Doctor Coss, punto de operación de los cárteles

Doctor Coss, un municipio ubicado en una zona clave para el trasiego de droga, es el escenario de sangrientas batallas por el control de esta ruta situada entre Nuevo León y Tamaulipas
Miguel Fortozo Miguel Fortozo Publicado el
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A pesar de ser un municipio de apenas mil 200 habitantes, Doctor Coss, ubicado en los límites de Nuevo León y Tamaulipas, se ha convertido en el epicentro de una sangrienta batalla entre dos grupos del crimen organizado, mismos que han asolado casi por completo a la región.

El vandalismo y la completa falta de vigilancia, aunados al fatídico sonido de las constantes balaceras, han convertido al municipio en un auténtico pueblo fantasma, sepultado bajo el miedo que provocó un éxodo masivo por parte de la población, misma que prefirió marcharse de ahí antes de seguir viviendo bajo el fuego cruzado.

En este pequeño sitio ubicado al noreste de México, la única autoridad es la muerte.

Ubicación estratégica: la ‘cruz’ de un municipio

A pesar de su población reducida, Doctor Coss es un lugar estratégico para los cárteles de la droga que buscan dominar el tráfico de estupefacientes en la región.

Enclavado en los límites de Nuevo León y Tamaulipas, el municipio es clave para el traslado de drogas a Estados Unidos, haciéndolo especialmente atractivo para los grupos criminales que buscan el mercado internacional.

La presencia delincuencial es evidente: negocios completamente abandonados, grafitis referentes al crimen organizado pintados en las fachadas de edificios de gobierno y el aplastante silencio que sólo puede ser percibido en zonas muertas se han convertido en parte esencial del paisaje.

Aunque es complicado determinar en qué momento comenzó la debacle en Doctor Coss, un punto de referencia podría fijarse el 24 de noviembre de 2020, día en que fue asesinado el titular de Seguridad Pública del municipio, Francisco Leónides Cruz, quien fue acribillado junto a otros policías por un comando armado a bordo de vehículos con blindaje artesanal.

Desde entonces, y de acuerdo con Gerardo Palacios Pámanes, secretario de Seguridad Pública de Nuevo León, el municipio ni siquiera cuenta con policía municipal.

Dominan sin consecuencias

Aunque la difícil situación que reina en el municipio no se trata de algo nuevo, la condición real del municipio nunca había sido tan evidente como durante la mañana del pasado lunes 27 de febrero.

De acuerdo con fuentes policiales, un grupo de aproximadamente 40 hombres ligados a grupos del crimen organizado vandalizaron las calles del municipio durante más de 12 horas, quienes quemaron patrullas, ambulancias y otros vehículos sin que ninguna autoridad, ni local ni federal, interviniera.

Durante las primeras horas se reportó la quema de varias unidades de las corporaciones, aparentemente, con bombas molotov que arrojaron a las instalaciones que se ubican a un costado del Palacio Municipal, en la zona centro del municipio.

De acuerdo con otros testimonios, hasta medio centenar de camionetas entraron en convoy hasta la cabecera municipal con personas armadas en su interior.

Aprovechando la completa ausencia de autoridad, los delincuentes hicieron alarde de sus armas de grueso calibre mediante rondines en la plaza principal y en las brechas que rodean al municipio, despertando a los pocos habitantes que todavía permanecen en el lugar.

Ante estos sucesos, Gerardo Palacios Pámanes afirmó en conferencia de prensa que el Gobierno de Nuevo León reforzaría la seguridad del municipio con la llegada de alrededor de 200 elementos provenientes tanto de Fuerza Civil como del Ejército, además de reinstaurar a la policía municipal.

Sin embargo, el gran poder de fuego con el que cuentan los grupos delincuenciales, mismos que ha sido presumidos por ellos mismos a través de videos en redes sociales, hacen suponer que la batalla no será breve ni fácil de sortear, ya que los criminales que intentan hacerse con el control de la zona cuentan con armamento y tecnologías de tanta sofisticación que, incluso, rivalizan con las utilizadas en conflictos bélicos internacionales.

Entre el miedo de la población y la persecución de grupos delictivos, el conflicto entre cárteles continúa subiendo de intensidad, convirtiendo a Doctor Coss, alguna vez un apacible municipio en la zona oriente de Nuevo León, en la zona cero de una sangrienta guerra sin cuartel.

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