Drogas, la amenaza silenciosa que acelera el cambio climático y destruye ecosistemas

La producción de drogas ilícitas genera impactos medioambientales severos sobre los ecosistemas, además de que contribuye con las emisiones causantes del cambio climático
Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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Los países que se han convertido en productores relevantes de narcóticos, como es el caso de México, están enfrentando impactos medioambientales severos derivados de estas actividades ilícitas, las cuales, además, generan emisiones que contribuyen al cambio climático, según lo advierte en su más reciente Informe la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes.

En efecto, este organismo de Naciones Unidas dedica un apartado de su Informe 2023, recientemente publicado, para alertar sobre el vínculo existente entre la producción de drogas ilícitas y el fenómeno del cambio climático, y el cual, no obstante, suele ser omitido tanto por las autoridades como por los análisis y estudios que se elaboran sobre este ámbito criminal.

La producción de drogas que requieren cultivarse, como la mariguana, así como la elaboración de narcóticos sintéticos, como las metanfetaminas, pueden volverse amenazas reales para la biodiversidad de los territorios donde se llevan a cabo, pues es común que generen contaminación y pérdida de zonas forestales.

“La complicada interacción entre las economías de las drogas ilícitas y la degradación ambiental se ha convertido en una preocupación acuciante que requiere un examen exhaustivo y una acción concertada. Las repercusiones de las actividades ilícitas relacionadas con las drogas en el medio ambiente adoptan distintas formas en los diferentes puntos del planeta, como la deforestación, la contaminación de ríos y suelos y la intoxicación de animales y seres humanos. Indirectamente, la producción, la fabricación y el tráfico ilícitos de drogas también pueden vincularse con otras actividades perjudiciales para el medio ambiente, por ejemplo la minería ilícita”, dice al respecto el documento de la Junta Internacional.

El organismo establece que, aunque todavía se requiere profundizar las investigaciones sobre el nexo entre las actividades ilícitas de producción de drogas y las afectaciones ambientales en su entorno cada vez hay más pruebas de que existen vínculos significativos.

El mundo del narcotráfico suele ser analizado desde las perspectivas de la seguridad pública y de la salud pública, no obstante, pocas veces se destacan sus contribuciones al cambio climático, una problemática que atañe a la humanidad en su conjunto. En su Informe, sin embargo, la Junta rompe con esta inercia y aborda el vínculo entre estos dos fenómenos.

“La huella de carbono de la producción de drogas ilícitas tiene consecuencias alarmantes para el cambio climático. Por ejemplo, según los datos estadísticos facilitados por la UNODC, la fabricación de cocaína genera importantes emisiones de carbono, que se estiman en unos 8,9 millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Para producir 1 kg de cocaína se necesitan más de 300 l de gasolina, sin olvidar otras repercusiones derivadas que van desde la contaminación del agua hasta la degradación del suelo y que afectan a la salud tanto de la fauna como de los seres humanos”.

El proceso de producción de las drogas ilícitas, agrega el organismo, al estar caracterizado por una gestión inadecuada de los desechos en lugares remotos agrava los efectos de esta actividad en las emisiones de carbono.

Impacto en México

En México, una de las principales drogas que se producen por el crimen organizado son las metanfetaminas, mismas que se manufacturan a una escala ya prácticamente industrial, según lo evidencian las cantidades que incautan las autoridades año con año, y los hallazgos interminables de laboratorios donde son sintetizadas.

El 18 de abril de 2023, se presentó un video en la conferencia del presidente, Andrés Manuel López Obrador, donde se expuso el proceso que se sigue en México para producir metanfetaminas.

“Para la elaboración de metanfetamina instalan laboratorios clandestinos que generalmente se ubican en áreas rurales lejanas a la población, de difícil acceso, cercanas a fuentes de agua y ocultas entre la vegetación. (…) En estos sitios se instalan reactores y condensadores rudimentarios fabricados artesanalmente, donde a altas temperaturas se sintetizan los precursores químicos, como el ácido fenilacético, anhídrido acético y acetato de sodio para obtener la sustancia base de la metanfetamina conocida como fenil-2 propanona o P-2-P”.

Esta sustancia resultante se mezcla con ácido fórmico para obtener metanfetamina, la cual después de hervirla forma cristales que deben ser refrigerados, y finalmente se purifican con acetona y ácido clorhídrico para obtener metanfetamina pura.

El problema, sin embargo, es que la producción de metanfetaminas también tiene un efecto contaminante, advierte la Junta.

“Para producir drogas ilícitas se utilizan sustancias químicas nocivas que se filtran al medio ambiente, lo que da lugar a una contaminación extensa y dañina. Por ejemplo, para sintetizar metanfetamina se usan sustancias químicas peligrosas, como el amoníaco anhidro, que a menudo se desechan en el medio ambiente sin un tratamiento adecuado”.

Deforestación

Además de la amenaza ambiental que representa la producción nacional de metanfetaminas, para el caso mexicano la Junta Internacional también destaca los problemas de deforestación que están generando los cultivos ilegales para la obtención de mariguana y heroína. Al respecto, señala el organismo:

“En México, el cultivo ilícito de cannabis y adormidera converge con la tala ilegal, fenómeno que afecta especialmente a la región de la Sierra Madre Occidental. En toda la cuenca del Amazonas se registran con frecuencia disputas violentas entre las comunidades locales y los narcotraficantes, a menudo como consecuencia de quejas por la especulación con los terrenos y la ocupación ilegal de tierras. En la zona de la triple frontera entre el Brasil, Colombia y el Perú se concentra una intensa actividad ilícita de deforestación, la cual es impulsada por el comercio ilegal de madera así como por el tráfico de drogas”.

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