Contra el populismo
La aplicación de la segunda vuelta electoral logró evitar este año que la populista xenófoba Marine Le Pen ganara las elecciones presidenciales de Francia.
En la primera vuelta, Emmanuel Macron apenas superó por tres puntos a Le Pen, pero en el balotaje, ya con el apoyo del resto de las fuerzas políticas francesas, el ahora presidente de Francia arrasó con un 66 por ciento de los votos a su favor.
Carlos SalazarLa aplicación de la segunda vuelta electoral logró evitar este año que la populista xenófoba Marine Le Pen ganara las elecciones presidenciales de Francia.
En la primera vuelta, Emmanuel Macron apenas superó por tres puntos a Le Pen, pero en el balotaje, ya con el apoyo del resto de las fuerzas políticas francesas, el ahora presidente de Francia arrasó con un 66 por ciento de los votos a su favor.
La segunda vuelta electoral es un sistema diseñado para que los comicios para cargos ejecutivos principalmente y legislativos se desarrollen en dos etapas, lo que en la práctica asegura que el candidato ganador acceda al cargo con la mayoría de los sufragios.
Aunque hay algunas variaciones en cuanto al método y los porcentajes necesarios para que un candidato o candidatos accedan a la segunda vuelta electoral, el principio es el mismo, evitar una fragmentación del voto y dotar de cierta legitimidad a quienes accedan a cargos públicos.
La gran mayoría de los países que han adoptado este sistema electoral requieren la mayoría absoluta, es decir, más del 50 por ciento de los votos para declarar a un ganador en la primera vuelta, aunque hay algunos que establecen una mayoría especial, de entre el 40 y 50 por ciento con el requisito adicional de 10 a 15 puntos sobre el segundo lugar.
Aunque generalmente son dos los candidatos que suelen acceder a la segunda vuelta de votaciones, hay algunas excepciones en donde los candidatos que hayan superado un cierto porcentaje en la primera vuelta pueden participar en los segundos comicios.
El principal objetivo de la segunda vuelta electoral es que el candidato vencedor pueda llegar legitimado en las urnas, favorece el consenso entre las fuerzas políticas, alienta la negociación y en teoría dota de una mayor estabilidad a los gobiernos entrantes.
Algunos de los países que han adoptado este método de elección son Francia, Argentina, Costa Rica, Perú, Uruguay, Chile o Ecuador con diferentes experiencias.
Recientemente, dos de los países en Latinoamérica que utilizan este sistema han vivido elecciones presidenciales, Perú entre abril y junio de 2016 y Ecuador entre febrero y abril de 2017, en ambas naciones fue necesario celebrar una segunda vuelta electoral.
En Perú, en la primera vuelta, la candidata Keiko Fujimori ganó con el 39 por ciento de los votos contra el 21 por ciento de Pedro Kuczynksi, aunque en la segunda vuelta este último ganó con el 50.12 por ciento de la votación contra el 49.88 de Fujimori, debido a la suma de otras fuerzas políticas que habían quedado fuera de la segunda vuelta.
En Ecuador, la diferencia fue de poco más del 2 por ciento en la segunda vuelta a favor de Lenin Moreno con 51.16 de los votos sobre Guillermo Lasso con 48.84. En la primera vuelta la diferencia había sido de 11 puntos entre uno y otro.
En México se abre la posibilidad de que en las elecciones presidenciales del próximo año se aplique la segunda vuelta, prevista ya en la Constitución desde la reforma electoral del 2014. Lo único que falta es la reglamentación para poder ejecutarla en caso de que –como se pronostica – la elección no arroje un candidato ganador con mayoría plena.