En su paso por México, las personas migrantes desconfían de los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), lo que les dificulta la denuncia en caso de ser víctimas de trata de personas, afirma Fernanda Valdés, cofundadora de la consultoría MidesDH.
“Desde el primer acercamiento por parte de autoridades del Estado, que debería de ser de protección, ya están asustando. Y no es una falsa idea, bien sabemos que el INM detiene a niñas, niños y adolescentes en estaciones migratorias pese a la armonización de la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, respecto a la Ley de Migración y la Ley sobre Refugiados, Acción Complementaria y Asilo Político, que es como el paraguas de protección internacional en México”, explica la especialista.
Esta acción de desconfianza que genera el INM facilita mucho las actividades ilícitas a los criminales que se dedican a este tipo de explotación.
“Tiene una credibilidad el Instituto Nacional de Migración un tanto débil en cuanto a la protección de los derechos humanos, puesto que las víctimas relacionan a estas autoridades con el temor. No se van a querer acercar, por lo que en caso de verlos en el territorio, prefieren escapar”, afirma Fernanda Valdés.
La especialista considera que han habido grandes esfuerzos, sin embargo, es un delito bastante complejo y los actores que deberían atenderlo aún no cuentan con las capacidades necesarias.
“Hay que reconocer que ya se ha avanzado mucho y que incluso las herramientas tecnológicas aportan para poder identificar y prevenir este delito, sin embargo, todavía hay un camino largo por recorrer.
“Tenemos a organismos internacionales que están muy puestos con una agenda para apoyar en este tema específico, en Unicef con niñas, niños y adolescentes, tenemos un sistema nacional de protección; SIPINNA, a su vez ha desplegado esfuerzos específicos en esta área”, explica.