Después de la derrota del Partido Revolucionario Institucional en las urnas que los dejó sin presidencia, gubernaturas y con pocos lugares en el Congreso, internamente se muestra dividido y los militantes comienzan a buscar a los culpables del fracaso y a exigir una reestructuración.
La corriente Democracia Interna, dirigida por el exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz y el exdiputado, José Adolfo Murat Macías, acusaron que un grupo de personas secuestró al partido, olvidando la democracia y privilegiando las decisiones cupulares lo que llevó al PRI a conseguir “un penoso tercer lugar”.
“Dejamos de practicarla al interior (la democracia) privilegiando las decisiones cupulares en la definición de liderazgos y candidaturas, basadas en intereses políticos de grupo, apoyadas por el poder económico, las ambiciones personales y el desprecio por la militancia.
En una carta firmada el pasado 2 de julio, Democracia Interna también culpa del desgaste político la postulación por “amiguismos” y “compradrazgos” de gente con altos grados académicos pero sin conocimiento de las candidaturas.
“Después de la decisión cupular del candidato presidencial, prevalecieron las imposiciones, el amiguísimo, el compadrazgos, los caprichos de una clase gobernante insensible y prepotente. No hubo ejercicio político que privilegiara candidaturas fuertes, sólidas. En cambio, hijos, amigos, funcionarios sin carrera, ocuparon los espacios en las boletas”, agrega la carta que culpa de estas imposiciones al Comité Ejecutivo Nacional y los acusa de falta de apoyo en los estados.
Estas decisiones ocasionaron que la militancia priista (8 millones) diera la espalda al partido durante esta elección, incluyendo el voto obrero, el voto rural y el voto ciudadano del PRI.
Democracia Interna señala que la ruptura y la debacle del PRI comenzó cuando Enrique Ochoa Reza llegó a la dirigencia del PRI (2016) y “ninguneó a la militancia” y abandonó a los comité estatales pero que aún están a tiempo de reestructurar la dirigencia nacional y al partido más antiguo del país.
“Esta derrota nos otorga la posibilidad de recuperarnos, de resurgir, de reconstruir. En un país que se dice democrático, nadie gana para siempre y nadie pierde para siempre. Son los resultados de los gobiernos los que obtienen la confianza de la población o ganan su rechazo”, concluye la carta firmada por más de 400 militantes priistas.