Los 438 especialistas en salud mental que hay en las clínicas de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México enfrentan el desafío de atender a un mayor número de pacientes con trastornos psicológicos y psiquiátricos.
En 2013, los hospitales de la Sedesa local dieron consultas por padecimientos mentales a 11 mil 783 personas, pero para el 2017 la cifra creció a 13 mil 824, señalan los Subsistemas de Información de la dependencia.
De acuerdo con el Sexto Informe de Gobierno de la Sedesa 2018, de 2012 a 2018 se diagnosticaron a 391 mil 412 enfermos mentales.
La mayoría de los pacientes, 66 mil 811, el 17 por ciento, con depresión.
Los trastornos depresivos, que representan una parte importante del total de atenciones, son propiciados por el estrés derivado del aumento de la población, asegura Adán Navarro García, especialista de la Facultad Mexicana de Medicina de la Universidad La Salle (ULSA).
La base de datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestra que en el año 2000 la población de la capital ascendía a ocho millones 600 mil habitantes.
El censo más reciente de 2015 indica que esa cifra aumentó a ocho millones 916 mil habitantes. Casi 400 mil personas más.
Sin embargo, en la ciudad hay solo 385 psicólogos y 53 psiquiatras en el sector público que deben atender el aumento de la demanda de la atención médica mental, de acuerdo con la solicitud de información con número de folio 0108000506019, realizada a la Secretaría de Salud.
Entre los obstáculos para enfrentar la situación, refieren expertos, están los estigmas que permanecen en torno a los trastornos psicológicos.
El especialista de la ULSA Adán Navarro García afirma que entre más población exista, habrá más problemas como el estrés, que genera depresión, así como adicciones a sustancias.
“Mientras seamos más mexicanos, habrá más tránsito vehicular, más necesidades, más violencia, más adicciones, que también deben ser tratadas por especialistas de la salud mental”, declara en entrevista con Reporte Índigo.
Indica que este factor es el que ha provocado un incremento en el número de consultas por padecimientos mentales tanto en la capital como a nivel nacional.
Datos del INEGI, disponibles en su portal electrónico, muestran que en el país la población ha crecido de 91 millones 158 mil 290 habitantes en 1995, a 119 millones 938 mil 473 en 2015.
Respecto a la cifra de padecimientos de salud mental, la misma fuente revela en su base de datos que en 2015, 3 millones 52 mil 865 personas dijeron sentirse deprimidos a diario, cantidad que aumentó a 3 millones 241 mil 260 en 2017.
Mientras que datos de la Secretaría de Salud federal del 2014, señalan que en México el 10 por ciento de la población padece depresión relacionada con el estrés laboral, emocional o económico.
Por otra parte, el panorama global que da la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que más de 300 millones de personas viven con dicha enfermedad, lo que representa un incremento de más del 18 por ciento entre 2005 y 2015.
García Navarro añade que la estigmatización de los trastornos mentales complica la situación, pues socialmente se tiene la idea de que alguien con un padecimiento psicológico es un “loco”.
“Los trastornos psiquiátricos y las condiciones relacionadas con la salud mental son de los aspectos con mayor estigma, del que no solo son objeto los pacientes y sus familiares, sino también las intervenciones terapéuticas que se utilizan en su manejo, incluyendo al personal de salud que brinda atención a estas patologías”, señala una publicación de la Gaceta de la Facultad de Medicina de la UNAM de febrero de 2018 titulada “Desestigmatizar los trastornos mentales para su atención adecuada”.
El Sexto Informe de Gobierno 2018 de la Sedesa también considera que los estigmas son un impedimento para dar una atención médica mental de calidad.
“Entre los obstáculos está la estigmatización y la discriminación de los enfermos mentales y sus familias, así como la falta de sensibilidad y capacitación del personal de la salud, lo que desalienta o retarda la búsqueda de ayuda profesional, y por ende el acceso a un diagnóstico y un tratamiento oportuno.
Se estima que de las personas que presentan síntomas o enfermedades mentales, solo el 20 por ciento solicita atención en servicios de primer contacto y la mayoría no son diagnosticadas ni reciben tratamiento”, detalla el documento.
Reformas para la salud mental, el pendiente
María Elena Teresa Medina-Mora Icaza, doctora en Psicología Social por la Facultad de Psicología, afirma que el sistema de salud nacional y el de la capital necesitan reformas importantes para atender la demanda creciente de pacientes mentales.
Primero que se le asigne mayor presupuesto a la atención psiquiátrica por parte de las autoridades.
En octubre de 2018, la Asociación Mexicana Psiquiátrica consideró que el presupuesto anual promedio de la Secretaría de Salud Federal a la atención de los padecimientos mencionados tenía que aumentar del 2 al 5 por ciento. Otra reforma, que recomienda la especialista, es incorporar a las enfermedades mentales al primer cuadro de atención médica en el sector salud.
“Necesitamos incorporar la salud mental al primer cuadro de enfermedades para que se puedan atender junto con las adicciones, incorporar las enfermedades mentales a los hospitales generales”, dice.
Explica que los médicos generales deben ser capacitados para atender los padecimientos leves relacionados con la psiquiatría mientras que las trabajadoras sociales de los hospitales podrían apoyar con los de la psicología.
Lo anterior haría que los especialistas atiendan la demanda de los casos que requieran una intervención más a fondo.