La reforma energética que se discute en el Senado de la República fue dibujada al gobierno de Estados Unidos desde hace un año.
En un documento del Congreso norteamericano se establece que a las tres semanas de tomar protesta Enrique Peña Nieto, el gobierno del país vecino ya estaba preparado para promover negocios en materia de energía en México.
En el documento llamado Oil, Mexico and the Transboundary Agreement, del Senado de Estados Unidos, fechado el 21 de diciembre del 2012, y dado a conocer por el Partido del Trabajo, establece que ya en aquel país están listos para iniciar las relaciones comerciales en materia de petróleo y shale gas.
“El departamento de Estado debe integrar el desarrollo del petróleo y el gas natural en la agenda bilateral. Funcionarios de la Embajada de Estados Unidos están bien capacitados en temas energéticos. El servicio comercial ya está activo promoviendo relaciones comerciales y algunas agencias están construyendo relaciones técnicas”, dice en la página 14 en el capítulo Recomendaciones para incrementar la relación bilateral México-Estados Unidos.
Además en las recomendaciones se establece que al gobierno de Estados Unidos la gran cantidad de yacimientos de gas Shale que posee México le representa una gran oportunidad comercial.
En la introducción del texto de 39 páginas, hecho para la Comisión de Relaciones Exteriores y firmado por el senador Richard G. Lugar, se asegura que Peña Nieto ya demostró –en 2012– el interés por fortalecer la relación entre ambos países en materia de energía, y se asegura que cuenta para esto con el apoyo del partido de oposición más grande.
“El nuevo presidente electo de México ha señalado su deseo de trabajar juntos en temas energéticos, y el partido de oposición más grande se une a este llamado”, dice el legislador de Indianápolis.
Sin embargo el partido con mayor votación después del PRI fue el PRD, y este partido es un inamovible opositor a la reforma energética.
Por lo que el supuesto apoyo presumido a los legisladores de Estados Unidos podría ser un invento de los negociadores.
Los senadores norteamericanos insisten en que tienen que conocer a fondo el futuro del petróleo en el país, porque de eso depende su seguridad energética.
“Para los Estados Unidos entender minuciosamente los prospectivas de petróleo de México es vital para nuestra seguridad energética. El futuro de la energía de los mexicanos está en manos de los mexicanos. Los Estados Unidos pueden y deben planear y ofrecer nuestra robusta asociación”, insisten en el documento.
“El Departamento de Estado debe alentar a México a asociarse en temas de gases no convencionales. El tremendo potencial de gas shale que tiene México ofrece oportunidades para la creación de trabajos locales, crecimiento económico y ganancias en su balanza comercial.
“Para Estados Unidos el desarrollo del gas shale de México puede ofrecer oportunidades comerciales valiosas, producir líquidos valiosos y fortalecer la posición de Norteamérica en los mercados globales. El Programa de participación técnica en gases no convencionales es un vehículo listo para potenciar esa cooperación”, se insiste en el documento.
En otro documento de la Casa de Representantes, firmado por el exembajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, también se hace referencia a que para Enrique Peña Nieto la reforma energética es una prioridad.
Pascual, ahora Coordinador Especial de Asuntos Internacionales, dice que si se logra aprobar este proyecto legislativo, será de gran ayuda para la posición comercial de Estados Unidos en el sector energético.
‘Documentos prueban acuerdos’: PT
Para los petistas, de estos documentos se desprende que hay un acuerdo por parte de la administración de Enrique Peña Nieto con el gobierno norteamericano.
Con este documento el PT busca probar que el dictamen en realidad fue hecho en parte por congresistas de Estados Unidos.
El líder del PRD, Jesús Zambrano, adelantó que presentarán un amparo.
La discusión volvió a enfrentar a los partidos.
El priista David Penchyna, quien ha encabezado las negociaciones de este proyecto, insistió en que el petróleo seguirá siendo propiedad de la nación y no hay forma de comprobar lo contrario.
Sin embargo él fue el que hasta este fin de semana dio a conocer el dictamen a sus demás compañeros, quienes acusaron que el documento se hizo por personas externas al Senado de la República.
“Lo que es innegable, lo que es rotundamente contundente, es que lo que seguirá siendo de los mexicanos es la propiedad sobre sus recursos energéticos y la rectoría económica del Estado mexicano sobre los mismos, no sólo se mantiene, se refuerza y por lo tanto se apuesta a que se fortalezca.
“Eso nadie lo puede negar si lee con cuidado el proyecto de dictamen que hemos presentado a esta soberanía”.
“Esta reforma es de carácter constitucional, porque en otro tiempo hicimos reformas de leyes secundarias que por sus propios hechos hablan. Le guste a quien le guste, le incomode a quien le incomode, las legislaciones secundarias que hemos hecho en materia de energía, no nos ha dado los dividendos que los mexicanos estamos esperando”.
Los senadores se enfrascaron en una discusión sobre el proceso de debate pues no se le permitía al perredista Armando Ríos Piter hacer algunas consideraciones a lo que había expuesto Pablo Escudero del Partido Verde.
Finalmente ante la insistencia de los partidos de izquierda se logró un acuerdo para que se pudieran debatir los comentarios hechos desde la tribuna.
Alejandro Encinas aseguró que el debate de la reforma energética será histórico y será un componente para una nueva división entre los partidos y los ciudadanos.
“Hoy prácticamente se somete a remate no solamente el petróleo sino también el resto de los hidrocarburos y la industria eléctrica, vulnerando profundamente al Estado mexicano que sigue debilitándose, si tenemos un Estado fallido ante la delincuencia, hoy tenemos un estado fallido ante los poderes económicos fácticos del país y del extranjero”.
En tanto afuera de la Cámara alta los simpatizantes del Movimiento de Regeneración Nacional alistaron el campamento permanente que pretenden tener mientras se discute el dictamen de reforma energética.