El oscuro guardián de la frontera

Las críticas se escuchan urbi et orbi. La designación de Ardelio Vargas Fosado, ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Puebla, como cabeza del Instituto Nacional de Migración (INM), ha provocado una gran polémica entre los activistas humanitarios.

Para empezar, el padre Alejandro Solalinde Guerra afirmó que, nombrando a un policía, se da una “bofetada” a los defensores de los derechos humanos, tanto en México como en Centroamérica:

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"Es la mayor decepción que Peña Nieto nos puede dar”
Alejandro SolalindeSacerdote

Las críticas se escuchan urbi et orbi. La designación de Ardelio Vargas Fosado, ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Puebla, como cabeza del Instituto Nacional de Migración (INM), ha provocado una gran polémica entre los activistas humanitarios.

Para empezar, el padre Alejandro Solalinde Guerra afirmó que, nombrando a un policía, se da una “bofetada” a los defensores de los derechos humanos, tanto en México como en Centroamérica:

“Es la mayor decepción que el gobierno de Peña Nieto nos puede dar”, agregó ayer el sacerdote desde el municipio poblano de Lara Grajales. 

Solalinde, a quien en diciembre pasado el presidente entregó el Premio Nacional de Derechos Humanos 2012, considera que estos pasan a un segundo plano y el gobierno federal “privilegia la seguridad y la obediencia a Estados Unidos”.

Fuentes consultadas por Reporte Indigo confirman, off the record, la lectura de Solalinde. Aseguran que la designación de “Ardelio” obedeció a que Estados Unidos –concretamente, el Homeland Security– pidieron un cuadro “duro” en el INM que sirviera para “sellar la frontera sur”.

Los encargados de consensuar tal acuerdo fueron el secretario Miguel Osorio Chong y el procurador Jesús Murillo Karam.  El nombre de Vargas Fosado fue considerado idóneo por ser policía, haber pasado “los controles de confianza” y, además, estar cercano al equipo hidalguense que hoy controla la secretaría de Gobernación.

Pero no fue la primera opción de los peñistas.

Arnulfo Valdivia Machuca, que trabajó este tema durante la transición, era su primera propuesta. Dicen que “tenía todo el know how” pero al final su candidatura “se cayó”: le mandaron a dirigir el Instituto para los Mexicanos en el Exterior de la Secretaría de Relaciones Exteriores. La vara alta la llevaba Vargas.

Operación Tláhuac

A Vargas Fosado se le vincula con las represiones de Atenco y Oaxaca y contra diversas movilizaciones sociales en Puebla. 

Además, fue acusado de formar parte de la “Operación Tláhuac”, presuntamente diseñada por la Policía Federal Preventiva (PFP), la Secretaría de la Defensa Nacional y del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, en el que entonces ejercía como Director de Investigación y de Seguridad.

Gustavo Rodríguez Zárate, coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humanitaria de la Arquidiócesis de Puebla, declaró a Proceso que Vargas se enfrenta a acusaciones ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Este policía sobre el que, a finales de 2006, recayó el mando de una sola “policía federal” –que fusionó a la AFI y a la PFP, como parte de la Estrategia Nacional de Combate contra la Delincuencia impulsada por Felipe Calderón– hoy se vuelve el guardián de la frontera sur de México.

Y el “buen samaritano”, como calificó Peña Nieto a Solalinde, no da crédito que el secretario Osorio Chong no haya considerado su petición de poner al frente del INM “a una persona versada en derechos humanos con solvencia moral, pero jamás… a un policía”.

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