James David Vance será el aspirante de Trump a la vicepresidencia y cuentan con un respaldo total a la portación de armas en Estados Unidos. Foto: Especial

Donald Trump, en ascenso político tras liberarse del caso Mar-a-Lago y atentado

Tras enfrentar un atentado en su contra y librarse del caso Mar-a-Lago, Donald Trump va en ascenso de cara las elecciones presidenciales

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encuentra ante un ascenso político a pesar de los antecedentes legales que lo perjudicaron desde que abandonó la Casa Blanca hace cuatro años.

Ayer, luego de que la comunidad internacional se solidarizó con el republicano por el atentado que vivió en su mitin de Pensilvania, donde un tirador hirió al magnate desde las afueras del evento y dejó sin vida a un asistente, el expresidente se liberó del caso Mar-a-Lago.

La jueza Aileen Cannon anuló la imputación del expresidente, archivó el caso y lo dio por terminado, con el argumento de que el nombramiento del fiscal especial de la investigación, Jack Smith, violó la Constitución porque no había sido nombrado por el presidente ni ratificado por el Senado.

Aunque el fallo de la jueza puede recibir una apelación por parte del fiscal, por ahora deja a Trump con un caso legal menos para dar comienzo a la Convención Nacional Republicana iniciada ayer. En el evento, el expresidente no solo se oficializó como el candidato de la oposición, sino que destapó a su aspirante a la vicepresidencia, el senador James David Vance.

Aileen Cannon comenzó a encargarse del caso Mar-a-Lago hace un año, luego de un aplazamiento por la posible simpatía de la jueza con el expresidente debido a que el republicano la nominó a su cargo y fue ratificada por ambos partidos en el Congreso.

Aunque el acercamiento entre Trump y Cannon nunca se evidenció, en su momento el líder de la oposición declaró que era “muy inteligente y muy fuerte”, además de que la jueza aprobó la solicitud del equipo del expresidente de nombrar a un perito especial para que revisara los documentos incautados en Mar-a-Lago, lo que dejó afuera al FBI de esa labor. Si bien esa decisión podría beneficiar al acusado, un tribunal la anuló y llamó la atención de la magistrada.

Por el caso Mar-a-Lago, Trump estaba acusado de 37 cargos, 31 de ellos por retención intencionada de información de defensa nacional contenida en los documentos; tres, por guardarse y ocultar papeles a las investigaciones federales; dos, por falsedad, y el último por conspiración para obstruir a la justicia.

El expresidente llevó los papeles clasificados de la Casa Blanca a su mansión en Palm Beach, Florida, una vez que terminó su cuatrienio. En ellos se especificaban las capacidades defensivas de Estados Unidos y otros países, detalles sobre programas nucleares y planes de respuesta ante esa eventualidad.

Sin el caso Mar-a-Lago sobre su espalda, a Trump aún le resta el caso electoral de Georgia, en el que es acusado de intentar revocar las elecciones de 2020 por la derrota republicana en ese estado; por el pago a la actriz Stormy Daniels para callar su relación y no perjudicar su campaña a la presidencial, y por el golpe al Capitolio en 2021.

El ascenso de Trump

Por librar el atentado en su contra en el mitin de Pensilvania y dejar atrás el caso Mar-a-Lago, el maestro Juan Daniel Garay Saldaña, internacionalista y docente de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, asegura que “estamos ante un ascenso y una carrera electoral mucho más clara” de Donald Trump.

“Estos dos eventos, más la Convención Nacional Republicana, nos van a mostrar los efectos que tendrán para Trump (…) Por ahora se está despojando el entramado judicial en su contra rumbo a las elecciones de noviembre y se están olvidando los litigios sobre sus dos ‘impeachments’ por el asalto al Capitolio”, dice el académico.

Para el especialista en política estadounidense, la imagen negativa y peligrosa del expresidente, quien incluso llamó a la violencia, comienzan a olvidarse con la figura “icónica” que presentó con la desestimación de los cargos por el papeleo de la Casa Blanca.

“Parece que se empieza a olvidar que su situación era bastante complicada”, asume el internacionalista.

La imagen negativa y peligrosa del expresidente, quien incluso llamó a la violencia comienza a borrarse con la desestimación de los cargos por el papeleo de la Casa Blanca y el atentado al que sobrevivió. Foto: Especial

Ayer, mientras que la plataforma Polymarket, que permite a los usuarios apostar sobre los resultados de eventos futuros, arrojó que Trump tenía el 71 por ciento de posibilidad de ganar las elecciones de noviembre próximo, Joe Biden solo alcanzó el 17 por ciento.

Polymarket evidencia que la distancia entre Trump y Biden por más de 20 puntos comenzó el 21 de mayo pasado, y con 40 puntos el 29 de junio, dos días después del primer debate presidencial. En el encuentro político, las críticas al oficialista aumentaron por su avanzada edad, la cual se evidenció por no completar sus oraciones y ser casi inaudibles.

Por su parte, la página Fivethirtyeight, que recolecta los pronósticos de medios locales y encuestadoras estadounidenses, dio a conocer ayer que mientras Trump cuenta con un 41.7 por ciento de opinión favorable, Biden tiene 38.8 por ciento.

Para que el republicano mantenga su nivel de favoritismo en Estados Unidos a cuatro meses de las votaciones generales, es su aspirante a vicepresidente quien también debe hacer su trabajo y ayudar a Trump a ganar más electores.

En opinión del maestro Garay Saldaña, por tradición los que son elegidos como candidatos a la vicepresidencia suelen tener contrastes marcados con quien es el aspirante a la presidencia para mejorar su imagen, por lo que en el caso de Trump “debe ser alguien que refresque su campaña”.

