El juicio de Chapultepec o el tribunal de Sicilia

Cuatro candidatos ante la sociedad
Por Félix Arredondo 

A la panista Josefina Vázquez Mota le endosaron las culpas de la guerra de Felipe Calderón.

“Usted pertenece a un partido que ha convertido al país en un Camposanto”, le dijo Sicilia a la candidata panista. Y la panista pidió perdón.

Al priista Enrique Peña Nieto lo culparon de los excesos de Atenco y de ser un emisario de un pasado intolerante.

Raúl Tortolero Raúl Tortolero Publicado el
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Cuatro candidatos ante la sociedad
Por Félix Arredondo 

A la panista Josefina Vázquez Mota le endosaron las culpas de la guerra de Felipe Calderón.

“Usted pertenece a un partido que ha convertido al país en un Camposanto”, le dijo Sicilia a la candidata panista. Y la panista pidió perdón.

Al priista Enrique Peña Nieto lo culparon de los excesos de Atenco y de ser un emisario de un pasado intolerante.

Al perredista Andrés Manuel López Obrador lo señalaron por no haber respetado las recomendaciones de la Comisión de los Derechos humanos y de apoyar la candidatura del ex priista Manuel Bartlett.

Y al candidato del Panal Gabriel Quadri de los abusos de la maestra Elba Esther Gordillo.

A diferencia de otras ocasiones, ninguna televisora transmitió el evento de Chapultepec, pero no por eso, lo que se dijo ahí dejo de trascender a través de los portales de Internet, y de las redes sociales.

Es lógico. De acuerdo con las encuestas la  inseguridad y la violencia han sido la principal preocupación de los mexicanos en los últimos años.

Si esta comparecencia hubiese sido un debate, probablemente el ganador hubiera sido Quadri.

Y es que a pesar de que a Quadri también lo sentenciaron por ser el candidato del partido de la maestra Elba Esther Gordillo, su respuesta fue sorprendente.

El candidato del Panal no solo dijo: “Yo también estoy hasta la madre”, sino en forma reiterada también dijo: “Yo estoy muy encabronado.”

Gabriel Quadri volvió a dar la impresión de ser un candidato ciudadano que está del lado de la gente.

Peña Nieto: Es insensible
Por Armando Estrop

A Enrique Peña Nieto lo acusan de no responder con el corazón a las víctimas de la violencia. Le recriminan evadir los temas fundamentales que exige el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Le exigen que limpie su partido de los delincuentes.

Los reproches son del poeta Javier Sicilia: “Me preocupa señor Peña Nieto, no oigo su corazón, no escucho su corazón. No lo escucho vibrar con el corazón de las víctimas. Escucho un discurso frío, muy acostumbrado en el viejo PRI. Y eso me aterra”.

Peña Nieto llega sin corbata. Lo escoltan Pedro Joaquín Coldwell y Beatriz Paredes. Priistas de antaño. Asegura que hay que recuperar la paz y para hacerlo se tiene que romper con la brecha social que separa a los ciudadanos. Promete impulsar y mejorar la economía. 

Cita a Mahatma Gandhi: “No hay camino para la paz. La paz es el camino”.

Quizás por eso las quejas no se detienen. La molestia es que no haya dicho en su participación palabras de piedad o de compasión frente a quienes están frente a él y han perdido uno o más familiares.

El candidato del PRI sólo acepta que aprendió de Atenco y el aprendizaje es que se requieren de protocolos para implementar el uso de la fuerza.

“No le oí una mención a todos los delincuentes que hay en su partido y de los cuales hice mención sólo de algunos”, exige el poeta.

“Usted nos dice de los delincuentes, pero en su partido están. Los queremos ver fuera”. 

Josefina: La acorrala y pide perdón
Por Raúl Tortolero

Javier Sicilia puso contra la pared a Josefina Vázquez Mota. La acribilló con datos irrebatibles: le espetó que el país se ha convertido en un verdadero camposanto, que esta lucha contra el crimen organizado es un despropósito, y que los 12 años de gobierno panista han sido una pérdida de tiempo… Y ella pidió perdón.

