El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, salió a defender el dólar estadounidense ante las intenciones de los países miembros del BRICS de desdolarizarse.
A través de su cuenta de X, el republicano afirmó que no había ninguna posibilidad de que los BRICS sustituyeran al dólar en el comercio internacional, y que cualquier país que lo intente “debería decir adiós a Estados Unidos”.
Trump amenazó a la alianza fundada en 2001, que ahora integra a nueve Estados, con implementar aranceles del 100 por ciento si dejaban de usar el dólar estadounidense.
Los países fundadores del BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, expusieron desde hace meses atrás sus intenciones de desdolarizar sus convenios, y en su lugar usar monedas nacionales o transacciones para reducir su dependencia del gigante norteamericano.
🇺🇸Trump dice que impondrá aranceles del 100% a los países que abandonen el dólar estadounidense como moneda de reserva mundial
Realmente impedirá que los países exploren monedas alternativas? Los países BRICS están avanzando a gran escala hacia la desdolarización@guerrasygeo pic.twitter.com/EGfimWdfmM— Marian🇷🇺🇨🇳 (@marianpy1) October 16, 2024
De acuerdo con la maestra Norma Soto Castañeda, internacionalista y docente en la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle, la advertencia de Trump no es más que una amenaza, pues es un tanto imposible poner aranceles del 100 por ciento a los países del BRICS.
“No es tan fácil como él lo está proponiendo por el simple hecho de que en ese grupo están China y Rusia, que no son amigos de Estados Unidos y que pueden tomar sus propias decisiones (…) Es una amenaza de la cual Trump se vale para estar presente y generar contrapeso a este grupo”, asegura.
Según explica la especialista, aplicar aranceles tan altos como lo plantea Trump sin duda también afectaría al dólar estadounidense y sería contraproducente para el propio Estados Unidos, considerando que China está presente a nivel mundial a través de sus materias primas que también son esenciales para la Unión Americana.
Por otro lado, Soto Castañeda coincide en que, aunque la desdolarización sí podría afectar en cierto punto a Estados Unidos porque el dólar perdería fuerza y como consecuencia se debilitaría su imagen en el mundo como exportador e importador y dañaría la compra de productos a nivel interno, lo cierto es que actualmente el dólar sigue ganando protagonismo.
El @KremlinRussia_E dijo que cualquier intento de #EstadosUnidos de obligar a los países a utilizar el dólar sería contraproducente, después de que @realDonaldTrump, amenazó con imponer aranceles a los países miembros del grupo #BRICS si creaban su propia moneda. pic.twitter.com/l7dLjaqQ8e
— MGM Noticias (@MgmPuebla) December 3, 2024
En el Monitor del dominio del dólar, elaborado por el Atlantic Council, se especifica que el predominio del dólar sigue siendo fuerte en las reservas, en el comercio y en las transacciones. Además, el dólar estadounidense aún cuenta con la mayoría de los criterios para ser una moneda de reserva: una economía interna considerable; tamaño, profundidad y apertura de los mercados financieros; convertibilidad; uso como vinculación o ancla cambiaria; y condiciones políticas y macroeconómicas internas estables.
“El no tener una economía tan fuerte actualmente, por una recesión interna de la cual no se han recuperado, lleva a Trump a tomar estas decisiones: aplicar aranceles o intentar frenar las olas migrantes para no llenarse de más personas que dependen de la economía de su país”, menciona la académica.
Una nueva alternativa en una nueva administración
A diferencia del primer gobierno de Trump, cuando la aplicación de aranceles desde la Oficina Oval representaba un peligro para los países que tuvieran desacuerdos con el republicano, en su segundo cuatrienio eso puede cambiar.
“Estos aranceles que le funcionaron antes ya no le van a servir de la misma manera”, dice la maestra de la Universidad La Salle.
Actualmente, el segundo gobierno de Trump se deberá enfrentar a países con diferentes posiciones respecto a su política exterior, aunque, en su mayoría, con los mismos homólogos del primer cuatrienio del magnate.
China, por ejemplo, en los últimos cuatro años tensó sus relaciones con el gobierno estadounidense por su defensa a Taiwán y reforzó sus relaciones en Latinoamérica, donde años atrás Estados Unidos tenía garantizado su lugar como el mayor socio comercial.
Los ataques y amenazas de #Trump a #Canada y #Mexico al igual como a los #BRICS marcan un nueva dimensión en una política que se sirve de los #aranceles para adelantar posiciones propias en las relaciones internacionales.https://t.co/OR4qQtrhTF
— Günther Maihold (@GMaihold) December 2, 2024
Rusia, por otro lado, se alejó completamente de la Unión Americana ante las sanciones aplicadas por el gobierno de Joe Biden y de Europa por la invasión a Ucrania en 2022; un conflicto que Trump presume de poder solucionar, aunque con su reciente amenaza de aplicación de aranceles su relación comienza con el pie izquierdo.
A excepción de Brasil, con el que Estados Unidos mantiene lazos estables, la maestra Soto Castañeda declara que el resto de los integrantes del BRICS pueden seguir creciendo sin una cercanía del gobierno de Trump y pese a sus amenazas por sus riquezas internas, primordialmente en materia de petróleo o fuerza militar, como el caso de Emiratos Árabes Unidos e Irán.
En opinión de la especialista, ante un nuevo panorama internacional, Trump debe cambiar de estrategia para negociar.