“Con las bases del Partido Republicano, el vicepresidente debe hacer un contrapeso y balance al presidente y tener cierto control porque sabemos cómo se maneja Trump que es una figura arrebatada”, dice el maestro.

La postura demócrata

Un día después del atentado a Donald Trump, el jefe de Estado estadounidense dio un mensaje a la nación en el que llamó a la unidad y a la resolución pacífica de las diferencias por la vía electoral: “Un intento de asesinato está en contra de todo lo que apoyamos como Nación”, escribió Joe Biden.

En medio de una campaña cerrada, el candidato demócrata se vio obligado a suspender entrevistas y eventos de su carrera por la presidencia. Inmediatamente después del atentado, y en un acto de solidaridad con su contrincante, la campaña del oficialista retiró del aire ataques propagandísticos en contra de Trump por un valor de 50 millones de dólares. En ellos, se hacía uso constante de los casos judiciales en contra del candidato republicano para representarlo como un criminal ante el público estadounidense.

En opinión de Dora Isabel González, internacionalista y académica de la UNAM, la estrategia demócrata se enfrenta a la tradición estadounidense de encumbrar a sus políticos tras salir avantes de una tragedia.

Frente al respaldo surgido del atentado contra el expresidente Trump, el Partido Demócrata está obligado a cambiar su discurso de campaña en un momento donde los fondos favorecen a su rival. Foto: Especial

“La reacción de Biden al condenar la violencia refleja el impacto que tiene el hecho en la campaña demócrata, nulifica totalmente el discurso del asalto al Capitolio o las sentencias en contra de Trump (…) Si Biden decide bajarse de la competencia, el Partido (Demócrata) va a tener que elegir a un nuevo candidato que equilibre las fuerzas y reconfigure su discurso porque ya no pueden tomar extremos y presentarlo como fascista”, apunta la académica.

Si bien la polarización que experimenta Estados Unidos no es atribuible únicamente a la campaña demócrata o se limita al periodo electoral, las aspiraciones presidenciales de Biden sí se apoyaron en este discurso. A un mes para la Convención Nacional Demócrata, el partido tiene la necesidad de reconfigurar su mensaje.

“Tendrán que posicionar su agenda de derechos ampliados con temas como el feminismo o el aborto, que es una de las críticas que hacen a Trump, y en los apoyos que dan ante la elevación de la inflación. Pero van a tener que contraponerse a su papel en las guerras externas y a la cuestión fronteriza (…) pues los estados fronterizos están muy molestos. Es una batalla muy complicada que todavía puede aventajarse en estos meses”, señala la especialista.

Actualmente, los demócratas enfrentan una complicación más en sus aspiraciones por permanecer en el poder: la recaudación de campaña. Los últimos números ponen a Trump por delante en el financiamiento que recibe su postulación con 116 millones de dólares recaudados; 15 millones más que Biden.

“Las contribuciones para Trump van a aumentar, la elección de (James David) Vance como vicepresidente ayuda mucho, muchos voluntarios lo van a apoyar por haber sobrevivido. Con eso en mente, el equipo de campaña de Biden abrió una página web para donar a la ‘libre expresión de la democracia’; están muy consternados”, finaliza la internacionalista.

El defensor de las armas

Pese a la violencia armada en Estados Unidos, Donald Trump es un impulsor de la Segunda Enmienda constitucional, lo que llevará a la Casa Blanca en caso de ganar las elecciones.

En Estados Unidos, aunque la Segunda Enmienda constitucional garantiza el derecho de los ciudadanos de portar armas, la crisis de violencia ha llevado a los partidos políticos a buscar medidas opuestas para atenderla.

En un país de más de 300 millones de habitantes, se estima que el 42 por ciento de la población posee al menos un arma de fuego en su hogar, pese a ello, seis de cada 10 estadounidenses considera que la violencia armada es un gran problema, de acuerdo con una investigación del PEW Research Center.

En 2022, el Centro para las Soluciones de la Violencia Armada de la Universidad John Hopkins arrojó que 48 mil 117 personas murieron por causas relacionadas con armas de fuego, de las cuales 19 mil 592 fueron asesinadas; una cifra que evidencia la crisis en el país.

Respecto al desafío que representan las armas de fuego en Estados Unidos, durante su administración Joe Biden impulsó y firmó el Acta Bipartidista por Comunidades más Seguras (Bipartisan Safer Communities Act), introducida originalmente por el senador republicano Marco Rubio, con la intención de reducir la violencia armada.

Esta ley es la primera expansión de las restricciones para adquirir un arma de fuego desde 1993, cuando se estableció un periodo de espera en la compra de armas cortas; sin embargo, se estima que la verificación de antecedentes solo se lleva a cabo en el 40 por ciento de las armas vendidas en Estados Unidos.

Pese a que la ley en Pensilvania requiere verificación de antecedentes en la compra de armas, la posesión de las mismas no necesita ningún tipo de tramite; el arma usada en el atentado contra el expresidente Donald Trump fue adquirida legalmente.

Pese al atentado en su contra, no se espera que el magnate cambie su retórica respecto a la adquisición o portación de armas. Como parte de su plataforma de campaña, el candidato republicano promete defender y expandir la Segunda Enmienda. De acuerdo con su agenda, de ser electo en noviembre facilitará la portación de armas como derecho de autodefensa.

En diversas ocasiones, mientras que Trump ha buscado el voto de aquellos que poseen armas, a mediados de mayo pasado la Asociación Nacional del Rifle (NRA) anunció su respaldo al candidato republicano, quien se llama a sí mismo “el mejor amigo que los propietarios de armas que jamás han tenido en la Casa Blanca”.

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