A diferencia del Culiacanazo de 2019, en esta ocasión el llamado al resguardo fue preventivo. A las 7:00 de la mañana de este jueves, Sarai Rivera recibió la notificación oficial de quedarse en casa, sin embargo, “desde antes mi hermano ya me había escrito preocupado porque pensó que (los bloqueos y quema de vehículos) estaban pasando en el norte (de Culiacán)”.
Cuando supo que detuvieron a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, el sentimiento que invadió su mente fue el de preocupación.
“Imagínate, aquí es su casa, es muy difícil, pues ya sabes que bajo este tipo de circunstancias los de su organización no se van a quedar callados o con los brazos cruzados y lo mismo sucedería con las autoridades federales.
“Que uno no sepa bien qué sucede deja muchas incógnitas. A mí me preocupó porque pensé: Esto va a hacer que pase lo mismo que en 2019”.
Incluso, afirma que persiste el temor de salir y encontrarse con gente armada.
“Al salir hacia la casa de algún familiar podría encontrarme con que está cerrado (el camino) y gente armada me regrese, quizá no me van a atacar, pero imagínate la impresión de que ves que ahí están un montón de camionetones con armas largas y encapuchados”.
‘Aquí no se escuchó nada’
Sarai Rivera tiene dos años viviendo al norte de Culiacán, a unos 20 kilómetros del aeropuerto y la salida más cercana a su domicilio es la de Imala. “Aquí no se escuchó nada”.
El resguardo al que llamó la autoridad estatal no le significó gran modificación en su dinámica laboral, pues es teleworker y se dedica al negocio del reaseguro, sin embargo, sí notó cambios en su entorno.
“Lo que sí, es que me di cuenta que nadie fue a trabajar y todo el mundo está resguardado. Cerca de mi domicilio hay algunas construcciones y también están vacías. Por lo regular, a partir de las 7:30 de la mañana ya se escucha música, se escucha ruido de los trabajadores y ahorita está muy muy silencioso todo, algo nada natural en Culiacán”.
Entre cohetes y balazos
Sarai señala que durante Navidad y Año Nuevo es común que la gente lance disparos al aire, “incluso ya sé distinguir cuando son cohetes y cuando son balas. Es como una tradición de la gente lanzar disparos en esas fechas”.
Sin embargo, pese a que la detención de Ovidio Guzmán pudiera haberse traducido en enfrentamientos por todo Culiacán, el silencio persistió.
“La realidad es que no escuchamos absolutamente nada, ni disparos aéreos. En esta parte donde vivimos es un lugar abierto y en general la ciudad es muy abierta, no tiene tantos edificios como la Ciudad de México.
“Realmente por aquí no se escuchó nada y cuando tiran balazos a unos dos kilómetros se alcanza a escuchar hasta mi casa”.
Seguimiento por redes sociales
Las redes sociales muestran videos de autos incendiados y autobuses atravesados bloqueando avenidas, incluso, una grabación en el perímetro del aeropuerto da cuenta de disparos.
“Yo me siento segura porque estoy en mi casa, porque no escucho nada, pero la realidad es que no me he salido a asomar y por redes sociales veo que está lejos de donde estoy.
“Siento que solo en ciertos lugares fue donde sucedió, incluso hay pocos videos en redes sociales (que muestran los bloqueos e incendios de autos), pero de que está feo, sí está feo. La ciudad está sitiada”.
Y relata cómo en uno de los videos se muestra que pese a los bloqueos, la sociedad civil no ha sido víctima de ataques.
🚨Desde muy temprano se reportaron al menos cuatro narcobloqueos en diversos puntos de Culiacán, las autoridades estatales piden a la población quedarse en casa pic.twitter.com/5azjwVILuQ
— Reporte Índigo (@Reporte_Indigo) January 5, 2023
“Realmente no se siente miedo, estamos tranquilos, y siento que tiene que ver porque el reporte es que no hay víctimas ni civiles ni de autoridades, pero te espanta que quieres ir a un lugar y te encuentras con un comando armado que no te deja pasar y ves bloqueos que te impiden, incluso, llegar a tu casa.
“Vi un tuit en el que una señora comenta que estaba a tres cuadras de su casa y no la dejaban pasar, pero al señalar que vivía cerca la dejaron cruzar y casi casi la iban cuidando y le decían que se guardara en su casa.
“Realmente no atacan a los civiles, por eso creo que a la gente no le da tanto miedo, sin embargo”, aunque señala que persiste el temor de que se pueda ser víctima de una bala perdida.