“La estrategia no debe ser de amenaza porque no siempre le va a funcionar, debe cambiar a una negociación, generar empatía, más amistad, y así los otros gobiernos pueden favorecerlo económicamente.
“Lo que hace con su estrategia actual es generar enemigos, pero independientemente de que no esté de acuerdo con Rusia, por ejemplo, porque está generando guerra, o con China, es mejor tenerlos como amigos y aliados para sacar ventajas”, detalla.
Amenazas, la principal estrategia de Trump
La amenaza de aplicación de aranceles a los países que integran el BRICS no es la primera que hace el presidente electo de Estados Unidos desde que volvió al escenario político.
Durante la última semana de noviembre, el magnate confirmó que en cuanto regresara a la Casa Blanca impondrá aranceles del 25 por ciento a productos importados de México, Canadá y China.
El anuncio de Trump causó conmoción y llevó a los mandatarios de México y Canadá, Claudia Sheinbaum y Justin Trudeau, respectivamente, a comunicarse directamente con el estadounidense para llegar a un acuerdo mutuo. Ambos mandatarios le hicieron saber las consecuencias que su decisión le causaría no solo a sus países sino a Estados Unidos.
En cuanto a la migración y el flujo de drogas que ingresan a través de las dos fronteras, Trump también le hizo saber a sus homólogos que deportaría a hasta 20 millones de personas indocumentadas con ayuda del ejército, las cuales pueden acudir a México o Canadá en busca de asilo.
Por otro lado, a los simpatizantes yihadistas los amenazó con prohibir sus viajes a Estados Unidos, que deportaría a quienes ya estuvieran en territorio estadounidense y que suspendería los reasentamientos de refugiados con ideología musulmana.
Durante su primer gobierno, Trump ya había prohibido la entrada de los ciudadanos provenientes de países musulmanes: Irán, Libia, Iraq, Sudán, Somalia, Siria y Yemen; una medida que fue revocada por el presidente Joe Biden, pero que tiene garantías de volver a ser implementada.
A los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) las amenazas del magnate no les han hecho falta. Desde su primer gobierno y en su última campaña presidencial, Trump declaró que no defendería a los países que no cumplieran con sus cuotas de gasto en defensa.
Los movimientos de la OTAN en los últimos años incrementan las posibilidades de una relación distante con Trump al usar parte de su cuota de gasto en Ucrania y asegurar su futuro ingreso.
Aunque el presidente electo no ha revelado su plan para frenar la invasión rusa, se prevé que disminuya el apoyo militar y financiero al gobierno ucraniano y al grupo militar, y a su vez organice acercamientos con su par ruso.
México y Canadá, ¿aliados o enemigos?
Aunque Donald Trump parece mantener una relación estable con los gobiernos de México y Canadá, su última amenaza de aplicarles aranceles puso en peligro el funcionamiento del TMEC, incluso antes de que tomara posesión.
Debido a la integración de las cadenas de producción del norte del continente, los aranceles que el magnate advirtió contra sus dos socios comerciales más importantes pudieron provocar un aumento inflacionario que golpearía a los estadounidenses a corto plazo sin que a mediano plazo aumentaran los trabajos manufactureros en el país, lo que iría en contra de lo prometido por el republicano en campaña.
En opinión de la internacionalista Dora Isabel González, profesora de Política Internacional de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM, Trump pone en la balanza el costo político que sus medidas económicas pueden provocar.
“Es un criterio de contrapeso en el que en este estira y afloja se trata de ver dónde se afloja mucho más, y sabemos que hay un tema sobre la mesa: la seguridad frente a toda la dinámica económica.
“En la revisión por la que va a pasar el TMEC se van a ver estas disputas, y dentro de ello lo que se está buscando es esclarecer los derechos intelectuales e industriales para limitar el uso de microprocesadores y establecer porcentajes para evitar que autopartes de origen chino se trasladen a través de México”, apunta la académica.
Si bien el capítulo dos del TMEC garantiza el libre comercio para todos los bienes originarios de los países, lo que facilitó que en el primer semestre de este año el comercio Estados Unidos comerciara 486 mil millones de dólares con México y otros 415 mil millones con Canadá, la Unión Americana intenta asegurar su interés y desvincularse de México en las negociaciones.
“El TMEC es, en realidad, una serie de acuerdos bilaterales en cada uno de los rubros, no es un acuerdo trilateral como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. (Justin) Trudeau sabe que tiene una relación bilateral y con ello la capacidad de negociar tanto con Estados Unidos como con México, y aunque hay temas generales en los paneles de discusión y resolución de conflictos, en los detalles no hay un acuerdo trilateral” señala la profesora González.
Si bien tanto México como Canadá tienen la capacidad de negociar independientemente con Estados Unidos, su nivel de dependencia con el mercado estadounidense los pone en desventaja de no presentar un frente común.
“Conviene un frente unido, pero en los hechos cada uno va a proteger sus intereses porque el gran mercado de compra es en realidad Estados Unidos. Más allá de la cuestión minera y forestal tenemos poca vinculación con Canadá, por lo que cada quien va a tener una estrategia para beneficiarse, en México nuestra prioridad son productos agrícolas y autopartes, entonces no veo real que pueda formarse una unidad en ese sentido pero tampoco es un rompimiento del TMEC”, finaliza la profesora.