Ebrard, su guía y mentor
La fórmula Mancera-Ebrard es el sello que tendrá el gobierno durante los próximos seis años en el Distrito Federal. Apenas concluye la jornada electoral del 2012 y ya se habla de que ambos políticos podrían rivalizar en el 2018.
Miguel Ángel Mancera Espinosa se niega a hablar de lo que será su proyecto político personal en seis años y ciñe su discurso a cumplir con la ciudadanía que votó por él en el Distrito Federal.
No quiere anticiparse y vive su momento como jefe de gobierno electo, próximo a ocupar su puesto en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
Icela Lagunas
La fórmula Mancera-Ebrard es el sello que tendrá el gobierno durante los próximos seis años en el Distrito Federal. Apenas concluye la jornada electoral del 2012 y ya se habla de que ambos políticos podrían rivalizar en el 2018.
Miguel Ángel Mancera Espinosa se niega a hablar de lo que será su proyecto político personal en seis años y ciñe su discurso a cumplir con la ciudadanía que votó por él en el Distrito Federal.
No quiere anticiparse y vive su momento como jefe de gobierno electo, próximo a ocupar su puesto en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
El ex procurador evita una y otra vez dejarse llevar por el melodioso “canto de las sirenas” de quienes lo ubican como un candidato potencial a la presidencia de la República, de aquí a seis años que el llamado efecto Mancera se extienda a raíz de su gobierno.
“No, yo no haría ahora predicciones en ese sentido, solamente concentrado en el tema de la ciudad”, ataja mientras habla de responder a las expectativas que la gente depositó en él a través de su voto en las urnas.
En este momento dice, “me tengo que concentrar ahora en el Distrito Federal, en la ciudad de México exclusivamente, ese fue el compromiso”.
Ya sin el furor de la campaña, Mancera Espinosa habla del sello de su gobierno, agenda de trabajo, integración del gabinete y de cómo resolverá el cobro de cuotas que se avecina con las tribus.
Mancera no da margen para las dudas: Ebrard será un factor determinante en su gobierno, “el punto de consejo y de reflexión”.
Frente a un posible gobierno ilegítimo
Es inevitable disociar el nombre de Miguel Ángel Mancera con el de su antecesor, Marcelo Ebrard.
Si el panorama postelectoral se recrudece y Andrés Manuel López Obrador no reconoce los resultados electorales del IFE, que dan como ganador de la contienda a Peña Nieto como nuevo presidente de México, Miguel Ángel Mancera enfrentará un escenario hostil como el que vivió Marcelo Ebrard al inicio de su administración.
Tras la elección del 2006, AMLO y sus seguidores se enfrascaron en una batalla para descalificar a Felipe Calderón Hinojosa, a quien marcaron con el calificativo del “presidente espurio”.
La confrontación arrastró a Marcelo Ebrard a una posición incómoda que lo llevó por años a evitar encuentros públicos, mucho menos privados, con Calderón Hinojosa, lo que se tradujo en una pésima relación entre la federación y el gobierno de la capital.
Como están las cosas, Mancera podría enfrentar un panorama similar, si Andrés Manuel López Obrador llama a los perredistas a no reconocer a Peña como presidente.
La pugna nacional oscurece la avasalladora victoria de Mancera y el PRD en el Distrito Federal donde lograron un triunfo aplastante sobre sus adversarios políticos.
Previendo que algo así ocurra, el jefe de gobierno electo ataja y adelanta que él como gobernador de la capital no podría suspender la relación con el Ejecutivo en turno, sea quien sea, que nombren las instituciones.
“Voy a tener un trato institucional con quien designen las instituciones y en su momento el Tribunal, que tendrá que ser el ganador, yo estaré pendiente, yo he dicho que mi relación tiene que ser de beneficio para la ciudadanía, no podría yo dejar de tener contacto con el ejecutivo federal”.
Así termina de un tajo con la especulación y la persecución de medios que entrarían al juego de cazar el momento en el que eventualmente Peña y Mancera estrechen las manos. Como ocurrió con Ebrard y el caso respectivo con Calderón.
Hablar de reconocer a Peña Nieto como presidente de la República en medio de un conflicto plagado de ataques por la compra de votos no es un tema sencillo de sacar adelante para Mancera.
