El PRI, al abismo de la mano de ‘Alito’ Moreno

Después de meses de malos manejos, escándalos de su dirigente, Alejandro Moreno, y de una alianza opositora que no convenció, el PRI tuvo el 2 de junio uno de los peores resultados de su historia reciente
Rubén Zermeño Rubén Zermeño Publicado el
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El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ya no es lo que era. Atrás quedaron las épocas en las que el tricolor decidía cada movimiento de la vida política nacional del país, en la que ponía presidentes, gobernadores, presidentes municipales y podía reformar la Constitución libremente.

También, ya es cosa del pasado la temporada de la “segunda oportunidad” en la que se decía que el PRI, al igual que la materia, no se destruía, solo se transformaba.

Ahora, vemos a un Revolucionario institucional muerto por dentro y agonizando hacia afuera, con poca presencia en territorio y que necesita de una alianza con su enemigo natural, el Partido Acción Nacional, para poder sobrevivir.

Luego de los resultados preliminares de la jornada electoral del pasado domingo 2 de junio, el Revolucionario Institucional habría conseguido tan solo el 9.6 por ciento de la votación nacional.

Al frente de esta debacle, se encuentra Alejandro Moreno “Alito”, el hombre que podría terminar con la vida del partido más antiguo de México.

Entre escándalos personales, desbandadas de candidatos y militantes y pérdida en la credibilidad avanza la gestión de “Alito”, presidente nacional del PRI desde el 18 de agosto del 2019 y a quien incluso cuadros dentro de la campaña de Xóchitl Gálvez lo responsabilizan, en gran medida, del fracaso opositor.

El fracaso del PRI es tal que ni siquiera pudo hacerse con la mayoría de los votos en los estados que gobierna. En Coahuila, consiguió alrededor del 30 por ciento de la preferencia electoral contra el 43 por ciento de Morena y en Durango tan solo el 17 por ciento contra el 44 por ciento de Morena.

En el Congreso de la Unión, el PRI de “Alito” no consiguió ninguna senaduría por Mayoría Relativa ni por Primera Minoría y en las diputaciones no ganó en ningún distrito electoral.

El Revolucionario Institucional, después del 2 de junio incluso se convirtió en la cuarta fuerza política del país, debajo de Morena, el PAN y Movimiento Ciudadano.

Sobre esta situación de derrota, Alejandro Moreno refrendó el compromiso del partido de estar siempre con México.

“Con un instituto político guiado por los más altos valores de la democracia y la justicia social, hacemos un llamado a que prevalezca el diálogo, la concordia y el respeto a la pluralidad en el gobierno y el espacio público.

“Estamos convencidos de que la grandeza de nuestra nación depende de un respeto irrestricto al estado de derecho, la división de poderes y la representación de todas las fuerzas sociales que integran nuestra patria.  ¡El PRI siempre estará del lado de México!”, dijo.

El fracaso de la coalición

Al respecto, Claudia Benassini, profesora investigadora, Universidad La Salle Ciudad de México, critica el lugar que ocupa el PRI dentro de las fuerzas partidistas y menciona que la elección de apoyar a Xóchitl Gálvez en vez de ir solo en las boletas no fue la mejor elección.

“En 2024 el PRI cayó a la tercera fuerza opositora del país. Apoyar a Beatriz Paredes les hubiera beneficiado más que ir con una coalición desteñida. ‘Alito’ tiene una creciente y bien ganada mala fama.

“Es de sorprender que el propio partido no haya tomado en cuenta quién era su dirigente y cuáles sus intenciones. Cosa de revisar los daños. Beltrones pierde en Sonora y ninguna de sus coaliciones funcionó. Los estados que mantuvieron fueron panistas. ‘Alito’ es un muy mal activo priista”, critica la especialista.

Por su parte, José Manuel Urquijo, fundador de la agencia Sentido Común Latinoamérica, coincide en que la alianza opositora no fue la mejor decisión para el PRI, pero tampoco para el PAN.

“Podemos concluir que desde sus orígenes la alianza opositora entre el PRI y el PAN fue un error a largo plazo para la sostenibilidad de los partidos. El PAN pudo haberse renovado si en vez de aliarse al partido político más odiado de México, hubiera comenzado un proceso de reflexión en 2012”

“El PRI tiene una tasa de rechazo de más del 70 por ciento y es el partido más odiado de México. A eso se alió el PAN por pura ambición electoral, sin propósito, sin una causa real. El PAN absorbió los negativos del PRI y fueron mimetizándose sin darse cuenta”, agregó.

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