Si algo nos gusta a los mexicanos es la fiesta, el alboroto y el festejo.
En un país donde lo último que falta es un pretexto para celebrar, parece inédito que las calles, explanadas y puntos de reunión estuvieran vacíos la noche del 1 de julio.
¿Dónde quedó el Zócalo, el Ángel de la Independencia, las explanadas a lo ancho de la república…la euforia en las calles?
Si, según el conteo rápido, más de 18 millones de personas votaron por el candidato del PRI-PVEM a la presidencia, por qué no salieron a festejar a lo grande su victoria.
Parece que no hubo nada que celebrar. Nada que indicara alegría ante el resultado en las calles a lo largo del país.
El único asomo de celebración se vivió fue en la sede nacional del PRI, en donde Enrique Peña Nieto festejó junto con su familia, militantes e invitados especiales.
Pero, ¿y los ciudadanos? el espíritu alegre de los mexicanos estuvo ausente tras conocer los resultados preliminares de la elección.
Más allá de lo que sucedió en el auditorio Plutarco Elías Calles, no parece haber existido celebraciones al respecto. Algo que parece extraño dado que los priistas tenían 12 años de estar esperando su regreso a Los Pinos.
El fin de la elección presidencial del 2012 fue silencioso.
Un festejo sobrio
Los grandes festejos van de la mano con las elecciones federales. Si nos remontamos al año 2000, cuando el Partido Acción Nacional ganó la presidencia por primera vez, la primera imagen de festejo que aparece es la del ex presidente Vicente Fox, celebrando su triunfo junto con miles en el Ángel de la Independencia. Cuando supo que los resultados del PREP le favorecían, Fox abandonó la sede del PAN para irse a festejar con la gente.
Más adelante, la victoria de Calderón fue mucho menos evidente. La incertidumbre por su cercanía con López Obrador en las elecciones de 2006 tenía a los festejos en pausa. El 2 de julio de este año el IFE anunció que el conteo rápido no podía definir al ganador. Sin embargo, había gente en las calles, ya fuera para reclamar fraude o para festejar a Calderón.
Hoy, lo que abunda en los medios son crónicas del festejo de Enrique Peña Nieto en la casa de su partido, la felicitación del presidente Felipe Calderón, el reconocimiento de líderes de otros países, pero no la reacción del mexicano promedio.
Si, como dice quien parece ser el próximo presidente de la república, “México ganó”, por qué el pueblo no hizo lo que tanto le gusta, lo que lleva en la sangre y lo que le cuesta poco trabajo: festejar.
10 razones por las que no hubo fiesta en el PRI
Nuestros lectores nos dan las razones por las que no hubo fiesta nacional por la victoria de Enrique Peña Nieto.
— Los millones que votaron por el PRI, no festejaron porque siguen tratando de cobrar lo que les prometieron. (Yasdegardo Yas)
— No hubo festejos por que simplemente no es candidato de la población, su fiesta era en su casa donde le dieron el triunfo con sus amigos, es un mal ejemplo para los mexicanos. (Deila Blanco)
— ¿Qué dónde están? Eso es fácil: Haciendo compras de pánico en Soriana… (Blanca Rodríguez)
— Para qué gastar en acarreos, tortas y refrescos, si ya ganó. Por eso nadie fue a festejar y además no había nada que festejar. (Sergio Dewey)
— Los priistas van a tener que volverlos a acarrear para llevarlos a “festejar”. (Claudia Frías Chiapas)
— Si son tantos y están tan convencidos por qué no hay un carnaval en las calles. (Karla Montalvo)
— Porque fue doloroso ver como impusieron a un títere sin importarles lo que la mayoría del pueblo deseaba. (Memo Hernández)
— Ya no quedó dinero para los acarreos del festejo, ni modo. El partido ya utilizo sus clientelas pero no les prometió pastel. (Héctor X. González)
— Estaban viendo la Eurocopa. (Raúl Benítez)
— Yo también anduve buscando peñistas estos 3 meses, y más el fin de semana para “felicitarlos” no encontré ni uno. (Iv Rot)