El reto de digitalizar la economía mexicana

Dar paso a las nuevas tecnologías no ha sido un reto fácil para los consumidores, productores y proveedores de servicios en el país, quienes aún prefieren viejas prácticas como el uso de dinero físico, situación que se complica ante la falta de educación financiera
Gabriel Nava Gabriel Nava Publicado el
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A pesar de los esfuerzos que han incentivado la transición a los procesos digitales en los últimos años, la economía mexicana vive un rezago importante en la adopción del uso de soluciones tecnológicas.

México cuenta con la segunda economía más grande de Latinoamérica, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sin embargo, su dimensión contrasta con el consumo de innovaciones como la banca digital, los medios de pago electrónico y las soluciones en tecnología financiera que se da en el país.

Por lo que, avanzar en la labor de migrar las compras y transacciones lejos del dinero físico, además de consolidar un ecosistema digital, luce como un reto difícil de superar, sobre todo en un país donde ocho de cada 10 personas prefieren usar efectivo para compras mayores a 500 pesos, de acuerdo a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

Dicha resistencia a la incorporación de dinámicas tecnológicas coloca a la economía mexicana lejos de las grandes tendencias globales como el uso de la banca digital.

Datos de la empresa Comscore sugieren que, mientras cinco de cada 10 mexicanos hacen uso de aplicaciones bancarias, en España más del 75 por ciento ya tienen como hábito el realizar transacciones desde su celular.

“En Europa la gente usa su celular para pagar todo y, aunque se trata de un proceso evolutivo y estoy segura de que México va para allá, va a tomar tiempo, ya que desafortunadamente en el país el uso del dinero físico es determinante, por el lado de las tiendas cada vez percibimos más efectivo para las compras, eso es un detractor para que se incentive el medio de pago digital”, opina al respecto Estephany Ley, directora corporativa de banca minorista Grupo Coppel.

A pesar de que en la última década las terminales de pago han aumentado hasta posicionarse en establecimientos de todo tipo, todavía tres de cada 10 personas con tarjeta de débito no la utilizan porque prefieren pagar en efectivo, explica la Asociación de Agregadores de Medios de Pago (ASAMEP).

Por su parte, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), estima que el 70 por ciento de las empresas mexicanas no se han involucrado en un proceso de digitalización, incluido su aspecto económico, dejando de lado la posibilidad de hacer uso de soluciones tecnológicas especializadas en brindar servicios financieros, conocidas como Fintech.

“El beneficio que conlleva que las micro y pequeñas empresas puedan cobrar de manera digital y eventualmente generen un historial crediticio que les ayude a ser considerados para financiamientos que escalen sus negocios, es ahora posible gracias a los agregadores de pago, aunque todavía no se ve reflejado”, considera Ernesto Calero, director general de Fintech México.

Los datos muestran que el avance en la vinculación de la economía mexicana al ámbito digital presenta un atraso importante a pesar de que las compras en línea, los usuarios de la banca digital y las transacciones electrónicas se incrementaron gracias a la pandemia, lo que lleva al cuestionamiento de por qué el mexicano está tan arraigado al dinero físico.

¿A qué se debe el rezago?

Desde los aspectos culturales hasta la falta de educación financiera, son diversos los factores que influyen para que la cantidad de efectivo en circulación dentro de la economía mexicana ascienda a 8.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), uno de los registros más elevados en los últimos años, exponen datos de la CNBV.

Contrario a lo que se podría llegar a pensar, el rezago de la digitalización económica en México no parte de una deficiencia en temas como la infraestructura, ya que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) tiene registro de que 85 millones de mexicanos logran acceder a internet desde sus teléfonos inteligentes y 79 millones lo hacen de manera diaria.

Tampoco se trata de una cuestión legal, pues desde 2018 el país cuenta con un marco regulatorio específico para el tema, conocido como Ley Fintech.

En México casi cinco de cada 10 personas son usuarios de la banca digital, un nivel menor en comparación a lo que sucede en economías de la región como Brasil o Argentina. Foto: Especial
En México casi cinco de cada 10 personas son usuarios de la banca digital, un nivel menor en comparación a lo que sucede en economías de la región como Brasil o Argentina. Foto: Especial

Incluso, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) tiene conocimiento de que una de cada cinco instituciones bancarias disminuyó su número de sucursales ya que existe un replanteamiento de la estrategia comercial orientada al robustecimiento digital.

No obstante, el arraigo al efectivo por parte de las personas con mayor edad, el desconocimiento del funcionamiento de las aplicaciones bancarias y la desconfianza al sistema financiero y tributario son algunos de los factores que expertos del tema consultados por Reporte Índigo mencionan como causales para que el mexicano no opte por las soluciones digitales en materia económica.

“Existen voluntades para cambiar el panorama, pero hay un gran error de las personas en la industria (de tecnología aplicada a la economía) al no evidenciar la aportación y benéficos que existen por el uso de estas soluciones que derivan en una mejor inclusión financiera, porque es probable que el consumidor ni siquiera lo tenga tan claro”, señala Myriam Cosío, presidenta de ASAMEP.

Panorama regional

México se ha visto superado por diversos países de la región en la implementación de innovaciones fintech como resultado de una transición lenta en la digitalización de su economía.

