El PRI, al borde del colapso

El resurgimiento del PRI en la capital del país ya no se vislumbra. Las aspiraciones de gobernar la ciudad y un puñado de delegaciones son cada vez más complejas, al grado que deberán nombrar tres nuevos candidatos a jefes delegacionales.

Las demarcaciones son: Tlalpan, Gustavo A. Madero y Xochimilco. En las dos primeras el tricolor tendrá que hacer una elección interna, nombrar candidatos y realizar su campaña electoral: ¡Todo en menos de 15 días!

En la tercera, realizar una sustitución de abanderado, de acuerdo con la Comisión de Procesos Internos del PRI-DF.

Jonathan Villanueva Jonathan Villanueva Publicado el
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El resurgimiento del PRI en la capital del país ya no se vislumbra. Las aspiraciones de gobernar la ciudad y un puñado de delegaciones son cada vez más complejas, al grado que deberán nombrar tres nuevos candidatos a jefes delegacionales.

Las demarcaciones son: Tlalpan, Gustavo A. Madero y Xochimilco. En las dos primeras el tricolor tendrá que hacer una elección interna, nombrar candidatos y realizar su campaña electoral: ¡Todo en menos de 15 días!

En la tercera, realizar una sustitución de abanderado, de acuerdo con la Comisión de Procesos Internos del PRI-DF.

El mandato proviene de la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (última instancia); el trabajo proselitista en esas delegaciones se desestabilizó.

Las encuestas muestran a un PRI cada vez más débil, y con posibilidades de ganar sólo en las delegaciones Milpa Alta y Cuajimalpa. La campaña de Beatriz Paredes Rangel al Gobierno del Distrito Federal no despega y la promoción de sus candidatos pasa desapercibida.   

¿Por qué el PRI ha enfrentado una serie de conflictos al interior?

¿Quién está detrás de sus tropiezos electorales?

¿Quién es el mayor beneficiado con la división del partido?

La respuesta es clara: la fractura en el PRI es consecuencia de las diferencias entre los grupos de poder, afines a Beatriz Paredes y a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, líder del Movimiento Territorial.

Por eso el PRI está al borde del colapso.

La falta de consenso entre ambos bloques ha provocado una cadena de juicios electorales, que a 16 días de la jornada electoral, generó cambios de candidatos y aún no se sabe quienes serán los sustitutos.

El origen del conflicto

A mediados del 2011 un grupo de militantes ganó un recurso para que el PRI en el DF renovara la dirigencia y sus órganos de control (consejo político). El mandato fue impugnado y suspendido. El caso se replicó en tres ocasiones.

Tras años de abandono, el priísmo comenzó a perfilarse como una opción de alternancia en este proceso electoral, por eso, el bloque afin a Beatriz Paredes y María de los Ángeles Moreno trató de tomar el control del partido.

Cuauhtémoc Gutiérrez y su grupo, quienes han realizado trabajo territorial en los últimos 10 años dentro del DF, no lo permitieron. Y judicializaron el proceso interno, al grado que no hubo elección y se nombró desde el CEN a un delegado especial.

Carlos Chaudón se convirtió en el hombre que asumió el control del partido. El es cercano a Paredes Rangel; opositor al también diputado federal, Gutiérrez de la Torre.

El reparto de candidaturas se atoró. No hubo acuerdo y la solución fue una: ir a las urnas para definir todas las candidaturas a puestos de elección popular. El panorama favorecía al legislador.

Incluso, uno de sus principales operadores, el diputado local Israel Betanzos solicitó apoyo a las estructuras perredistas para el proceso interno. El PRD aceptó con un solo propósito: dividir al PRI.

La lectura en el CEN del tricolor no tardó en llegar. La única opción para impedir el empoderamiento de Cuauhtémoc fue suspender la elección interna bajo el pretexto de designar candidaturas con apego a la cuota de género. Pero la decisión se impugnó.

Consecuencia

El revés estuvo a cargo de la Sala Regional del Tribunal Electoral, instancia que invalidó la cancelación del proceso interno de selección de candidatos, programado para el 30 de marzo pasado.

La postura del tribunal tiene fundamento legal en el artículo 296, donde se advierte que las cuotas de género no son aplicables cuando las candidaturas provengan de un proceso interno de selección de candidatos: caso del PRI.

El caso en concreto deriva del juicio promovido por el priista Fernando Gómez, quien el 22 de marzo se registró como precandidato a la jefatura delegacional en Gustavo A. Madero y ya no pudo participar por disposición de su dirigencia.

Al invalidarse el acuerdo de cancelación de la elección, se abrió la ruta para que todos los juicios que lleguen por un asunto similar al del aspirante a la delegación Gustavo A. Madero, tengan el mismo final.

En consecuencia, los abanderados depuestos por cuota de género en las tres demarcaciones antes mencionadas podrán participar en una nueva elección interna, ya que las candidaturas actuales dejaron de tener validez.

“Suspendemos el proceso interno de selección de candidatos para adecuar nuestras candidaturas a jefes delegaciones y diputados locales para atender la participación de las mujeres”, manifestó la dirigencia del tricolor al consumar la cancelación de las internas.

Es así como los militantes afectados en sus derechos político-electorales acudieron a los tribunales a exigir su derecho de votar y ser votados dentro de su partido; la Sala Regional les dio la razón.

En la resolución de la Sala Regional, se advierte en el caso concreto, que la Comisión de Procesos Internos de ese instituto político, le negó el registro, por el supuesto incumplimiento de uno de los requisitos.

Pero que tras una revisión minuciosa los magistrados consideraron que el fundamento legal del PRI para no permitirle su participación en el proceso interno de selección de candidatos es inoperante.

Por esa razón, los tres magistrados electorales emplazaron al PRI a revisar nuevamente la documentación de Fernando Gómez y evaluar su candidatura.    

Efecto dominó

La campaña presidencial en el Distrito Federal no logra despuntar. Incluso, prendió los focos rojos en el cuarto de guerra de Paredes Rangel.

La apuesta de los priístas, en una primera fase era básica: que la oleada de votos a favor del candidato a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto les otorgara, por sí sola, cargos locales de elección popular.

En reuniones previas, confirmadas por fuentes al interior de PRI, se aseguró que la expectativa de la elección local y presidencial requiere de un millón y medio de votos capitalinos.

Los números arrojados por las encuestas no les dan los puntos necesarios. Por el contrario, conflictos legales y diferencias entre los grupos de poder menguan el potencial tricolor.

A eso se le suma el hecho de que los afines a Gutiérrez de la Torre, como Cristián Vargas (el dipuhooligan) hacen campaña en lo local a favor de Miguel Ángel Mancera, el candidato del Movimiento Progresista al GDF.

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