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Negocios disfrazados como salas de masajes para la práctica de la prostitución se suman al deterioro y la decadencia en la que se encuentra el primer cuadro de Monterrey.
Estos negocios a plena luz del día son parte del “paisaje visual” del centro de la ciudad, además de propiedades en abandono que sirven de guaridas, calles con basura y escombro.
Sin un control sanitario, estas casas de masajes operan con toda impunidad ofreciendo un servicio “especial” para sus clientes, pues las mujeres prometen “un trato de novia con final feliz”.
Existen en Monterrey alrededor de 300 negocios de este tipo.
El Municipio de Monterrey realizó el pasado 9 de noviembre del 2013 operativos en las salas de masajes por las denuncias de corrupción de menores y prostitución, pero hoy continúan operando en el centro de la ciudad.
Durante un recorrido realizado por Reporte Indigo se comprobó que las chicas, algunas evidentemente de corta edad, ofrecen los servicios a plena luz del día en las puertas de los negocios.
Es un viejo problema. La alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes, ha tocado el tema y advirtió que continuarán con las revisiones en búsqueda de irregularidades.
“Estaremos revisando en periodos y con sigilo, buscando garantizar derechos de menores, ya que hemos recibido denuncias al respecto”, expresó Arellanes.
La alcaldesa dijo públicamente que los operativos son parte de la supervisión permanente que lleva a cabo el Municipio.
Reporte Indigo publicó que el primer cuadro de la capital regia, de uno de los estados más prósperos del país, luce una serie de problemas urbanos porque las autoridades estatales y municipales no trabajan coordinadamente.
Zanjas, montañas de escombro que llevan meses, casas desiertas que sirven de guarida y “charoleros” que bloquean las banquetas, son parte de la problemática que vive la ciudad.
Sus avenidas principales tienen baches, falta de señalización, ranuras en el asfalto por obras permanentes en el par vial, tambos en lugar de barreras, escombro, carencia de iluminación y carriles que llevan a ninguna parte.
La descoordinación entre el Estado y el Municipio de Monterrey, porque el gobernador es del PRI y la alcaldesa del PAN, no ha permitido que las obras de reconstrucción del par vial tengan una mezcla de recursos y una planeación estratégica.
Tanto, que la iluminación de Morones Prieto no puede realizarla el Municipio, porque el Estado no libera tramos en reparación, porque no se ponen de acuerdo mutuamente.
Pero no sólo las casas de masajes, inmuebles abandonados, grafitti por todas partes, basura y escombro son parte de la problemática de la capital regia, sino que también prolifera la oferta sexual con las salas de mansajes, que realmente funcionan como prostíbulos.
Pese a que se tiene un programa de regeneración del primer cuadro de la ciudad, esto sólo es una promesa y no se ven acciones coordinadas por autoridades estatales y municipales.
Ciudades como Medellín, en Colombia, pasaron de tener centros urbanos en decadencia, por la presencia de células del crimen organizado y por integrarse como una conurbación de guetos, en metrópolis con espacios regenerados y para el uso de toda la población.
Unas 4 mil 500 viviendas fueron objeto de una reordenación urbana en el barrio de Moravia, esto sobre una montaña artificial que fue un basurero.
Se construyeron edificios de 10 unidades para sustituir las vecindades más precarias. Y cuatro años bastaron para hacer realidad un cambio radical que transformó la ciudad de Medellín.
Otro caso de regeneración ocurrió en la ciudad de Guayaquil, en Ecuador, en 1990 el deterioro urbano se hacía evidente en las infraestructuras públicas y privadas, así como en el medio ambiente urbano.
En 2001 se inició un exitoso proceso de regeneración urbana, interviniendo diferentes sectores a través de proyectos y programas concretos, que se integran a la visión estratégica que se tiene para el desarrollo de toda la ciudad.
Para el 2004 esta acción fue reconocida internacionalmente por el Programa de Naciones Unidas para el desarrollo (UNDP) como un ejemplo de buena práctica para promover la gobernabilidad democrática como factor importante en la erradicación de la pobreza y la promoción del desarrollo.
En el primer cuadro de la ciudad de Monterrey hay propiedades abanadonadas que sirven de guaridas y los negocios que empiezan a dominar el centro tienen un giro sexual, mientras la vida familiar y comercial se ha trasladado a los centros urbanos de la periferia.
El centro de la ciudad está en decadencia.
‘Con final feliz’
“Aquí no se dan masajes, tenemos trato de novia en tres posiciones… Yo no soy buena con las manos, te relajo con la boca”, ofrece Karina, quien dice tener 22 años y presta su servicio en una sala de masajes en el centro de la ciudad.
Con un cigarro en la mano, un vestido pegadito y transparente, el cual con la luz neón deja al descubierto su diminuta ropa interior, Karina promete tener “una experiencia con final feliz”.
“Son 200 pesos, el sexo en tres posiciones por 30 minutos, pero si quieres el trato de novia, te cuesta 25 pesos más”, dice Karina sentada en un sillón y sugestivamente cruza la pierna para que el cliente se anime.
Te asegura que nadie mejor que ella para quitar el estrés a cualquier persona que entre al negocio.
Para convencer al cliente se para del sillón y camina un par de pasitos mientras se baja un poco el vestido transparente.
Se acerca y con la mirada fija cierra el ojo.
“La felicidad está abierta las 24 horas”.
Al preguntarle si los cuartos cuentan con clima, Karina sonríe irónicamente y dice que no.
“Estás en el centro mi amor, vete a San Pedro, allá sí tienen clima corazón”.
Otra chica sale de una sala contigua. El día parece serle bueno, porque sonríe y toca la imagen de San Judas Tadeo para que siga la buena suerte.
El costo del servicio varía: 100 pesos por sexo oral, 120 penetración con una posición y 200 por tres posiciones.
La mujer asegura que el negocio comienza a resurgir de nueva cuenta, porque ha llegado a ganarse hasta mil 500 pesos en un día.
Y explica que anteriormente las salas de masajes estaban controladas por Los Zetas, quienes pedían un porcentaje de los ingresos.
“Ahora ya no. Antes, los clientes dejaron de venir porque estaban Los Zetas, pero ahora está tranquilo… Mira, ya no hay gente rondando por aquí”.
Claudia, otra chica dice que ninguna sala de masajes realiza sesiones antiestrés: “Todas ofrecemos lo más relajante que puede haber: el sexo”.