El empeño de la esperanza frente a la crisis

El sector prendario es un pilar fundamental para que millones de mexicanos salgan adelante de la crisis sanitaria, sin embargo, a la par debe lidiar con múltiples desafíos como la informalidad y, en algunos casos, la inseguridad en las zonas donde operan los establecimientos
Nayeli Meza Orozco Nayeli Meza Orozco Publicado el
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El empeño se convirtió en una de las alternativas preferidas de los mexicanos de cara a una limitada bancarización en el país. Y frente a la pandemia es un aliado importante para que millones de personas obtengan recursos de manera fácil y rápida.

Hasta antes de la crisis sanitaria, en el Registro Público de Casas de Empeño estaban dados de alta 7 mil 653 establecimientos, aunque cifras del Inegi revelan que la cifra alcanza casi los 11 mil en todo el territorio nacional.

El ingreso de millones de familias se deterioró en la pandemia a causa de la pérdida de empleos o la reducción de los salarios. Por ello la búsqueda de dinero en efectivo se volvió una urgencia.

A inicios de junio, la industria reanudó operaciones bajo estrictos protocolos y lineamientos de seguridad sanitaria tanto para los empleados como para los pignorantes que visitan los distintos establecimientos. Esto fue resultado de la publicación del acuerdo que estableció la operatividad del sector como una actividad esencial.

La Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Prendarios (Amespre) estima que al año alrededor de 13 millones de mexicanos recurren al empeño, lo que equivale al 17 por ciento de la población en el país

Al cierre del año pasado, el sector reportó 61.1 millones de operaciones prendarias con un monto promedio de mil 600 pesos en cada solicitud.

Los empeños se mantuvieron constantes en el país, pero con la crisis económica y financiera actual, los préstamos aumentaron entre 20 y 30 por ciento, sobre todo por el regreso a clases, en el que diversos padres tuvieron que adecuar la lista de útiles a los cambios tecnológicos, según Amespre.

En un intento por apoyar la economía de sus pignorantes, algunas de las principales casas de empeño en el país ofrecieron prórrogas en los pagos, con exención de intereses moratorios hasta por 30 días.

En el convenio participaron las instituciones de asistencia privada Nacional Monte de Piedad, Fundación Rafael Dondé y la Amespre que agremia 2 mil 699 negocios prendarios en todo el país, 18 empresas y 30 marcas.

Monte de Piedad encabeza la industria prendaria en México desde febrero de 1775 y, a la fecha, suma 321 sucursales en operación y 22 convenios firmados con procuradurías de diversos estados.

Conrado Monroy Infante, gerente regional centro del Nacional Monte de Piedad, comparte que de marzo a mayo atendieron a más de medio millón de personas.

Y hasta el 12 de septiembre se han colocado más de 3 millones de préstamos prendarios, equivalentes a cerca de 12 mil millones de pesos. Es decir que a cada usuario le han entregado en promedio 4 mil pesos.

El gerente regional centro asegura que la Institución de Asistencia Privada (IAP) está más que dispuesta a ser una aliada estratégica para que México camine a paso seguro hacia adelante.

“Al inicio de la emergencia sanitaria las restricciones de movilidad mermaron que los clientes se acercaran a nuestras sucursales, pero hoy más que nunca estamos comprometidos en apoyar a todas las familias a fortalecer su economía y que juntos salgamos de esta crisis”, declara Conrado Monroy Infante.

Aprender con el tiempo del empeño

Un estudio elaborado por la plataforma financiera Coru muestra que las joyas son el bien más empeñado con 32.2 por ciento, le siguen los televisores con 20.2 por ciento, las computadoras y tabletas con 16.6 por ciento y los celulares con 14.4 por ciento.

Empeñar no siempre es sencillo por el valor emocional que cada persona le otorga a sus prendas.

Silvia Trejo Cázares sabe de esto. Hace 25 años empeñó una gran parte de las joyas que adquirió antes de casarse.

La jefa de familia recuerda que acudió a una casa de empeño para salir de una eventualidad que se le presentó y aunque no era la primera vez que lo hacía, esa ocasión fue diferente, pues las cadenas y anillos nunca regresaron a casa por una serie de complicaciones.

El hecho fue un duro golpe para Silvia, ya que su hija Diana jugaba con ellas cuando era pequeña y al crecer sería la encargada de cuidar esas joyas.

A más de dos décadas de distancia, a Trejo Cázares le conmueve recordar esa historia, pero reconoce que eso no evitó que siguiera acudiendo a otras casas de empeño donde conoció el funcionamiento y cuál era la mejor opción.

Frente a la crisis de salud por la que atraviesa México, Silvia asegura que el empeño es un buen camino para obtener liquidez inmediata. No obstante, recomienda leer primero las letras pequeñas para que en el futuro no derive en algún problema.

Acudí al empeño por la necesidad de resolver algo y para no endeudarme en otro lado. Siempre es bueno que tus bienes te ayuden a respaldar situaciones complicadas, pero es muy importante que éstos regresen a ti, de lo contrario es muy doloroso desprenderse de ellos porque estás empeñando sentimientos y hasta la esperanza de salir adelante
Silvia Trejo CázaresPignorante y jefa de familia

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