La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha declarado a América Latina la zona más desigual del mundo en términos sociales, económicos y educativos, lo que afecta, principalmente, a las niñas, niños y adolescentes que habitan en la región compuesta por 17 países.
De los más de 600 millones de personas que viven en Latinoamérica, 185 millones viven en pobreza extrema, lo que representa retos y dificultades en el desarrollo integral de miles de niños y jóvenes en la región.
Los resultados en la reciente prueba de PISA, evidenciaron que más del 75 por ciento de los alumnos de 15 años disminuyeron su nivel de competencia básica en matemáticas y el 55 por ciento obtuvo un bajo nivel de competencia lectora, siendo este uno de los indicadores que demuestran la desventaja ante la que se encuentra la niñez de la zona con respecto a otras naciones.
México es el segundo país de América Latina con el mayor deterioro en los aprendizajes después de la pandemia.
PISA nos dice que antes estábamos mal pero ahora estamos peor. ¿Ya ven para qué sirve?
Informe Comisión I. de Investigación sobre la pandemia, cap. educación, p. 310 pic.twitter.com/1768yVGLKt
— Villalpando (@Irma_vh) May 1, 2024
Ante este panorama, United Way, una red de organizaciones con más de 133 años de trayectoria y presencia en 11 países de la región, organizó el Encuentro Regional Latinoamérica con especialistas, empresas y otros sectores relevantes para realizar un diagnóstico y establecer líneas de acción para abatir la desigualdad.
En dicha reunión, la institución reunió en la Ciudad de México a diversos líderes del sector público y privado, de organizaciones y de la sociedad en general, para tomar acción en estos temas y crear entornos más equitativos para las infancias de América Latina.
Pobreza extrema contra la niñez
En su Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe, la CEPAL presenta estadísticas básicas en torno a la situación económica, sociodemográfica y ambiental de la región. En el documento realizado en 2023, la Comisión incluye datos disponibles hasta mediados de diciembre del año pasado.
Aunque en este trabajo se revela que el indicador de las personas en situación de pobreza descendió en el 2022 a los niveles previos a la pandemia, alcanzando un 29 por ciento, no fue suficiente para revertir los efectos negativos de la pandemia de COVID-19.
Es decir, más de 180 millones de personas en la región no cuentan con ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas, además de que, entre ellas, 70 millones no tienen ingresos para adquirir la canasta básica de alimentos.
La CEPAL reporta que existen áreas en América Latina en las que la pobreza supera al 60 por ciento de la población, particularmente en la zona sur y central.
Un nuevo análisis del @BancoMundial y @UNICEF indica que 1 de cada 6 niños vive en pobreza extrema. Esto significa que 356 millones de niños en el mundo viven en pobreza extrema.
Obtén más información: https://t.co/8GUM7zjTT2 pic.twitter.com/LNbuCyh4Zj
— IFC América Latina y el Caribe (@IFC_LAC) October 21, 2020
Nancy Lara, CEO de United Way México, menciona que la educación, uno de los elementos clave para combatir la desigualdad, se vio trastocada por la pandemia de COVID-19, cuyo fin fue declarado por la Organización Mundial de la Salud en mayo de 2023.
“Los niños de Latinoamérica son los más afectados por las condiciones de desigualdad que priman en la región. Hay un dato muy claro que todos conocemos que es que en América Latina hay más de 185 millones de personas en pobreza extrema. Ahora, todos lo vimos, la pandemia, la forma en la que fue atendida y digo atendida por todos, porque es un tema de comunidad y cuando hablo de comunidad somos absolutamente todos: empresas, gobierno, organizaciones y las personas. Entonces, digamos que no tuvimos un acercamiento oportuno, por ejemplo, con las niñas y los niños en América Latina fue una de las regiones donde más nos tardamos en que tuvieran las condiciones adecuadas para seguir con su educación de manera oportuna.
“También hubo un crecimiento importante en términos de ambientes no saludables para el desarrollo de las niñas y niños. De 0 a 6 años es la etapa más importante de un ser humano en el desarrollo de sus bases, en las conexiones neuronales y como país, como sociedad, no tuvimos la oportunidad de responder oportunamente a la situación”, menciona Lara.
De acuerdo con la CEPAL, las niñas y niños en la primera infancia, de entre 0 a 8 años, enfrentarán graves consecuencias en el rubro de oportunidades de desarrollo y aprendizaje, después de haber pasado al menos la mitad de su vida en condiciones de emergencia sanitaria.
En América Latina y el Caribe existe un rezago educativo que amenaza el crecimiento de la región.
Es necesaria la voluntad política que asegure mayor inversión para minimizar el impacto de la pandemia.
Urge trabajar en conjunto y garantizar una educación de calidad para… pic.twitter.com/btQgniAf1y
— ODCA (@ODCA) January 24, 2024
Aunque las cifras de la comisión indican que, hasta 2023, el 29 por ciento de la población de América Latina y el Caribe vive en situación de pobreza, este número se eleva hasta 42.5 por ciento si sólo se considera a niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años.
El organismo señala que se ha demostrado que invertir en educación de calidad durante la primera infancia es crucial para asegurar un desarrollo saludable y mejorar las oportunidades de éxito en la vida adulta, incluyendo trayectorias educativas, laborales y la calidad de vida.
Por otra parte, los infantes que enfrentan desigualdades estructurales; por su condición étnica o racial, situación socioeconómica, territorio de origen, género, o factores de riesgo como la violencia, inseguridad alimentaria, falta de acceso a agua y saneamiento, servicios de salud y educación, lo que se agravó y profundizó durante la pandemia, se enfrentan a mayores dificultades, desde una edad más temprana, para acceder a oportunidades educativas y laborales en el futuro, lo que abona a que continúe el ciclo de desigualdades.
