La ansiedad y la depresión son los padecimientos mentales que más aquejan a la población de México.
Después de dos años de haber terminado la pandemia COVID-19, las cifras siguen en aumento.
Previo a la crisis sanitaria, en el 2018, se reportó a través de la Encuesta Nacional de Salud Mental y Adicciones que en México aproximadamente el 17 por ciento de la población presentaba al menos un trastorno mental y se estima que una de cada cuatro personas en el país se vería afectada como mínimo una vez en su vida por algún trastorno de este tipo. Lo más grave, es que solo una de cada cinco personas recibiría algún tratamiento.
De acuerdo con @INEGI_INFORMA, en México, el suicidio es una problemática que va en aumento, las muertes aumentaron 194% de 1997 a 2017. Pero ¿qué sucede con la población infantil? Tanto los trastornos mentales como el suicidio va en aumento en la población de 10 a 14 años. pic.twitter.com/jbctgOyZWv
— Criterio Noticias (@criterio997FM) October 10, 2019
Tres años después, durante el primer año de la pandemia, México se convirtió en el país donde más creció el número de personas con ansiedad y depresión de las naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Ambas enfermedades aumentaron al 50 por ciento y 28 por ciento de los ciudadanos respectivamente.
Depresión, mal silencioso
Hasta la semana 41, que abarca del 12 al 18 de octubre del 2023, se presentaron en los Centros de Salud Mental de la Secretaría de Salud en todo el país 122 mil 858 casos de depresión, de acuerdo con el Boletín Epidemiológico Nacional.
Durante el 2022, la cifra fue menor en la misma semana con 103 mil 957 diagnósticos, un aumento de 18 mil 901 de un año a otro.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición en el apartado de Sintomatología Depresiva en Adolescentes y Adultos, publicada el 16 de junio del 2023, señala que en adolescentes el puntaje promedio es de 3.2 por ciento en dichos síntomas.
El estudio señala también que el 16.7 por ciento de los adultos tiene sintomatología depresiva, siendo más común en adultos mayores (38.3 por ciento) que en adultos (11.3 por ciento).
La ansiedad y la depresión son los principales padecimientos que enfrentan los adolescentes en México. pic.twitter.com/eIv2ges0Ju
— APM Online (@APM_Online) September 27, 2023
Además, se observaron mayores prevalencias en mujeres, adultos con índice de bienestar bajo y en adultos mayores residentes de áreas rurales.
En el tema del suicidio, los resultados de la encuesta señalan una mayor prevalencia en adolescentes que en adultos.
Según el estudio, el 7.6 por ciento de la población adolescente y 7.7 por ciento de la población adulta tuvo pensamientos suicidas.
La prevalencia de intento de suicidio alguna vez en la vida fue de 6.5 por ciento en adolescentes y 3.5 por ciento en adultos durante el 2022.
Ansiedad, crecimiento exponencial
A inicios del 2023, la Secretaría de Salud informó que México y el Reino Unido se ubican entre las naciones con mayor incremento de casos de ansiedad y depresión después de la pandemia.
De acuerdo con el estudio realizado por la Secretaría de Salud, la prevalencia mensual de trastorno de ansiedad generalizada durante la pandemia por COVID-19 en México se mantuvo alta y estable, entre 30.7 y 32.6 por ciento de la población integrada a la encuesta nacional dijo padecer estos males respectivamente.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición también indica que en México, de los trastornos de ansiedad, el 50 por ciento se presentan antes de los 25 años, en cuanto a los casos de depresión, la mitad lo hacen entre los 20 y los 30; la esquizofrenia en hombres, entre los 15 y los 25, y en mujeres, entre los 25 y los 35 años.
Uno de los graves efectos que tuvo la pandemia por COVID-19 es el aumento alarmante que ha tenido la depresión en países como México, en donde se ha visto que la ansiedad y los intentos de suicidio han aumentado un 50% y 40% respectivamente.
Info de: https://t.co/gkzUQWVq5u pic.twitter.com/EBrHJwvSpa— Cime Uaeméx (@CimeUaem) July 7, 2023
Por su parte, el trastorno bipolar y las adicciones se presentan entre los 20 y los 30 años. Las enfermedades cognitivas, degenerativas y las demencias son propiamente enfermedades del adulto mayor y suelen ocurrir después de los 55 años de edad.
De acuerdo con el segundo diagnóstico Operativo de Salud Mental y Adicciones, en relación con la brecha de atención o tratamiento de estas enfermedades, en promedio el 81.4 por ciento de las personas no reciben la atención apropiada.
Las personas con trastorno de ansiedad presentan la mayor brecha, pues el 85.9 por ciento, no son atendidos, le sigue con el 83.7 por ciento la fobia social, con 76.6 por ciento el abuso de alcohol, con 73.9 por ciento la depresión, com 73.6 por ciento el trastorno maniaco y, la de menor brecha de atención es el trastorno por pánico, con 70.1 por ciento.
Medicinas insuficientes
El cuadro básico de medicamentos podría parecer suficiente, pero en el país, muchas veces no hay el personal necesario ni los insumos para recetar, dice el Psiquiatra Mario Alberto José de los Santos, académico y exdirector del Centro de Salud Mental ubicado en la capital de Coahuila.
“El dinero es insuficiente. En México se destina sólo el 2 por ciento del presupuesto de salud a la salud mental. Obviamente esto es determinante, pues aumentan la probabilidad de desarrollar más trastornos mentales en la población. Las secuelas por COVID han sido impresionantes y costosas”, señala.
