El enemigo en casa
A una semana del secuestro de los 13 jóvenes en el after Heaven, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) sospechó que policías locales podrían estar coludidos con la desaparición.
El 3 de junio, Luis Rosales Gamboa, subsecretario de Operación Policial de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, (SSPDF) respondió a una solicitud que le hizo el Ministerio Público que tenía a su cargo la averiguación previa DGAVD/CAPE/T2/891/13-05 del caso Heaven.
Icela Lagunas
A una semana del secuestro de los 13 jóvenes en el after Heaven, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) sospechó que policías locales podrían estar coludidos con la desaparición.
El 3 de junio, Luis Rosales Gamboa, subsecretario de Operación Policial de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, (SSPDF) respondió a una solicitud que le hizo el Ministerio Público que tenía a su cargo la averiguación previa DGAVD/CAPE/T2/891/13-05 del caso Heaven.
“Informe a qué sector pertenece el domicilio Calle Lancaster número 27, colonia Juárez, delegación Cuauhtémoc. Informe los nombres de los mandos de dicho sector. Informe qué patrullas que pudieran ser ubicadas por GPS estuvieron posicionadas en las calles Lancaster, Hamburgo, Reforma, Varsovia y Florencia el día 26 de mayo de 2013, en un horario entre las 9:00 y las 12:00 horas”.
El Ministerio Público local pedía además “Informe las radiocumunicaciones y reportes escritos que pudieran generarse por dichas patrullas”
Ante la sospecha de que uniformados pudieran haber participado: Gamboa Rosales respondió con el listado de mandos pertenecientes al sector Ángel-Zona Rosa y responsables de la vigilancia en ese perímetro donde misteriosamente ningún policía dio cuenta del “levantón” de los tepiteños.
A cuatro meses del plagio ocurrido las primeras horas del domingo 26 de mayo, la PGJDF hizo público que el policía Édgar Ernesto Gutiérrez Vera colaboró con el grupo delictivo “La Unión de Insurgentes” como parte de una relación laboral que el efectivo mantenía con Javier Joel Rodríguez Fuentes “El Javi”, presunto líder de esa organización que disputa el control del mercado de las drogas.
Durante estos casi cuatro meses, varios uniformados de la policía preventiva del DF estuvieron bajo la lupa de una investigación a fin de corroborar o descartar nexos con la delincuencia.
En la lista de mandos que entregó Rosales a la Procuraduría local aparecía en primer lugar el responsable de la unidad de Protección Ciudadana Ángel Zona Rosa, Isaías Bautista Ángeles, así como el subdirector de la misma, Óscar Sánchez Hernández, y los subalternos de estos, Alejandro Ramírez Magaña, Mario Castillo Cruz y Omar Zavala Oropeza.
Después de investigar a los mandos que fungían como cabezas de grupo se desmenuzaron los 12 cuadrantes que componen el sector Ángel Zona Rosa y los responsables de los mismos, junto con su número que los identifica como miembros de la SSP, además del número de teléfono y radio que les asignó la corporación. Así hasta llegar en el escalafón de mandos con el policía Édgar Ernesto, cuyo teléfono reportaba movimientos inusuales que despertaron aún más las sospechas.
A través de un disco compacto, la SSPDF que encabeza Jesús Rodríguez Almeida entregó de manera pormenorizada el reporte de las patrullas que fueron ubicadas por GPS en el polígono Reforma-Florencia- Hamburgo y Varsovia.
Incluía número de unidad, el tiempo de estancia en el polígono donde ocurrieron los hechos y la hora.
En poco más de ocho hojas que forman parte del expediente Heaven, se realizó la transcripción de las grabaciones de la frecuencia de radio que sostuvieron los policías y sus mandos ese 26 de mayo.
Pero de las largas conversaciones y órdenes de los policías, recuperadas por el Ministerio Público, no se obtuvo información que incriminara a Édgar Ernesto, quién a decir de la Procuraduría de Justicia local, ese día que ocurrieron los hechos estaba afuera del Heaven a bordo de un taxi esperando instrucciones de sus cómplices y patrones.
Luego, según informó Rodolfo Ríos Garza en conferencia del 19 de septiembre, el efectivo acompañó al grupo delictivo hasta el rancho La Negra, en Tlalmanalco, Estado de México, donde finalmente fueron ejecutados los 13 jóvenes, cuyos cuerpos descubrió la PGR, aparentemente siguiendo la pista de una investigación por tráfico de armas.
Pero a decir de quienes realmente han desahogado la investigación del polémico caso Heaven que puso en jaque a la administración de Miguel Ángel Mancera y propició que familiares exijan la renuncia del procurador capitalino, Rodolfo Ríos Garza, los méritos de encontrar los cadáveres de los 13 secuestrados no son de la PGR, menos de la Procuraduría local.
Quien realmente proporcionó la información para encontrar a los muchachos fue un hombre que negoció con funcionarios de primer nivel del gobierno del Distrito Federal para desempeñarse como testigo colaborador (protegido), a cambio de la recompensa de 10 millones de pesos que ofreció el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia a quien proporcionara información que ayudara a dar con el paradero de los jóvenes.
Pero la promesa se esfumó. Y el testigo “X”, que conoce desde cerca las entrañas de Tepito, sus ajustes y revanchas, nunca pudo acceder a los millones de pesos que se le ofrecieron a cambio de funcionar como “la garganta profunda” del caso Heaven.
Y como no hay un escrito de por medio más que la palabra que empeñaron algunos de los funcionarios de la PGJDF, el testigo “X”, quien realmente dijo quiénes fueron y dónde encontrarlos, se quedó sin sus millones.
Para enviar una señal de que el caso “Heaven” no se ha cerrado, el procurador capitalino presentó la semana pasada a dos detenidos más implicados con el secuestro y crimen de los tepiteños. Su carta fuerte durante esa conferencia de prensa fue el anuncio de que uno de ellos, Édgar Ernesto Gutiérrez Vera, era policía en activo.
Lo sabían desde hace mucho, sólo esperaron el momento para anunciarlo.