La estrategia implementada por el gobierno mexicano para hacer frente a la pandemia de Covid-19 carece de los elementos vitales que permitieron a países como China o Nueva Zelanda revertir la crisis sanitaria.
Eduardo Rosales, doctor en relaciones internacionales e investigador de la UNAM, dice en entrevista que una de las principales diferencias en la manera de atender la problemática de salud es que en las naciones donde se ha tenido más éxito en este sentido, no se está buscando sacar tajada de la situación.
Además, explica que a pesar de que hay acciones homologadas en todo el mundo para hacer frente a la pandemia, no en todos lados se pueden aplicar de la misma forma y el confinamiento es un claro ejemplo.
“La realidad económica de los neozelandeses o de los chinos es muy distinta a la de los mexicanos, allá, las personas tienen mayores recursos para efectivamente poder quedarse en sus casas. Aquí, desafortunadamente, la mayoría de las personas no pueden dejar de trabajar a pesar de poner en riesgo su salud”.
A esto se suma la aplicación tardía de las medidas para mitigar la propagación del virus como la cancelación de las actividades no esenciales, algo con lo que ambos analistas, tanto Reynaud como Rosales, concuerdan.
“Retrasar el encierro y el endurecimiento de las medidas de prevención fue un cálculo económico del Gobierno federal ante el miedo por la crisis económica que estas acciones provocarían en el país”, asegura Augusto Reynaud.
Eduardo Rosales exhibe otro factor: la falta de un mensaje unificado por parte del Estado para combatir la pandemia.
“Aquí cada estado del país está tomando e implementando sus propias medidas. No hay una coordinación entre el Gobierno federal y los estados, algo que genera confusión en la ciudadanía y dificulta la erradicación del virus”.
Además, ambos especialistas coinciden en otro punto: en los países donde se ha logrado controlar la enfermedad, la sociedad tiene mayores niveles de educación e información, lo que genera una conciencia colectiva más amplia en torno al problema.
“Mientras más informada está la población y mejor educación tiene es más fácil que entiendan y cumplan las medidas impuestas por las autoridades”, asegura Rosales.
Por su parte Reynaud precisa que no es casualidad que los países donde las personas están acostumbradas a seguir y respetar los lineamientos que establece el gobierno, algo que los mexicanos no suelen hacer, sean los primeros en comenzar a recuperarse.
En los países donde se ha logrado controlar la enfermedad, la sociedad tiene mayores niveles de educación, lo que genera una conciencia colectiva más amplia en torno al problema
“En México hay mucha desconfianza hacia las autoridades y la desobediencia social es un factor muy presente”.