Sin embargo, respalda la postura de trabajar con quien esté al frente del gobierno federal bajo el argumento de que no se puede escatimar el mandato ciudadano que lo designó al frente del gobierno de la capital.
“Yo creo que siempre habrá un tema político, si se presentara un escenario complejo será resuelto en su parte política, y la parte política de responsabilidad, de un mandato que ha dado la ciudadanía se tiene que ejercer… eso implica tener un canal de comunicación también directo”.
Expectante de lo que pueda ocurrir, se toma su tiempo para analizar perfiles de quienes conformaran su equipo de trabajo durante los próximos seis años de gobierno.
No descarta la posibilidad de que algunos funcionarios del gobierno de Marcelo Ebrard pudieran repetir en el cargo dado sus resultados y que no se contraponen a los proyectos que pondrá en marcha en las diferentes secretarías.
“No hay porqué hacer grandes modificaciones, cuando yo ingresé a la Procuraduría, pues obviamente hay áreas que son estrictamente sensibles, de mucha cercanía que se modifican, pero eso no quiere decir que tu modifiques toda una institución, lo mismo en este caso de gobierno”.
La curiosidad por conocer algunos nombres no para, sobre todo si se toma en cuenta que llegada la hora de conformar su gabinete, Mancera tendrá que cubrir cuotas con las furiosas tribus del PRD, que reclamarán espacios en la administración.
Más allá de negociar cuántas plazas le tocan al profesor René Bejarano o cuántas a las otras corrientes, el ganador de la contienda habla de cubrir perfiles y especializaciones, evadiendo el tema del reparto del poder.
Ya llegará el momento en que las tribus le hagan saber de nueva cuenta su propio manejo del poder, y una de estas manifestaciones vendrán sin duda desde la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) donde el grupo más numeroso de diputados corresponden justamente a IDN de Bejarano.
De la relación con la ALDF y los diputados que la integren, dice que buscará sea de respeto a partir de que es un órgano independiente de pesos y contrapesos.
Pero más allá de los recursos humanos con los que se apoyará, Mancera habla de una continuidad en las líneas de gobierno que marcó Marcelo Ebrard.
Hasta ahora, lejos de desmarcarse Mancera refiere a Ebrard como su mentor. Reconoce que gracias a él ingresó al servicio público y mucho de lo que sabe y ha desarrollado en el gobierno tiene que ver directamente con Marcelo.
Por eso, no es fortuito que habla de que habrá continuidad en muchas de las políticas que Ebrard puso en marcha en la ciudad de México.
“Me refiero a que en algunas están trazadas las líneas, por dónde tienes que ir, en algunas líneas de cultura, ecológicas que todavía hay que seguir desarrollando, así es que lo que viene es dar continuidad a lo que ya está funcionando bien, lo que viene incluso de otras administraciones y luego, consolidar lo que está esbozado e innovar”, subraya.
En ese sentido, refiere a grandes rasgos que su gobierno mantendrá la línea de mejora en la ciudad.
No habla de grandes obras que marquen su paso por el GDF, como lo hizo Ebrard como la Supervía, la Línea 12 y las líneas de metrobús o los segundos pisos de Andrés Manuel López Obrador, sino de obras que resuelvan el conflicto diario de la ciudadanía sin ser invasivas.
Como su sello de gobierno impulsará el trabajo con una visión metropolitana que implique a los Estados de la zona centro del país, tales como Hidalgo, Morelos, Puebla, Estado de México.
Con ellos detonar los alcances de la zona centro a partir de capacidades homologadas surgidas dWe un pacto con los gobernadores de esas entidades y empezar, por ejemplo, la cuestión normativa y avanzar en temas comunes como seguridad, movilidad, agua y transporte, entre otros.
Pese a que habla de lo que viene, Mancera prefiere no adelantarse; aún mantiene la imagen relajada, sin traje formal ni corbata. Desde el inmueble de Martín Mendalde en la colonia Del Valle, atiende lo que será la transición de gobierno.
La cuenta regresiva para ambos, Ebrard y Mancera, comienza, los veremos en el 2018.