El inesperado y devastador huracán Otis azotó la ciudad de Acapulco, Guerrero, dejando una estela de caos y angustia en su camino. La ciudad, que alberga tanto lujosos hoteles como barrios populares, ha sido duramente golpeada por el fenómeno meteorológico, resultando en al menos 27 muertos y cuatro personas desaparecidas.
La situación en Acapulco es desgarradora, con escenas que desafían la lógica y la comprensión. Los trabajadores se enfrentan a desafíos monumentales al tratar de restaurar la electricidad, con postes de luz enterrados bajo metros de lodo y agua.
Personas caminan entre tiendas arrasadas, cargando desde pollos en sus manos hasta sillas de oficina repletas de adornos navideños y papel higiénico. Turistas, en medio de la confusión, se sientan junto a sus maletas sin saber qué hacer ni a dónde ir, en hoteles que han perdido ventanas y paredes.
A pesar de los esfuerzos por restablecer las comunicaciones y el envío de equipos de emergencia y ayuda básica por parte del gobierno, la respuesta es lenta y la ciudad de un millón de habitantes sigue sumida en el caos, dos días después del impacto del huracán Otis, que alcanzó la categoría 5.
Establecen puente aéreo y rutas para Acapulco
El gobierno federal ha anunciado la reapertura del aeropuerto de la ciudad el viernes, con el fin de establecer un puente aéreo que permita la llegada de suministros y la salida de turistas. También se han habilitado dos puntos de partida para entre 30 y 40 autobuses diarios, destinados tanto a los habitantes locales como a los turistas.
La magnitud de la tarea de reconstrucción parece abrumadora, y la frustración con las autoridades es generalizada. A pesar de la presencia de alrededor de 10 mil militares en la zona, carecen de las herramientas necesarias para limpiar las calles obstruidas por toneladas de lodo y árboles caídos.
El suministro de electricidad sigue siendo un problema grave, ya que la mitad de los aproximadamente medio millón de usuarios afectados por el apagón causado por Otis aún se encuentran sin electricidad.
Además, el sistema de agua de la ciudad ha colapsado y la gasolina escasea, a pesar de las afirmaciones del gobierno de que hay reservas para 18 días y que en breve llegará un barco con más combustible. Otros buques, que podrían funcionar como hospitales móviles, se están dirigiendo hacia Acapulco.
Acapulco exige la ayuda del Gobierno
En las áreas más empobrecidas, los residentes se quejan de que nadie parece prestar atención a sus necesidades. La prioridad aparente es el turismo, que representa el motor económico de la ciudad, pero incluso los visitantes se quejan de haber sido expulsados de sus alojamientos sin acceso a alimentos ni agua.
El impacto del huracán ha resultado en una devastación generalizada de negocios y comercios, con el gobierno de Guerrero informando que el 95 por ciento de los comercios resultaron dañados.
Esto ha llevado a saqueos en muchas de estas tiendas, donde las personas buscan desesperadamente alimentos y otros artículos de primera necesidad. Las autoridades y las fuerzas militares parecen desbordadas por la situación, con una incapacidad manifiesta para frenar el saqueo que afecta a muchas personas.
Mientras tanto, a través de las redes sociales, familiares de personas que siguen incomunicadas se organizan desde fuera de Acapulco para localizar a sus seres queridos, compartiendo información sobre personas desaparecidas, refugios y condiciones en diferentes áreas afectadas.
La situación en Acapulco sigue siendo crítica, con los habitantes luchando por recuperarse de la devastación causada por el huracán Otis.
Con información de la agencia de noticias AP