Domingo contra la ‘imposición’

Eran las 11:45 de la mañana. Paseo de la Reforma lucía tranquilo.

La tercera marcha anti-Peña Nieto había sido convocada en las redes sociales, con el nombre de “Marcha Nacional contra la Imposición”. 

El punto de encuentro fue el Auditorio Nacional. Mientras tanto, en el Ángel, cientos esperaban su llegada. 

Sin embargo, los gritos más encendidos provenían del programa del gobierno capitalino para combatir la obesidad. De fondo sonaba “Únete a la fiesta” de Sentidos Opuestos. Una extraña invitación. 

Luis Madrigal Luis Madrigal Publicado el
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Eran las 11:45 de la mañana. Paseo de la Reforma lucía tranquilo.

La tercera marcha anti-Peña Nieto había sido convocada en las redes sociales, con el nombre de “Marcha Nacional contra la Imposición”. 

El punto de encuentro fue el Auditorio Nacional. Mientras tanto, en el Ángel, cientos esperaban su llegada. 

Sin embargo, los gritos más encendidos provenían del programa del gobierno capitalino para combatir la obesidad. De fondo sonaba “Únete a la fiesta” de Sentidos Opuestos. Una extraña invitación. 

Y es que la concentración en el Ángel se asimilaba más a un concierto que a una marcha. Las playeras, gorras, tazas, DVDs y máscaras del ex presidente Carlos Salinas y Enrique Peña completaban la oferta dominguera. 

Fue hasta las 12:30 que los jóvenes del #YoSoy132, encabezados por el recién creado MAES (Movimiento de Alumnos Excluidos de la Educación Superior) llegaron a la columna independentista. 

Los contingentes más numerosos los conformaban las universidades públicas, quienes en una muestra de fraternidad entonaban las porras del otro bando. Había también manifestantes del SME, de la CNTE y de Atenco. 

Pero había también mucha gente que iba por su cuenta. Que se sentía agraviada por alguna razón y que encuentra en una “Megamarcha” el pretexto ideal para expresar su descontento. La corrupción, los políticos, el sistema, el desempleo, los intereses; todos ellos fueron quienes en verdad los convocaron.

Entre visiones apocalípticas (“2012, Peña presidente: Fin del mundo”) e ingeniosas porras (“Enrique, mirrey, no respetas la ley”) los inconformes fueron avanzando. 

Ya sobre Avenida Juárez, se escuchó el himno nacional. No sería la única referencia musical: un cartel recordaba aquella famosa canción de Dire Straits, en una versión tropicalizada: “Monex for nothing. Soriana cards for free.”

Las bocinas de una camioneta anunciaban también la entrada del contingente a la calle de 5 de mayo. Sonaba “Gimme The Power” de Molotov.  

Así, a las 2 de la tarde, la Megamarcha se encontró con un Zócalo donde ya los esperaban. 

Dice Lorenzo Meyer que la respuesta de “una parte” de la sociedad frente a la inconformidad estaba en la marcha. “Pero hay otra parte, la que no está aquí y que puede ser bastante importante, que acepta y ya a quedar otra vez dividida la sociedad”, determina el historiador. 

A final de cuentas, Reforma es una avenida de dos sentidos. 

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