Como reflejo de los riesgos a la gobernabilidad en el país, la agenda bilateral entre México y Estados Unidos ha versado en la atención a la crisis migratoria y la estrategia contra el narcotráfico. Mientras en el primer tema se busca el mayor entendimiento posible, en el segundo los presidentes López Obrador y Joe Biden parecen no estar en sintonía.
En noviembre pasado, la Casa Blanca reactivó el polémico “Quédate en México” lanzado por Donald Trump, decisión aceptada en Palacio Nacional bajo argumentos humanitarios.
Tras la muerte de más de 50 migrantes indocumentados en Chiapas a inicio de diciembre, ambos países encabezaron un bloque internacional contra el tráfico de personas.
Sobre esto, Arlene Ramírez, académica del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, comenta a Reporte Índigo que el Gobierno mexicano seguirá invirtiendo recursos en tanto no elabore una política migratoria para su realidad como país de tránsito y, ahora, como tercer país de espera para los juicios migratorios de Estados Unidos.
En cuanto al combate al narcotráfico, EEUU cierra el año ofreciendo 80 millones de dólares por ocho capos mexicanos y declarando a nueve cárteles como amenaza a su seguridad nacional. En tanto que México busca reivindicar su soberanía y mantiene la demanda contra fabricantes de armas estadounidenses como parte de la estrategia.
La también fundadora de la agenda Brandketing recuerda que Biden mantiene posturas más severas que el mismo Trump en este rubro, como lo demostró siendo vicepresidente de Barack Obama, lo que contrasta con los planteamientos de López Obrador, quien no ha mostrado la misma contundencia para enfrentar al narcotráfico.
“De la Cumbre de Líderes de América del Norte se desprende el compromiso de México de hacer algo. Ante la falta de acción y la creciente oleada de violencia en el país, Joe Biden ha tomado la decisión de llamar a la población a entregar a los delincuentes que puede y de alguna forma, reducir la intensidad de la lucha entre los cárteles en México”.
Esto se da en el marco del Entendimiento Bicentenario, el nuevo acuerdo bilateral con el que los gobiernos de México y Estados Unidos sustituyen la Iniciativa Mérida y del cual, Juan Manuel Aguilar, investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, señala que ambas partes hacen reconocimiento de sus intereses particulares.
“Ya se está viendo un perfil más amplio. En Estados Unidos, el narcotráfico siempre se ha visto como problema de salud pública, mientras en México es seguridad pública, ‘ustedes ponen los adictos, nosotros los muertos’. Ya se está reconociendo y se va a buscar cómo el problema afecta diferentes dimensiones en cada territorio”.
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