Sostenibilidad, innovación y educación, las claves
Según expresó Samuel González, Vicepresidente de United Way Worldwide Latinoamérica y el Caribe, “los crecientes mercados en energías renovables, tecnología, salud, servicios, finanzas e innovación ofrecen un momento propicio para generar, desde diferentes sectores, el aumento de oportunidades, acompañando el desarrollo de soluciones sostenibles para los retos impredecibles que día a día afrontan las poblaciones más vulnerables en América Latina”.
La sostenibilidad, la innovación y la educación fueron identificados por la red de United Way como pilares para combatir la desigualdad en Latinoamérica y ofrecer a los niños más y mejores oportunidades.
Nancy Lara explica que la innovación es una parte fundamental de la creación de un nuevo modelo, que impulse la equidad, gracias a la tecnología.
“Somos una región que tiene un rezago educativo importante, entonces por lo que vivimos en pandemia, queda claro que la forma en la que tenemos que nosotros abrazarlo ahora es ver como recuperamos, cómo nos acercamos, cómo hablamos de generar las herramientas para que recuperemos esos años. Las herramientas con base tecnológica son las que van a poder catalizar, en algunos casos, los programas y proyectos que muchas de las organizaciones realizan en nuestro país”, indicó.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) reafirma y fortalece el compromiso internacional de garantizar un futuro equitativo y próspero para todas las niñas y niños.
Varias metas e indicadores de las ODS, se centran directamente en la primera infancia, abordando temas como la pobreza, la educación de calidad, la igualdad de género y la salud, con el cometido de crear un entorno propicio para el pleno crecimiento y desarrollo de la infancia.
Los ODS contemplan un enfoque en la educación para la primera infancia, específicamente en su meta 4.2, en la que se emplaza a los gobiernos del mundo a procurar el acceso universal a las niñas, niños y adolescentes a servicios educativos y de desarrollo en esta etapa, otorgando una enseñanza preescolar de calidad, para que se encuentren preparados para la educación primaria.
Aunque la región aún cuenta con un importante rezago en el tema, la CEPAL indica que en las últimas décadas América Latina y el Caribe han tenido un aumento en la financiación y reformas legales e institucionales que han impulsado avances en el acceso a la educación para la primera infancia.
En 2006, el 37.1 por ciento de los menores de seis años de edad asistían al jardín de niños, cifra que ha aumentado hasta alcanzar el 46.6 por ciento en 2020. Considerando la asistencia a este nivel un año antes de la primaria, se han alcanzado cifras casi universales, 94.5 por ciento y 94 por ciento para niñas y niños, respectivamente.
Trabajo en conjunto
Tras la última edición del Encuentro Regional Latinoamérica de United Way, en el que participaron empresas como Deloitte, Dow, Microsoft, Femsa y P&G y actores relevantes como Roberto Mourey, Claudia Restrepo Múnera, Ana Paula Gonzalez, Sindy González Tijerina, Lupina Loperena Ruiz y Mauricio Alvarado Blanco, Nancy Lara considera qué se creó “un espacio de reflexión y diálogo estratégico con líderes del sector privado, público y de cooperación internacional, procurando, junto con nuestros colegas de países sudamericanos, centroamericanos y norteamericanos, generar líneas de acción y equidad alineadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
En el evento, los participantes delinearon objetivos orientados al servicio de las comunidades vulnerables e hicieron un compromiso por el planeta, derivado de un entendimiento de las problemáticas sociales.
“Tenemos un enfoque sistémico, sabemos que todos y todas formamos parte de un sistema y todos tenemos algo que sumar en beneficio a las comunidades en donde estamos entonces el fortalecimiento de alianzas estratégicas. Otro de los puntos fue establecer cómo consolidamos, cómo expandimos estas alianzas con organizaciones locales, internacionales, empresas, organismos internacionales, siempre partiendo del enfoque comunitario.
United Way no llega a las comunidades y dice ‘bueno, tengo la solución para esta comunidad” y entonces la comunidad se vuelve receptor, no, en realidad, se pone a las personas en el centro entendiendo sus realidades y construyendo con mejores y mayores oportunidades para para la propia comunidad. Entonces, se trata del fortalecimiento de alianzas estratégicas, con un mapeo clave de qué necesitamos, con quién tenemos que aliarnos para hacer el uso de los recursos de manera más eficiente, más trazable que nos permite escalarlo y llevarlo a cabo”, explica Lara.
La CEO de United Way explicó que la red invierte en programas de capacitación, intercambios, desarrollo de líderes dentro de las organizaciones, a la vezque buscan fortalecer habilidades locales en las organizaciones con las que trabaja comunitaria e internacionalmente.
“Tenemos la visión de darle sostenibilidad a los proyectos a largo plazo mediante la formación de capacidades y evolución de ellas. Estamos viviendo un momento de muchos cambios hacia lo interno en todos los sectores, por ello estamos trabajando en un ambiente híbrido. Estamos trabajando por muchas generaciones, con un enfoque mucho más ágil, mucho más tecnológico, fortaleciendo las habilidades dentro de los equipos y también dando respuesta a las habilidades que se está requiriendo ya en las oportunidades laborales del futuro”, mencionó.
Lara aseguró que a través de diversos enfoques, desde las empresas, a través de la educación e impulsando el desarrollo global, regional, nacional y comunitario, es que la red apoya al combate de la desigualdad en América Latina.