Destituyen a Orozco
Horas antes de ser destituida por el Tercer Consejo universitario de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) como rectora de esa casa de estudios, Esther Orozco aseguró, tajante, que no renunciaría a pesar de las amenazas de muerte que había recibido en los últimos meses.
El acuerdo de su destitución incluyó dejar al frente de la institución a los miembros del Comité de Organización, Asuntos Legislativos y Hacienda.
Jonathan Villanueva
Horas antes de ser destituida por el Tercer Consejo universitario de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) como rectora de esa casa de estudios, Esther Orozco aseguró, tajante, que no renunciaría a pesar de las amenazas de muerte que había recibido en los últimos meses.
El acuerdo de su destitución incluyó dejar al frente de la institución a los miembros del Comité de Organización, Asuntos Legislativos y Hacienda.
Mónica Serrari, en su papel de consejera, informó que Orozco tiene un plazo de cinco días hábiles para inconformarse con la determinación, en caso de no hacerlo, el Consejo Universitario procederá a designar a un Rector Interino hasta que se convoque, en mayo de 2014, al proceso formal de elección de otro Rector.
En el diálogo con Reporte Indigo, Orozco insistía que la única forma en que dejaría su cargo sería por decisión del Tercer Consejo Universitario. Horas después, aseguraba que este acto carecía de validez y que lo impugnaría por no cumplir con los lineamientos de la institución.
“La rectora tiene un cargo por cuatro años (…) la rectora es una mujer que cumple sus compromisos, a pesar de que un grupo pequeño, minoritario, pero sí muy violento, le pide que se vaya”, aseveró, refiriéndose a si misma en tercera persona, como los obispos y los reyes.
Y terca, se sumergía otra vez en su papel y se confesaba víctima de una persecución política desde hace varios años por parte de los grupos de poder de la institución.
Los enemigos públicos
Al principio de la plática, su tono era conciliador. Se expresaba con mesura e incluso abría la puerta al diálogo. Pero aseguraba estar sola en su lucha por la injerencia de las autoridades a favor de sus detractores.
Se le preguntó el nombre de sus adversarios. De todos aquellos que querían verla fuera de la institución. De quienes, incluso, la han amenazado de muerte en diversas ocasiones.
“Sí identifico a quienes están en ese movimiento, pero no quisiera hablar de ello por que a mi no me corresponde, porque no soy autoridad, pero es muy fácil identificarlos, basta con ver quienes firman los desplegados y su filiación política”.
Añadió que hay fotos que en las que se ve con más claridad a los jóvenes que participaron activamente en los disturbios dentro de la UACM y hasta en los estallidos sociales, como el del primero de diciembre pasado.
“La rectora es una investigadora que no tiene enemigos personales. Son enemigos de la educación pública, personas que atentan contra la educación de calidad, y que todavía no entendemos bien que quieren”, dijo.
Entonces, dejó de lado sus diferencias con el gobierno capitalino y se enfocó en sus detractores a quienes consideró los iniciadores de las revueltas sociales registradas desde el arranque del nuevo gobierno.
“Los hechos que vemos son equiparables con lo que pasa en el CCH Naucalpan, con lo del primero de diciembre y lo de Morelia. Ahí participa gente que no entendemos por qué hace desmanes, pero lo que sí es claro es que hay una intención por socavar la educación pública. Creo que eso es muy negativo para la ciudad y el país”.
Y lo explicaba así:
“Estos grupos no permiten la educación y cierran las aulas, golpean estudiantes y profesores, comenten actos delictivos y luego los achacan a sujetos que recibieron los golpes, entonces yo califico que son grupos a los que se les tiene que tener cuidado y no ceder a sus chantajes y presiones”.
Fue más allá. Incluso sostuvo que la UACM fue una especie de laboratorio de los disturbios que están surgiendo en el país.
“Ahí se entrenaron, con palos y tubos y con nosotros adentro. Ahí practicaron y después, con las mismas imágenes y el mismo modus operandi, se reprodujo el primero de diciembre y se reprodujo en el CCH. Si usted compara las fotos, son las mismas escenas, los mismos chicos encapuchados, las mismas formas de vestir: con ojos enrojecidos y walkie talkie”.
Sobre las amenazas de muerte que dijo haber recibido por insistir quedarse en la UACM, aclaró grosso modo que fueron constantes y anónimas, las mismas que se pueden ver en las redes sociales.
La relación con las autoridades
Durante la entrevista rectificó el rumbo que tomó el fin de semana pasado, cuando envió una misiva al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, para exigirle que dejara de intervenir en la autonomía de la UACM y de la que se hizo eco Reporte Indigo en su edición del pasado martes.
Dijo que, desde el Antiguo Palacio del Ayuntamiento nadie le había exigido dejar el cargo de rectora, pero que era necesario un acercamiento institucional a favor de la UACM.
Por eso minimizó la reacción del secretario de Gobierno del GDF, Héctor Serrano, quien la acusó de incongruente en días pasados por pedir por un lado que se respetara la autonomía y por el otro solicitar una reunión con el jefe del Ejecutivo local para tratar ese tema.
“No es correcto ese tipo de adjetivos, no tengo actos de incongruencia, creo que se refiere a que estoy pidiendo una reunión, pero la intención es una cita institucional, para informarle de manera institucional ya que seguramente tiene información errónea”, sostiene.
En cambio, mantuvo su postura en torno a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, a la que denunció ante el organismo nacional (Comisión Nacional de Derechos Humanos) a través de sus seguidores.
Dijo que el ombudsman capitalino, Luis González Placencia, se había extralimitado en su apoyo a los disidentes, igual que un grupo de diputados locales afines a la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN).
El titular de la CDHDF hizo una serie de recomendaciones a las autoridades de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México durante la huelga y desde entonces el malestar de la rectoría se hizo evidente. Ocurrió lo mismo con los incumplimientos por parte de la Rectoría a los acuerdos firmados en fechas pasadas.
Al respecto, se le preguntó cómo se podría destrabar el conflicto, cuando legisladores, funcionarios de gobierno y disidentes no parecían creerle.
Y entonces volvió a negar cualquier tipo de acusación en su contra y se definió como una mujer de compromisos, atestiguados por la ALDF y el GDF en las mesas de trabajo.
Por esa razón, descartó dejar el cargo y asumió el enfrentamiento con los alumnos y profesores opositores a su gestión, asegurando que ahí estaría hasta el 7 de mayo de 2014.
Todo indica que perdió la batalla.