El tono de voz que emplea el activista no deja lugar a dudas: esto no es un diálogo. Es un grito de rabia y dolor.

No hubo tibieza alguna por parte de Sicilia. Le dijo que era demagógica y gastaba en su campaña como si nada. Y cuando Josefina alegó en su defensa que en el PAN no había cabida para políticos coludidos con el crimen, el activista le contestó que el ex gobernador de Morelos, Sergio Estrada Cajigal militaba en su partido.

Sicilia no pasó por alto el involucramiento de Juan Molinar Horcasitas en el caso de la guardería ABC. Tampoco olvidó que durante la gestión de Cecilia Romero en el Instituto Nacional de Migración, hubo secuestros, desapariciones y crímenes contra migrantes.

Josefina pidió disculpas por las fallas que este gobierno pudo haber tenido, por las desatenciones que las víctimas de la violencia de esta “guerra” ha arrojado. 

El Castillo de Chapultepec exudaba tensión. Imposible no sentirse lacerado por las terribles historias ahí expuestas. Historias que exceden todo límite. Relatos de la barbarie mexicana. Que nadie detiene hasta ahora.

AMLO: Intolerante y mesiánico
Por Adriana Lusthoff

Aunque Javier Sicilia expresó su cariño personal a López Obrador, el poeta golpeó duro a su partido y cuestionó su tan pregonada república amorosa. Lo llamó intolerante y mesiánico. 

El poeta le recordó que sus opositores lo tachan de intolerante y que muchos aún le reprochan su resentimiento político. Le recordó que la resaca de la elección de 2006 sigue vigente.

“Para muchos, usted representa la intolerancia, la sordera, la confrontación –en contra de lo que pregona su República Amorosa- con aquellos que no se le parecen o no comparen sus opiniones”, le dijo Sicilia.

Tras poner en claro que no tenía nada personal en su contra, Sicilia además cuestionó la capacidad de Andrés Manuel López Obrador de lograr unidad en su gobierno.

AMLO respondió que para él lo primordial era no mentir, no traicionar y no robar. Aclaró que no eran “ni sectarios, ni intransigentes” que tampoco odiaban y que lo que querían era justicia.

Más adelante, el activista resaltó el problema de la partidrocacia y le lanzó el reto: cómo lograr la unidad, más allá de intereses partidistas. Esto tras acusarlo de no mirarse en un espejo para criticar su propio partido, cuando sí lo hace con los adversarios.

El candidato negó ser autoritario o mesiánico y agregó que no tenía nada porque sentirse avergonzado, porque ha luchado con la frente en alto y por promover los derechos humanos.

Reafirmó también, que él no es un burócrata, que habla a diario con la gente y que conoce cada municipio del país. 

Quadri: Enojo y conciliación
Por Paulina Villegas

Con un lenguaje casual, a veces altisonante, Gabriel Quadri de la Torre, candidato presidencial por Nueva Alianza (Panal), dijo contundente: “Porque estoy hasta la madre, decidí participar en estas elecciones”. 

Su participación en el debate que se realizó en el Castillo de Chapultepec, dijo, fue “uno de los momentos más ricos y más importantes de su campaña”. 

Pero no pudo negar la cruz de su parroquia al no responder si estaría de acuerdo en que se auditara al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Y con ánimo conciliatorio, por lo menos aparente, Quadri propuso a los demás candidatos llegar a un pacto en temas elementales en los que hay coincidencias. 

“Estoy dispuesto a firmar (el acuerdo) en el momento en el que me lo presenten”, añadió.

Javier Sicilia se quejó de que no respondiera cuando abordó el tema de la corrupción en el SNTE. También se mostó preocupado por la condena que el candidato hiciera de los estudiantes que se manifestaron en su contra en la Universidad de Querétaro.

Quadri insistió que mantenía las declaraciones donde tachó a los estudiantes de tener “actitudes fascistoides”, por tratar de impedir el diálogo de manera irrespetuosa y violenta.

“Un grupo trató de entrar, armar un desorden, interrumpir el diálogo y la verdad pues sí me encabroné, lo dije entonces y lo reitero, esas son actitudes fascistas, que no se valen”.

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