El refugio de los sueños rotos

Como muchos mexicanos, Juan deseaba darle lo mejor a su familia. Cuenta con estudios, pero no encontraba una oportunidad laboral para brindarle sustento a los suyos. 

Por eso, con miedo, valor y dolor dejó a su familia, su casa y su vida en México para emprender un recorrido en el que no sólo tuvo que librar la muerte, sino que también estuvo expuesto a asalto, secuestro e inseguridad a causa del crimen organizado en la frontera con Estados Unidos.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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61
por ciento
de los migrantes
que regresaron al país
declaró haberlo hecho para reunir a sus familias
El objetivo de la Casa del Migrante es acoger a los migrantes mexicanos y centroamericanos que llegan a la frontera
“Vienen, desde que son deportados, con sus derechos humanos muy violados, esposados porque para Estados Unidos el ser migrante es un ‘delito’ y los regresan como delincuentes”.
Edith Hinojosa de Garzapresidenta del Patronato de la Casa del Migrante ‘Nuestra
Señora de Guadalupe’
"Ellos mismos nos dicen ‘tenemos mucho miedo’, vienen con el rostro y la mirada con temor por todo lo que están viviendo”
Edith Hinojosa de Garzapresidenta del Patronato de la Casa del Migrante
https://www.youtube.com/watch?v=D65WjqSpETw

Como muchos mexicanos, Juan deseaba darle lo mejor a su familia. Cuenta con estudios, pero no encontraba una oportunidad laboral para brindarle sustento a los suyos. 

Por eso, con miedo, valor y dolor dejó a su familia, su casa y su vida en México para emprender un recorrido en el que no sólo tuvo que librar la muerte, sino que también estuvo expuesto a asalto, secuestro e inseguridad a causa del crimen organizado en la frontera con Estados Unidos.

Durante su trayecto pasó frío, calor, hambre, sed, sueño y no pudo dormir durante horas y posiblemente días. Tampoco pudo descansar o hablar con la familia que dejó.

Su sueño –americano– se vio truncado cuando fue deportado por las autoridades estadounidenses, quienes lo regresaron a su lugar de origen atado de pies y manos, con la dignidad por los suelos, sus derechos humanos violentados, con un estado anímico y psicológico muy afectado, y despojado de sus pertenencias e identificaciones, ya que así llegan los migrantes deportados a México.

Así como Juan –cuya identidad fue cambiada– miles de migrantes son deportados de Estados Unidos, de donde son repatriados inclusive portando el uniforme penitenciario. 

Una vez que son repatriados, los “paisanos” como Juan enfrentan otro tipo de problemas cuando tocan su tierra.

El estado en el que llegan los hombres, mujeres, jóvenes y hasta niños deportados como Juan estremece la piel de cualquiera.

 “Ellos mismos nos dicen ‘tenemos mucho miedo’, vienen con el rostro y la mirada llenos de temor por todo lo que están viviendo”, dice en entrevista para Reporte Indigo Edith Hinojosa de Garza, presidenta del Patronato de la Casa del Migrante “Nuestra Señora de Guadalupe”, en Reynosa, Tamaulipas.

Es una asociación civil que ha dado el ejemplo a nivel nacional de cómo afrontar el fenómeno de migración y crisis humanitaria, logrando la colaboración entre instancias gubernamentales, civiles y sociales.

En la Casa del Migrante se ha formado una sinergia de apoyo, empatía y trabajo entre gobierno y sociedad de manera única.

“En la comunidad de Reynosa tenemos mucho apoyo por parte de la gente, la sociedad ya está muy consciente y muy sensible de lo que es el fenómeno migratorio y va a seguir porque ‘todos somos migrantes’, todos hemos estado en algún momento de nuestra vida buscando una mejor oportunidad”, comenta Edith.

Y agrega que han visto “muy buena respuesta por parte de la comunidad porque se han aliado con nosotros mucha gente, como doctores, dentistas, abogados de migración, el gobierno”.

Cuando los mexicanos repatriados son atendidos en este lugar que les proporciona la facilidad de contactar sus familiares, lo primero que dicen es: “Me siento como en mi casa”.