Aunque el país fue pionero al crear una legislación capaz de regular a las instituciones de tecnología financiera que iban dando sus primeros pasos durante la década pasada, eso no implicó que México lograra posicionarse como líder en una de las industrias del futuro.

Actualmente nuestro país ocupa el noveno lugar dentro de la región en penetración de pagos electrónicos, incluso por debajo de Colombia, Guatemala y Panamá, de acuerdo con la Asociación de Agregadores de Medios de Pago (ASAMEP).

También es el país con menor cantidad de transacciones con tarjeta por personas adultas en la comparación entre países de ingreso similar, elaborado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

El proceso de digitalizar la economía transcurre a ritmos diferenciados en Latinoamérica, no obstante, los países enfrentan los mismos grandes obstáculos: el predominio del efectivo, un alto porcentaje de informalidad económica y baja educación financiera. Foto: Especial
El proceso de digitalizar la economía transcurre a ritmos diferenciados en Latinoamérica, no obstante, los países enfrentan los mismos grandes obstáculos: el predominio del efectivo, un alto porcentaje de informalidad económica y baja educación financiera. Foto: Especial

Aunque existen diferencias en los sistemas económicos de los países que integran la región, diversos esfuerzos, innovaciones y estrategias han contribuido a que otras naciones obtengan un mejor resultado en cuanto a la transición a una economía digitalizada.

“Algunas de las economías latinoamericanas tienen una importante supervisión fiscal; en Brasil, por ejemplo, prácticamente todos los comercios a la hora de que reciben un pago emiten un comprobante y en ese momento se registra en el conteo hacendario”, explica Juan Miramontes, consejero de ASAMEP.

Incluso, las condiciones de desigualdad económica en la región han jugado como un incentivo para poder generar innovaciones para moverse hacia la digitalización y optimizar la entrega de asistencia económica.

“Una parte no menor de la digitalización de los colombianos más vulnerables vino vía subsidios; esa situación se aprovechó para permitir el ingreso de jugadores nuevos de billeteras digitales, hoy una de las billeteras digitales más grandes tiene más de cuatro millones de usuarios, pero fue el Estado liderando y planteándose pasar los subsidios en efectivo a un esquema de entrega digital”, expone Gabriel Santos, presidente de Colombia Fintech.

Por ahora, el proceso de digitalización de la economía transcurre en México y Latinoamérica a ritmos diferenciados, aunque enfrentan los mismos grandes obstáculos, que son el predominio del efectivo, un alto porcentaje de informalidad económica y baja educación financiera, considera Bruno Rivadeneyra, ejecutivo a cargo de las operaciones en Perú de Facephi.

Mercado con grandes oportunidades

Aunque los datos sugieren un rezago en la transición hacia una economía digitalizada en México, las empresas ven esta situación como una oportunidad para abrirse camino en un mercado que tiene un gran potencial de crecimiento, según lo consideran Myriam Cosío, vicepresidenta de asuntos externos de Clip, y Tory Jackson, jefe de desarrollo de negocios y estrategia de Galileo Financial Technologies.

Ambos ejecutivos coinciden en que la digitalización de la economía mexicana es una realidad que gana fuerza día a día, marcando un cambio de paradigma que ha transformado por completo las actividades financieras de los consumidores en el país.

“Antes, la gente tenía una tarjeta de débito, le depositaban su sueldo e iba al cajero a sacarlo para guardarlo debajo del colchón; hoy en día se siente mucho más cómoda, ya que no necesita llevar tanto efectivo consigo, dado que puede utilizar su tarjeta en más lugares y  cuenta con mayores medidas de seguridad“, asegura Cosío.

Aunque la economía se encamina hacia un esquema digital, profundizar en ello requiere que la educación financiera se convierta en una constante entre la ciudadanía. Foto: Especial
Aunque la economía se encamina hacia un esquema digital, profundizar en ello requiere que la educación financiera se convierta en una constante entre la ciudadanía. Foto: Especial

Aunque la economía se encamina hacia un esquema digital, profundizar en ello requiere que la educación financiera se convierta en una constante entre la ciudadanía, ya que este es el factor principal que genera resistencia a la adopción de avances tecnológicos en materia financiera.

“Lo que falta es una educación financiera que permita visualizar los beneficios que existen al adoptar las nuevas tecnologías aplicadas a la economía”, explica Jackson.

Además, hay otros factores pendientes, como la modificación de regulaciones que permitan una competencia más justa, un aumento en la conectividad para que los usuarios puedan digitalizarse en mayor medida y una revisión de las condiciones del mercado, que son los principales desafíos que enfrenta el proceso de digitalización de la economía en el país.

“Necesitamos una coordinación de toda la industria con las autoridades para replantear la próxima década; han sido unos primeros 10 años muy buenos, pero al compararnos con Chile, Argentina y Brasil, que nos alcanzaron y superaron, creo que tenemos la obligación de replantear nuestras estrategias a seguir”, considera la vicepresidenta de asuntos externos de Clip.

Por ahora, el jefe de desarrollo de negocios y estrategia de Galileo Financial Technologies sigue soñando con el momento en que todos los consumidores del país hablen el mismo lenguaje, uno que solo la economía digital puede ofrecer.

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