Unidos que ha escalado tras el anuncio de Joe Biden, presidente estadounidense, sobre imponer aranceles del 100 por ciento a los autos eléctricos del país asiático, han marcado toda la diferencia, coinciden los analistas consultados por este medio.

“En el complejo panorama mundial las tensiones geopolíticas tienen implicaciones de gran alcance en diversos sectores. El efecto dominó de estas tensiones se deja sentir en la política, la economía, la sociedad y el medio ambiente (…) Los conflictos geopolíticos son más que una perturbación, suponen un reto estratégico para el comercio, repercuten en los objetivos de sostenibilidad y exponen nuevas vulnerabilidades, lo que se traduce en costes más elevados y mayores retos operativos”, advierte el WEF.

Ante dicho escenario, México se inserta como uno de los territorios estelares al considerarse una nación atractiva para la relocalización de empresas, a tal grado de que empresas líderes como Tesla, Amazon, DHL, o Volkswagen, por ejemplo, han mostrado interés por instalarse o profundizar actividades dentro del país.

Así, de acuerdo con los analistas, México vive una paradoja frente a los conflictos geopolíticos y comerciales, pues su intensificación pueden afectar diversas variables macroeconómicas a escala global, y al mismo tiempo, sumarle atractivo a la nación azteca.

Tal como lo expone la dirección de análisis económico de Monex, quienes puntualizan el hecho de que, pese a que el comercio global se ha desacelerado desde hace unos meses, y que la mayor parte de la naciones han reportado una caída influenciada por los conflictos geopolíticos,  México es el país con mayor resiliencia, al lograr mantener un flujo constante y normalizado de sus exportaciones e importaciones, “visualizamos un entorno de mayores sinergias del nearshoring, principalmente en las manufacturas, además por las eventuales reconfiguraciones en el comercio global”, sostuvo.

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