Precisamente ese es el objetivo, que los migrantes y refugiados –tanto mexicanos como centroamericanos– sientan que han llegado “a su casa”.

“Yo no digo que no los deporten, están en todo su derecho. Son leyes y hay que respetarlas, pero dignamente. Luchamos mucho porque antes venían con esposas de fierro –en manos y pies– y ahora vienen con cinchos de plástico”, dice Hinojosa, quien tiene 15 años trabajando con migrantes y desde el 2007 se ha entregado a la labor en la Casa del Migrante “Nuestra Señora de Guadalupe”.

“(Los migrantes) son nuestros hermanos y les estamos dando un lugar digno que ofrecerles y es lo menos que podemos hacer por ellos”, dice Hinojosa. Con sólo escucharla hablar se aprecia su empatía hacia la labor que hace con los mexicanos repatriados.

Escucharla hablar es conocer el fenómeno de la migración desde una perspectiva humana, pura y cruda a la vez.

Ayuda y apoyo incondicional

En la Casa del Migrante les acogen con hospedaje de tres a cinco días, dependiendo del caso de cada migrante.

Además del hospedaje, se les alimenta y se les proporciona ropa y zapatos, ya que llegan solamente con lo que traen puesto, 

“A los deportados, a muchos de ellos, les quitan sus papeles, por lo que no traen ninguna identificación”, comparte Edith Hinojosa de Garza

Una de las metas de la Casa del Migrante es que los mexicanos repatriados se comuniquen con sus familiares, porque en muchos casos ya han perdido todo contacto y este organismo es el enlace.

A su vez, les imparten pláticas en las que les hablan sobre la importancia que hay en el regresar a su lugar de origen, con su familia.

Esta asociación también brinda el apoyo para que los migrantes, en su paso por Reynosa, se sientan confiados, porque en ocasiones la Border Patrol les dice que llegando a México “los van a matar”.

La seguridad también es un factor imprescindible en las casas de migrantes, la policía militar ronda el lugar ya que los migrantes están muy expuestos, “porque los buscan muchas bandas del crimen organizado”, agrega Hinojosa.

Otro objetivo es que los migrantes recobren su sentido de dignidad y su valor como seres humanos.

“Vienen, desde que son deportados, con sus derechos humanos muy violados, esposados porque para Estados Unidos el ser migrante es un ‘delito’ y los regresan como delincuentes”.

Por ello, en la Casa del Migrante se les proporcionan terapias psicológicas y apoyo por parte de las religiosas de la orden de Vicente de Paúl, que atienden este lugar, y del sacerdote Francisco Gallardo López, coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros, Tamaulipas.

Muchos migrantes que llegan a la Casa del Migrante (antes de intentar cruzar a Estados Unidos), vienen sin dinero después de haber recorrido un largo trayecto, como es el caso de los centroamericanos.

“No nos fijamos de qué país son o qué credo practiquen, estamos abiertos para apoyar a todos los migrantes”, dice Edith con una sonrisa.

Refiere que a nivel social en México –y el mundo– urge que se deje de etiquetar y discriminar a los migrantes, muchos de ellos tienen profesión y se les trata como delincuentes.

Colaboración en todos los sentidos

A las personas que llegan ahí también se les brinda el apoyo de abogados que trabajan pro bono con el fin de dar un servicio comunitario sin igual.

Edith señala que muchos se sorprenden cuando les platica que reciben el dinero íntegro por parte de diversas instancias. 

“Por increíble que parezca, otro apoyo de gran ayuda han sido los redondeos, estamos muy agradecidos porque cada vez que dan apoyo es una mejora para poder dar manualidades a los migrantes, porque ellos saben hacer muchas cosas.

“Al escuchar cómo los trataron y denigraron en Estados Unidos, otros me dicen: ‘licenciada, págueme el boleto y prefiero regresarme con mi familia, o que me lleven a migración”, cuenta la presidenta del Patronato de la Casa del Migrante.

“No los vuelves a ver y aún así hemos tenido donativos por parte de migrantes que lograron hacer su vida en Estados Unidos”, y que fueron atendidos en alguna ocasión por la Casa del Migrante.

