Hoy Reporte Índigo publicó el texto ‘La negativa para ser nombrado’ en el que se habla sobre el caso de Jair, un tapatío que junto a su esposa entró en conflicto con el Registro Civil de Guadalajara al no poder registrar a su hijo con los apellidos y el orden que deseaban por motivos de “costumbre”.
El texto escrito por Jonathan Ávila explica que aunque únicamente los estados de “Yucatán, Morelos y el Estado de México permiten la libre elección del orden de los apellidos a los padres, a letra expresa en su códigos civiles locales, en la realidad todos están obligados a aceptar este cambio solicitado por los padres.”
Además apuntó que “en octubre de 2016, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que la obligación de un orden de apellidos como paterno principal y materno como secundario es un prejuicio que atenta contra las personas, pues discrimina y disminuye el rol que tiene la mujer en el ámbito familiar.”
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La publicación del texto provocó reacciones en las redes sociales. Los comentarios se enfocaron sobre todo en el de una usuaria que comentó: “Esas feminazis de todo arman broma… Caen en ridiculeces, en serio”. Lo que desembocó en numerosas respuestas que indicaban que ese término, que se usa para satanizar la lucha por la igualdad, estaba siendo usado sin argumentos válidos.
El artículo 61 del código civil del estado de Jalisco, como indica Yahir en los comentarios, dice: “El nombre propio será impuesto por quien declare el nacimiento de una persona, respetando la voluntad de los progenitores, pudiendo ser simple o compuesto y los apellidos serán el del padre y el de la madre, o en su caso sólo los de aquél o los de ésta en el supuesto de reconocimiento por separado.”
Según el texto original, en octubre del año pasado “la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que la obligación de un orden de apellidos como paterno principal y materno como secundario es un prejuicio que atenta contra las personas, pues discrimina y disminuye el rol que tiene la mujer en el ámbito familiar.”
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Jair se unió a la conversación en redes y dijo: “Hola, soy el padre de Darío y para nada soy “feminazi” (¿podría un hombre serlo?) solamente quiero preservar el apellido de mi madre quien ha dado todo por mí. Saludos a todos.”
A lo largo de la conversación hubo quienes cuestionaron el deseo de Jair por darle a su hijo el apellido de su abuela en lugar del de su abuelo. Una persona cuestionó por qué no quería utilizar el apellido de su papá y comentó: “se me hace un argumento muy estúpido que tu mamá ha dado todo por ti y por eso quieres poner su apellido primero, acaso tu papá no lo hizo? … Ojalá pienses bien las cosas, más que una laguna en el código donde lo puedes modificar a tu interpretación. Si dices que tu mamá ha dado todo pues entonces te hubiera registrado como madre soltera.” Y terminó manifestando: “Hay linajes y debes respetar eso”.
Por su parte hubo quienes manifestaron su simpatía con la lucha de Jair y reconocieron que su caso significa un precedente para “la transformación de paradigmas y esto representa un riesgo”. Además de señalar la relación que estos casos tienen que ver con los arquetipos patriarcales tradicionales.
Asimismo hubo quienes dijeron que en vez de estar dando espacio a este tipo de debates se debería luchar por mejores condiciones laborales y castigos más fuertes a quienes ejerzan violencia hacia las mujeres. Otros usuarios dijeron que este no era un asunto relevante. Y en general las personas mostraron preocupación por “el caos” que la diferencia de orden pudiera ocasionar