Los peritajes de la explosión ocurrida en la torre B2 de Pemex estuvieron a cargo de empresa SGS, confirmó el lunes el procurador Jesús Murillo Karam.
Es la misma compañía a la que Pemex no buscó en 2001 para hacer el peritaje independiente de la refinería de Cadereyta y por la que la paraestatal fue condenada a una multa millonaria en París.
El procurador dijo en la conferencia que era de origen inglés, pero en realidad es suiza. La participación de SGS ya había sido revelada por medios pero no confirmada por la autoridad.
Dentro de las áreas de especialidad de la Societé Generale de Surveillance, según su historial de contratos, no está el evaluar incendios, explosiones ni causas de fallas eléctricas, menos de acumulación de gas.
El único contrato que tiene registrado en relación a los temas que se revelan como parte de la investigación fue para suministrar gas natural a la Comisión Federal de Electricidad. Data de septiembre de 2006 y fue por 45 mil 400 pesos.
Perito independiente
Documentos internos de Petróleos Mexicanos de 2001 confirman que esta misma empresa era el perito independiente contratado por la petrolera para la obra de remodelación de la refinería de Cadereyta.
Una nota informativa preparada en conjunto por la Subdirección de Proyectos de Pemex Refinación y la contraloría interna de la paraestatal, del 11 de septiembre de 2001, refiere a SGS en este papel.
Según este documento, el contrato para este peritaje fue realizado entre Pemex Refinación, el consorcio Conproca que integraban Tribasa, Siemens y SK, además de SGS, el 12 de julio de 1999.
Identificado con el número PRSPR-145/99BMX, refiere a servicios de “perito independiente”, el cual debía “intervenir en las controversias técnicas suscitadas entre Pemex Refinación y Conproca, entre otros propósitos”.
Si la petrolera o Conproca no llegaban a acuerdos, tendrían 20 días para que el perito revisara las diferencias.
“Debido a la complejidad y cantidad de trabajo que se tiene que realizar en el proyecto Cadereyta y con el fin de que el contratista (SGS) cuente con los elementos de juicio suficientes en caso de presentarse alguna controversia, Pemex Refinación y Conproca acordaron que a solicitud de cualquiera de las partes el contratista deberá intervenir en las controversias”, agrega el documento.
El 13 de enero de 2000, SGS presentó a la petrolera y a Conproca un procedimiento para resolver las controversias.
SGS ignorada
A pesar de estos acuerdos, Pemex no acudió a SGS para dirimir los gastos no reembolsables que le reclamaba el consorcio Conproca. En cambio, cobró en junio y agosto de 2001 la fianza que el contratista había depositado.
En septiembre de ese año Conproca demandó a Pemex por 322 millones de dólares más intereses ante la Cámara de Comercio Internacional.
La demanda incluía todas las reclamaciones que Conproca había hecho a Pemex desde el 2000.
La propuesta del director de Pemex fue que la petrolera contestara a la demanda en París, pidieran una suspensión temporal del arbitraje y acudieran a SGS para resolver de forma más rápida y barata el conflicto.
Pemex no lo hizo. Se enfrascaron en un juicio que perdieron.
Ahora buscan revertir la multa mediante una demanda en Nueva York por 500 millones de dólares contra Conproca. Los acusan por los sobornos.
Mientras tanto, SGS hace peritajes en la zona del siniestro en el edificio B2. No se ha dicho por qué los contrataron, si están en litigio con ellos.
Niegan versión oficial
Menos de 24 horas duró en pie la versión oficial de la concentración misteriosa de gas en el edificio B2 del Complejo Administrativo de Pemex.
La empresa que instaló los detectores de incendios en ese edificio tiene serias dudas de que el siniestro que cobró la vida de 37 personas, entre ellas una niña, haya ocurrido como la explicó el procurador Jesús Murillo Karam.
El ingeniero Alejandro Cervantes, gerente de Centro Agroindustrial (CAISA), la compañía que instaló el sistema contra incendios en el sótano de ese edificio, explica que el gas metano habría dejado indicios en los sobrevivientes y tendría consecuencias como ardor en los ojos, marcas de intoxicación y afectaciones en el sistema respiratorio.
“Tiene que haber habido una acumulación de gas inmensa, como del tamaño de una pipa, eso no puede pasar sin ser detectado”, dijo en entrevista telefónica desde Querétaro, donde esta compañía tiene su casa matriz.
Los restos de gas metano se encontraron sólo en el tubo conductor y el regulador usados por los trabajadores que daban mantenimiento en el sótano, según el peritaje preliminar que divulgó la autoridad.
Pero la cantidad que podría provocar tal nivel de daño debió dejar muchos otros rastros, reviró el ingeniero.
De acuerdo con los registros del IFAI, Pemex contrató a CAISA en febrero del año pasado. La compañía ganó una licitación pública internacional por dos millones 987 mil pesos para el “suministro, instalación, pruebas, puesta en operación y capacitación de un sistema electrónico de detección de humo, alarma y aviso de incendio en el Centro Administrativo”.
“Pemex nos pide detectores de gas en muchos edificios, en las plataformas, por ejemplo, en sitios donde hay gas, pero aquí nunca los solicitaron porque no era un lugar donde tenían gas detectado”, abundó el especialista.
La historia contada por Murillo Karam la noche del lunes iniciaba con los trabajadores llegando al sótano del edificio B2 para revisar los pilotes.
No había luz en el lugar y por eso tuvieron que encender un foco. Eso provocó el incendio, de acuerdo con esta versión de la Procuraduría General de la República hecha suya por las autoridades de Gobernación y de Pemex.
Pero Cervantes afirma que en el sótano del edificio sí había electricidad y lo saben porque colocaron el sistema de detección, control y aviso de incendios en ese complejo.
Una versión contada al diario El País por un directivo de la empresa Conservación Pilotes de Control, S.A. (COPICOSA), quien pidió no ser identificado, afirmó que los trabajadores habían iniciado las labores de mantenimiento a las ocho de la mañana.
Para el momento en que se registró la explosión llevaban siete horas y media en el lugar. Las autoridades no explicaron cómo podrían haber estado trabajando más de siete horas sin luz.
Tampoco es creíble la versión oficial por la exposición al gas, ya que una persona no puede sobrevivir después de tanto tiempo de exposición al gas metano.
“Aunque fuera gas natural debió ser detectado, sobre todo porque la concentración sería muy grande para el momento del siniestro por los daños que ocasionó”, dijo Cervantes.
Tampoco pudo suceder una explosión de esta magnitud solamente porque se encendiera un foco, ya que es una mera emisión de calor, según la experiencia del entrevistado.
“Tuvo que haber alguna chispa, algo que provocara el incendio, no pudo suceder solamente por la temperatura”, detalló.
“Dudo que haya habido una explosión, la señal se habría activado”.
Cervantes coincide en que si hubiera habido un aparato explosivo el desastre sería aún mayor, pero no descarta, como tampoco lo hizo Murillo Karam el lunes, que una inyección de gas en grandes cantidades pudo hacerse de manera intencional.