Hoy toma posesión como gobernador de Durango, Esteban Villegas, un político priista que a los pocos minutos de que los votos le dieron la victoria, el pasado 5 de junio, anunció que su administración sería la primera de coalición en el país y que también elegiría para miembros de su gabinete a perfiles ciudadanos.
Sin embargo, el matrimonio que vivieron durante varios meses el PAN, PRI y PRD, tanto en lo legislativo como en lo social, para enfrentar al Gobierno federal, se encuentra en su fase más crítica y a punto de la ruptura.
Ante esta situación, el destino del proyecto que ganó la gubernatura de Durango abanderando a la coalición Va por México, es incierto.
El aparente acercamiento entre el líder del Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno, con el presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena para garantizar la participación del Ejército en las tareas de seguridad pública hasta 2028, ocasionó la fractura con los panistas, quienes abiertamente dicen que si el tricolor insiste en la militarización, ellos se bajarán de la alianza.
Mientras tanto, en Durango se prevé que el tercero en discordia, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, acuda a la toma de protesta de Villegas, lo que podría ser un signo de que el PRI y Morena trabajan con un mismo objetivo.
También, es un secreto a voces entre los panistas y priistas en Durango, que de no ser por los albiazules, el tricolor no hubiera conquistado la gubernatura.
El éxito de Villegas fue la coalición, un modelo que los tres partidos opositores buscaron replicar en el Estado de México y Coahuila, pero que rompió por la grilla e intereses de sus líderes nacionales.
La tarea de Esteban Villegas Villareal será la de un hijo conciliador, quien intentará mediar entre sus aliados a la par de que gobierna en una entidad que quedará duramente endeudada por la administración de José Rosas Aispuro.
Si bien la arena nacional no le es ajena a Villegas, el priista ha comentado que durante su gobierno no pagará ninguna cuota ni trabajará con ningún cuate, se centrará en Durango y no será un gobierno de oposición a nada ni nadie.
Días de turbulencia en Durango
Mientras Esteban Villegas felicita por su cumpleaños a la panista Maru Campos, se reúne con el embajador estadounidense en México, Ken Salazar, y con el secretario de la Marina, José Rafael Ojeda Durán, los líderes priista y panista se han enfrascado en una lluvia de dimes, diretes, amagues y traiciones sin que nadie haya firmado definitivamente el divorcio.
Ayer el albiazul vivió uno de sus días más oscuros luego de que la Cámara de Diputados aprobara en lo particular la iniciativa de ampliar el periodo de las Fuerzas Armadas en las calles en labores Seguridad Pública hasta 2028. La propuesta pasará al Senado de la República para ser discutida.
Por su parte, Marko Cortés, líder nacional del PAN, respondió que no tenía “miedo” a los amagues de “Alito” y que su partido podría ganar sin el PRI las elecciones de 2024.
Yendo un paso adelante y estirando la liga de la coalición, el presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel, negó que exista una ruptura definitiva con el PRI y pidió esperar a que la iniciativa se vote en el Senado de la República, en donde sí podría ser frenada por los partidos de oposición y los senadores rebeldes del tricolor liderados por Miguel Ángel Osorio Chong.
“Todo lo vamos a determinar una vez que concluya la votación en la Cámara de Senadores. Para mí no tiene ningún sentido entrar en un debate público porque aún no tomamos ninguna decisión de carácter definitivo”, advirtió Creel.
En pocas semanas, el discurso de la alianza Va por México cambió radicalmente de “juntos venceremos” y “hay tiro para 2024” a “no te tengo miedo” y a acusaciones públicas de ceder a las presiones del poder y de anteponer los intereses personales por encima de la alianza.
Dependiendo de cómo avancen las cosas en el Congreso se sabrá si la fractura de la coalición es divorcio o solo un un tiempo.
Por lo pronto, Durango se convertirá en el epicentro de la política nacional y en un termómetro para medir de qué lado está el PRI, si con Morena y el presidente o con la fracturada coalición.
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