Los comicios del próximo 6 de junio serán a media luz debido a la falta de transparencia y rendición de cuentas. En las elecciones más grandes de la historia del país, no todos los candidatos a un puesto de elección estarán obligados a presentar y publicar su declaración 3 de 3 (patrimonial, de intereses y fiscal), ni siquiera su currículo.
Además, debido a la pandemia de COVID-19, muchas de las campañas se mudarán a redes sociales, territorio con reglas distintas y que todavía no puede ser fiscalizado ni transparentado al 100 por ciento.
La transparencia en México todavía no es mayor de edad, apenas el 12 de junio del 2003 entró en vigor la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental para obligar a más de 240 dependencias y entidades del Gobierno federal a responder a solicitudes de información de la población, el 2007 se reformó el artículo 6 de la Constitución para establecer el derecho a la información pública como un derecho fundamental, y durante el sexenio de Vicente Fox se promulgó la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental.
Por su parte, el máximo órgano electoral y el encargado de organizar y fiscalizar las elecciones federales, el Instituto Nacional Electoral (INE), este 2021 apenas cumple 30 años de existencia.
En menos de seis meses, los mexicanos asistirán a la fiesta electoral donde estarán en juego 15 gubernaturas, 500 diputaciones federales y 21 mil puestos más de elección popular en todo el territorio nacional.
“Hay un perfil muy complejo para la elección, será una elección muy difícil de cubrir porque es tumultuosa en el número de candidatos y de cargos de elección popular.
“A diferencia de una elección intermedia tradicional, en la que el foco de atención era la elección de la Cámara de Diputados, ahora tendremos elecciones de congresos estatales, de gobernadores, la federal, de municipios, por ejemplo, solo en Oaxaca se tendrán más de 500 elecciones.
“Será una elección muy difícil de interpretar. Saber qué va a pasar va a ser muy complicado para el elector, porque hay demasiado en juego y en muchos lugares”, comenta el especialista a Reporte Índigo.
El segundo problema más grande para transparentar las elecciones que ve Bohórquez es la falta de conocimiento de los candidatos, ya que en comicios pasados, los abanderados ni siquiera compartían su currículo al Instituto Nacional Electoral (INE). Además, la obligatoriedad de la declaración 3 de 3 en todo el país para candidatos sigue sin concretarse.
“En el discurso público, la información sobre los candidatos tiene dos grandes componentes, la disposición que tiene el INE para compartir su currículo, que no ha funcionado bien, ni siquiera siendo una obligación en las elecciones de 2018 compartían los candidatos su currículo.
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Esa falta de información sobre los candidatos, comenta el especialista, va a provocar que muchos de ellos hagan campaña a la sombra de liderazgos estatales o nacionales, como a la del presidente Andrés Manuel López Obrador, y no por sus logros personales.
Finalmente, Bohórquez alerta por el uso político-electoral que se le pueda dar a la vacuna contra el COVID-19 y al tratamiento de la pandemia, por lo que comenta que desde Transparencia Mexicana en los próximos días comenzarán una campaña en la que se dejará en claro que la vacuna será costeada por los mismos ciudadanos.
“Con el tema de la nueva cepa y los patrones epidemiológicos que estamos viendo, va a ser una elección compleja en términos de logística y operación y muy distinta a lo que estábamos acostumbrados.
“A esto se le agrega que todo es politizable en una situación de emergencia, como la vacuna y tratamientos, por eso debemos de dejar bien en claro que el recibir la vacuna es un acto solidario entre ciudadanos, que la vacuna no la paga el Gobierno, sino los más de 100 millones de mexicanos”, concluye.