El año 1953 representó un parteaguas para la ciudad de Guanajuato, cuando Enrique Ruelas, director de teatro, realizó el montaje de los Entremeses Cervantinos, obras cómicas breves en homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra. Este hecho dio origen en 1972 al Festival Internacional Cervantino, evento que surgió con el fin de presentar lo mejor de las artes escénicas mundiales en México.
Desde entonces ha mutado, adaptándose a las circunstancias, aunque, a decir de varios críticos como Juan Hernández e Iván Martínez, ese brillo y esplendor que llegó a tener “la fiesta del espíritu” se ha ido opacando.
En el 2020, con la crisis sanitaria por COVID-19, presentaron una programación totalmente digital. El presupuesto asignado al FIC 2020 fue de 9 millones 966 mil 103 pesos. Duró cuatro días, participaron 822 artistas y ofreció 22 espectáculos que tuvieron 41 funciones.
Durante el sexenio de Enrique Peña, el FIC padeció altibajos presupuestales, en 2017 se destinaron 88 millones de pesos y para la edición de 2018, se le otorgaron 105 millones de pesos.
A partir de la “4T” y, con las excusas del Proyecto Chapultepec, comenzaron los recortes. El presupuesto del Festival bajó en 2019 a 84 millones 127 mil pesos; y en 2021 fue de 45 millones 699 mil 20 pesos.
Para este año y con el fin de celebrar su 50 aniversario, se asignaron 148 millones de pesos con una versión híbrida digital y presencial y un circuito artístico que iniciará en la Ciudad de México para posteriormente presentarse en Guanajuato.
Mariana Aymerich, quien ha dirigido el Cervantino desde 2019, indica que en 2022 “echaron la fiesta por la ventana”.
Del 12 al 30 de octubre, se presentarán más de 2 mil quinientos artistas de 33 países con 159 funciones de artes escénicas y 90 actividades de artes visuales, cine y literatura. todos con un aforo al 100 por ciento.
“Estamos en un momento de madurez del Festival, en donde afirmamos su importancia para nuestro país, sobre todo, en un momento complejo en el que nos encontramos a nivel mundial.
“Hacemos una reflexión de lo que han sido estos 50 años, la nostalgia de 50 años que ya pasaron y con el compromiso de sembrar la semilla para que los próximos 50 años estén garantizados”, indica Aymerich a Reporte Índigo.
Asumir la dirección del Cervantino, incluso en tiempos de pandemia, ha sido un reto de suma importancia, junto con su equipo, del cual agrega que la mayoría son mujeres.
Para la gestora cultural era muy importante garantizar la calidad de lo que se iba a presentar este año. Con 148 millones de pesos, su visión es apelar a la nostalgia, pero también con la clara visión hacia el futuro a través de una programación dirigida a todo público.
“Jamás imaginé que se nos viniera una pandemia en medio al asumir esta responsabilidad, también asumí que se trataba de trabajar muchísimo. Es el resultado de muchas gestiones, de meses de trabajo; fue salir a tocar puertas para convencer a la gente de que es una plataforma muy importante de difusión, por eso hemos logrado tantos apoyos y patrocinios, la gente cree en nosotros.
Al cuestionarla sobre las críticas que han surgido los últimos años sobre su programación a comparación de sus años más gloriosos, Mariana Aymerich, expresa que cuentan con una oferta muy variada, desde lo clásico hasta lo contemporáneo y para todos los gustos.
“Hay gente que dice que no tiene esplendor y otros que está mejor que nunca. Yo respeto las opiniones de todo mundo, se aceptan toda clase de comentarios y cada quien tiene su opinión en esta época en donde hay tanta apertura; en las redes sociales puedes decir lo que tú quieras, todos los comentarios son bien recibidos; lo que sí te puedo decir es que este equipo de trabajo lo hace con el corazón.
“No es un proyecto personal, nunca lo he visto así, por eso hay una continuidad y se mantiene la legitimidad del festival, el Cervantino va continuar, lo único que hace es transformarse de acuerdo a las necesidades del público y de las organizaciones”, puntualiza la gestora cultural.
Música de alto nivel, pero a un alto costo en el Cervantino
El crítico Juan Arturo Brenan manifiesta que si bien el Festival Internacional Cervantino no surgió estrictamente como un evento musical, considera, sin tener los números a la mano, que este rubro artístico ha sido la presencia más importante y destacada a lo largo de estos 50 años.
No sin antes también mencionar que, por ejemplo, un concierto suele ser un poco menos complicado para montar por razones técnicas, que una producción teatral.
“He asistido con cierta frecuencia al Cervantino y puedo decir que la parte de la música ha estado presente en todos los espacios. Una cosa admirable es la presencia de todo tipo de música, es muy enriquecedor, porque el festival nació derivado del teatro y muy pronto encontró su vocación musical”, asegura.
A lo largo de sus primeros 10 años, el FIC fue engalanado a través del canto de artistas como Ella Fitzgerald, Ray Charles y B.B. King, o de las batutas de grandes directores como Riccardo Muti o Leonard Bernstein.
Con el paso de los años su programación musical ha ido adaptándose a nuevos públicos. Para la clausura del 40 aniversario, la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes tocó junto a la Original Banda El Limón, hasta diversas expresiones sonoras como la llamada world music, hasta jazz, electrónica, rock y pop.
Para el crítico musical, tanto la época, como cuestiones logísticas y presupuestales son factores por los cuales muchos critican la programación, pero, a decir de Juan Arturo, el festival ha sabido sobrevivir los embates económicos con una oferta artística de buena calidad.
“Su programación tuvo muy alto nivel, pero también muy alto costo, porque había la voluntad de invertir. Pasaron cualquier cantidad de orquestas, directores y pianistas del más alto nivel y esto le presentó una época de auge musical; pero con la reducción de presupuestos, la música no ha sido lo que era en otros tiempos. La programación, si bien sigue siendo amplia y ecléctica, ya no es ni de lejos lo que fue”, concluye Brenan.
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