El 20 de octubre de 1975 se registró la tragedia más grande de la historia del Metro de la Ciudad de México (CDMX): el choque entre dos convoyes dejó como saldo 31 muertos y 71 heridos.
Alrededor de las 9:40 horas, el tren número 8 del Sistema de Transporte Colectivo Metro esperaba la señal para partir de la estación Viaducto, de la línea 2.
Sin embargo, tuvo que hacer una pausa porque el carro número 6 que circulaba adelante se detuvo debido a que la palanca de emergencia había sido accionada, escenario que ya se había repetido en varias estaciones anteriores.
Alfonso Sánchez Martínez, conductor del tren número 8, reveló a El Universal que escuchó cómo el puesto de control advirtió al tren que venía detrás de él (número 10) que se detuviera.
Por su parte, el conductor del carro número 10 confesó más tarde que no vio que había un tren estacionado delante de él, hasta que pasó la lomita de Viaducto Miguel Alemán.
El convoy número 10 viajaba a alrededor de 70 kilómetros por hora cuando se estrelló en el último vagón del carro número 8.
El impacto provocó que parte de ambos trenes se comprimieran y elevaran, incluso hasta romper el techo del andén de la estación Viaducto.
20 de octubre de 1975 ocurrió el peor accidente en el *METRO DE LA #CDMX * En la línea 2 procedente de la estación Chabacano no frenó a tiempo y chocó contra el tren no. 8 que aún estaba estacionado en Viaducto a Taxqueña lo que dejó 31 pasajeros muertos y varios lesionados pic.twitter.com/l99TL0ct5i
— Eli (@Eli20918007) October 20, 2019
De acuerdo con la investigación oficial, todo se habría tratado de un error cometido por el conductor del convoy número 10.
Acusación que lo llevó a pasar entre 9 y 10 años en la Penitenciaría de Lecumberri y después en el Reclusorio Norte.
En apenas 5 días –según este diario– una comisión especial conformada por el procurador Horacio Castellanos Coutiño, el director del Metro, Jorge Espinosa Ulloa, y el secretario general de Gobierno del entonces Distrito Federal, halló como único culpable al conductor del 10.
Incluso, la defensa del inculpado y el sindicato del Metro denunciaron una serie de inconsistencias, sin embargo, poco pudieron hacer por el chofer.
A partir de ese accidente, el STC incluyó en sus modos de conducción un sistema de pilotaje automático para regular la aceleración y frenado de los trenes.
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