Para Mario Alberto, uno de los problemas del cuadro básico y de la atención de salud mental en general, es que no se ha conformado al primer nivel de atenciones, lo que obliga a que las personas tengan que esperar por citas con especialistas para recibir un diagnóstico y una receta.
Hoy en México hay 4 millones de pacientes psiquiátricos sin medicamentos.
Desde hace 5 meses, una sanción de COFEPRIS a la farmacéutica Psicofarma ha impedido la distribución de estos.
Lo peor, es que para todos aquellos con depresión, ansiedad, la solución a la falta de… pic.twitter.com/DafKF2dgE8
— Frida Guillen (@FridaJGuillen) May 31, 2023
“Yo te diría que el cuadro básico de medicamentos puede ser bueno, el problema es que no está disponible en el primer nivel de atención que sigue siendo nuestra gran brecha”, señala.
Para el experto, que la atención psiquiátrica y psicológica se encuentre disponible en el primer nivel de atención podría significar una de las estrategias con la cual se pueda manejar la problemática.
“El sistema de salud y los centros de salud son los que deben de contar con personal de psicología, psiquiatría y con psicofármacos. El gran problema que yo observo en la comunidad es que muchos médicos de primer nivel no diagnostican los principales problemas de salud mental.
“Yo sé que los médicos de primer nivel pueden estar muy cargados de trabajo, pero si no ven la enfermedad que ocupa una parte importante de su población, al ser el primer nivel de contacto, estamos lejos de poder atenderla”, comparte.
Actualmente en México se necesitan 12 mil especialistas de este rubro de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Ausencia de políticas públicas
Con el confinamiento de la pandemia de COVID-19, la ansiedad y la depresión profundizaron sus estragos y se volvieron más visibles.
Entre el 2013 y el 2023, la atención en la salud mental de los mexicanos se concentró en diplomados, edición de revistas, capacitaciones a funcionarios, estudios, diseño de proyectos, adquisición de vestuarios y en servicio de dietas para los integrantes del Secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental.
En ese periodo, más de 200 contratos por el concepto de salud mental sumaron alrededor de 133 millones de pesos, de acuerdo con una inmersión en los títulos de contratos en Compranet.
Lo que en esa década se gastó en la salud mental a nivel nacional cabe más de 9 mil veces en el costo de la Estela de Luz construida en el Paseo de la Reforma para conmemorar el Bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución Mexicana por orden del expresidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012).
El término apenas lo usaron 13 entidades públicas, entre dependencias y órganos desconcentrados.
Hubo dos años –2013 y 2014– en los que la salud mental ni siquiera representó 1 millón de pesos.
En ese lapso, cuando se iniciaba el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), el gasto fue para un diplomado de salud mental del niño y del adolescente en el contexto familiar a distancia, la edición de la revista Salud Mental en inglés, la capacitación grupal del curso “Bioética en salud mental”, otros servicios editoriales y un proyecto piloto de depresión resistente a tratamiento en la clínica.
A lo largo de la última década, el año en el que más compras públicas relacionadas con la salud mental se hicieron fue en 2019, cuando se inició una nueva administración federal con el presidente Andrés Manuel López Obrador y se erogaron 66 millones 607 mil 543 pesos.
Sin embargo, los gastos se concentraron en tareas editoriales. Por ejemplo, salió a la luz el libro “Violencia y Salud Mental” y el Instituto Mexicano del Seguro Social elaboró material didáctico para el programa “Estrategia de promoción de la salud mental” manejo de emociones y prevención del estrés.
Los medicamentos invisibles
Incluidos en paquetes generales y sin la mención de su nombre propio fue como los gobiernos registraron las compras de los medicamentos psiquiátricos realizadas entre 2013 y 2023, según una revisión en Compranet por título de contrato.
Esas ausencias impiden conocer qué fármacos se compraron más y cuál fue la justificación para adquirirlos. Además, opacan el padecimiento mental al que el Estado mexicano le ha dado prioridad.
Las compras de este tipo de medicamentos quedaron registradas bajo dos denominaciones: “Salud mental” y “Adquisición de medicamentos para el tratamiento de enfermedades psiquiátricas”.
En la primera, los datos disponibles arrojan que se signaron 30 contrataciones desde Servicios de Atención Psiquiátrica a un organismo de la Secretaría de Salud que sumaron 6 millones 381 mil 667 pesos.
En la segunda, el único año en el que aparecen registros es 2020 con 15 compras por 263 millones 270 mil 970 pesos.
En estas adquisiciones participaron el extinto Instituto de Salud para el Bienestar, así como Prevención y Readaptación Social (organismo que administra los centros penitenciarios).
Las empresas que ganaron los contratos más grandes fueron Psicofarma S.A. de C.V. con 102 millones 214 mil 341 pesos, Lundbeck México S.A. de C.V. con 99 millones 845 mil 645 pesos y Sun Pharma de México con 24 millones 458 mil 72 pesos.
En este mapa en el que algunos vacíos son notorios, la proveeduría de Psicofarma era clara. Sin embargo, se convirtió en un proveedor controvertido.
En septiembre de 2020, la Secretaría de la Función Pública, la inhabilitó por 45 meses por incumplir con una compra consolidada. La empresa recurrió a un amparo legal y en 2021 logró venderle al Gobierno otra vez.
Sin embargo, en noviembre de 2022, enfrentó de nuevo una medida sancionatoria del Gobierno.
La Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios le ordenó suspender parte de su producción por incumplimiento en sus contratos.
De acuerdo con los datos abiertos del colectivo Cero Desabasto que trabaja con base en reportes de recetas sin surtir, los medicamentos de salud mental empezaron a faltar en las farmacias particulares de México, así como del sector público, desde que Psicofarma empezó a recibir sanciones.