Una de las promesas más importantes del nuevo gobierno es la de bajar el precio de los combustibles que aumentó de manera exponencial durante el último sexenio.
La manera en la que se ha dicho que lo harán es mediante una mayor producción de petróleo y con la construcción de una nueva refinería y la rehabilitación de las seis ya existentes.
No obstante, aunque esta estrategia podría ayudar a disminuir el costo de las gasolinas trayendo beneficios económicos inmediatos para la ciudadanía, la realidad es que un aumento en la extracción de petróleo y en los trabajos de refinación podrían terminar causando más daño que beneficios.
Durante la presentación del Plan Nacional de Refinación, Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que para poder llevar a cabo su plan, Pemex recibirá 75 mil millones de pesos adicionales de presupuesto en comparación con lo que se le destinó en el 2018.
De acuerdo con el Presupuesto de Egresos de este año, Pemex obtuvo 391 mil 946 millones de pesos para cumplir con sus funciones, por lo que en 2019 tendría 466 mil 946 millones de pesos.
Además, el tabasqueño también anunció que en el mes de marzo del próximo año arrancará la licitación para la construcción de la nueva refinería, la cual se edificará en Dos Bocas, Tabasco.
Estas acciones, de acuerdo con el presidente de México, permitirán al nuevo gobierno cumplir con su meta de llegar a producir 2 millones 400 mil barriles de petróleo para el año 2024, cifra suficiente para abastecer el consumo de gasolina a nivel nacional.
Los responsables de llevar a cabo toda esta estrategia en materia energética serán Octavio Romero Oropeza, actual titular de Pemex y quien estará a cargo de aumentar la producción de petróleo; Rocío Nahle, secretaria de Energía y quien vigilará la rehabilitación de las seis refinerías y la construcción de la nueva; y Manuel Bartlett, titular de la Comisión Federal de Energía y quien tendrá la responsabilidad de mejorar el servicio eléctrico que brinda esta empresa a la ciudadanía.
Aunque el ambicioso plan del nuevo gobierno suena atractivo en materia económica, ya enfrenta diversas críticas en lo que al cuidado del medio ambiente y protección del planeta se refiere.
De acuerdo con los especialistas del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) es fundamental que el gobierno regule las emisiones de metano provenientes de los hidrocarburos dadas las graves repercusiones que este gas tiene sobre el calentamiento global y la calidad del aire, pues esta sustancia es un potente gas de efecto invernadero.
Su incidencia en el aumento de la temperatura del planeta equivale a más de 80 veces el del bióxido de carbono y es responsable del 25 por ciento del calentamiento de la Tierra.
Sin cifras del daño
En la actualidad México es el quinto país que mayores emisiones produce a nivel mundial de contaminación por metano proveniente de la industria del petróleo y del gas.
Además el país cuenta con un grave problema de subestimación de dispersiones provenientes de la exploración y explotación de hidrocarburos, dado que los datos reportados por el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero, así como por las Cédulas de Operación Anual no son producto de mediciones directas.
“Actualmente los reportes de emisiones que elaboran los sujetos obligados se realizan de buena fe y no existen verificaciones sistemáticas por parte de las autoridades responsables que avalen los datos reportados ni las condiciones adecuadas en las instalaciones de las fuentes emisoras, realidad que repercute de manera negativa en la calidad del aire, la salud de las personas y que contribuye al calentamiento global”, asegura Carla Flores Lot, investigadora de CartoCrítica y especialista en temas de transparencia y rendición de cuentas en materia ambiental.
Sin embargo, las elevadas dispersiones de metano que el Gobierno federal no ha sabido regular al día de hoy no es el único problema al que tendrán que hacer frente, pues el Cemda, presentó una demanda, la cual ya fue admitida por la Agencia de Seguridad, Energía y Medio Ambiente (Asea), en contra de los trabajos de limpieza de vegetación que se han llevado a cabo en Dos Bocas, Tabasco, para poder construir la nueva refinería propuesta por Andrés Manuel López Obrador.
El argumento de los ambientalistas es que el desmonte se realizó sin contar con la autorización de Cambio de Uso de Suelo Forestal (CUSF), ni con la Autorización en materia de Impacto Ambiental (AIA) correspondientes, permisos esenciales para poder llevar a cabo una obra de esta naturaleza.
Además de que los supuestos permisos con los que cuenta la nueva refinería según la actual titular de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle, no han sido exhibidos públicamente ni por Petróleos Mexicanos, dependencia propietaria del predio, ni por otras autoridades vinculadas con el caso, como sería la propia Sener.
Esta realidad a la que se enfrentan los planes del nuevo presidente en materia de hidrocarburos también recuerdan las promesas hechas por México a nivel internacional en las que se compromete a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, como quedó sentando en el Acuerdo de París.
Por último, el Centro México de Derecho Ambiental dejó en claro que la estrategia anunciada por López Obrador desde su natal Tabasco evitará que México pueda cumplir con su promesa de cuidar el medio ambiente.
“La inversión en el mercado de los petroquímicos (refinerías) ampliará la brecha para alcanzar nuestro compromiso, al tiempo que agudizará el problema de la mala calidad del aire en las ciudades en donde se pretenda implementar este tipo de infraestructura”, asegura el Cemda.