“Los migrantes son super agradecidos y jamás se les olvida lo que haces por ellos”, enfatiza.

Soporte oficial

Hace cinco años, el gobierno de Tamaulipas creó el Instituto Tamaulipeco para los Migrantes (ITM), el cual tiene como finalidad “mejorar los vínculos del Estado con la población de origen tamaulipeco residente en el exterior, así como hacer respetar los Derechos Humanos y la dignidad de los Migrantes en Tamaulipas”, de acuerdo a su descripción oficial.

El ITM colabora apoyando a la Casa del Migrante en Reynosa.

“Vimos una luz porque dijimos ‘ya no vamos a estar solos, nos van a seguir apoyando’, ya que otra de las misiones de la Casa del Migrante es que más autoridades, ya sean las municipales, las estatales y las federales se interesen en el fenómeno migratorio”, comenta Hinojosa de Garza.

A raíz de los hechos en San Fernando, Tamaulipas, donde fueron encontradas fosas clandestinas con cuerpos de migrantes, se creó este instituto.

“Lo cual benefició enormemente a las casas de migrantes porque nos hemos apoyado en todos los programas que ellos nos dan”, agrega Edith.

Uno de esos programas son cursos de capacitación y un certificado por parte del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) para que regularicen todo lo que aprendieron en Estados Unidos.

“Hay muchos migrantes que tienen de 10 a 15 años (en EU) y allá los capacitan, tienen un oficio y ese oficio aquí se les reconoce para que tengan más oportunidades de buscar un mejor trabajo y tener un mejor sueldo”, dice.

El gobierno tamaulipeco aporta 100 mil pesos mensuales para el sostenimiento de las instalaciones de las casas de migrantes en Reynosa.

La colaboración entre asociaciones civiles y el gobierno en Tamaulipas –junto con el apoyo de la ciudadanía– son un ejemplo para la República Mexicana. 

“Inclusive cuando vamos a reuniones a nivel nacional, se sorprenden de que se haya dado esta relación entre la asociación civil y el gobierno”.

El gobierno municipal también proporciona el apoyo para velar y enterrar a los migrantes que fallecen en su búsqueda del sueño americano.

En ocasiones, tanto familiares –sobre todo del sur del país– como gobiernos de otros estados no cuentan con los recursos para trasladar el cuerpo.

Por lo que la Casa del Migrante, con el apoyo del gobierno, les paga el transporte a la familia para que acudan a Tamaulipas a velar y enterrar a su familiar fallecido.

Mexicanos de regreso

Para muchos mexicanos el sueño americano no es perenne, por lo que deciden regresar a su tierra. De hecho, un estudio reciente del Pew Research Center reveló que cada vez más “paisanos” se están regresando de Estados Unidos.

De hecho, más mexicanos están regresando a casa que migrando a EU.

De acuerdo al Pew Research Center, en el periodo que comprende entre 2009 y 2014, un millón de mexicanos y sus familias –incluidos los niños nacidos en EU– dejaron la búsqueda del sueño americano para volver a México.

Y alrededor de 870 mil mexicanos y sus familias migraron a EU desde la República Mexicana. Este es el menor flujo de migración que se ha registrado desde la década de 1990, de acuerdo al centro de investigaciones. 

Estas son cifras récord a nivel histórico, tomando en cuenta que México es el país que mayor cantidad de migrantes “genera” hacia EU, y representa el grupo con mayor cantidad de inmigrantes indocumentados en dicho país.

De todo el mundo, la República Mexicana es el país que más inmigrantes ha enviado a Estados Unidos, con un aproximado de 16.2 millones.

Al menos el 45 por ciento de la población estadounidense considera que los inmigrantes han resultado un beneficio para el país, a largo plazo.

El 37 por ciento opina completamente lo contrario.

El análisis a cargo del Pew Research Center señaló que el 49 por ciento de los norteamericanos desea que disminuya la inmigración. Y ocho de cada 10 personas en EU cree que el sistema de inmigración necesita ser modificado y renovado.

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