Degradación ambiental es un problema global

Temas como la escasez de agua, la excesiva deforestación de bosques y selvas, así como la pérdida de especies se deben combatir de manera conjunta entre las naciones
Ernesto Santillán Ernesto Santillán Publicado el
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La degradación ambiental de los ecosistemas alrededor del mundo ha alcanzado tal nivel que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el planeta enfrenta ya la sexta extinción masiva; la primera causada por la acción del hombre.

“A lo largo de la historia de la humanidad, la biosfera ha sufrido cambios, pero nunca a los niveles actuales; la pérdida de biodiversidad y ecosistemas es muy grande”, asegura la ONU.

Entre los principales causantes de estas pérdidas están el cambio de uso de suelo, de espacio natural a agrícola, ganadero o urbano; la contaminación de suelos y cuerpos de agua y el cambio climático.

“Todos estos fenómenos están ligados a los modelos de desarrollo y producción; de consumo y crecimiento económico desenfrenado a costa del agotamiento de nuestros recursos naturales”, dice la ONU.

Por su parte, la investigación “La política ambiental en México diagnósticos y Retos” realizada por Codice, menciona que, en este contexto, América Latina – región donde se encuentran tres de los países más biodiversos del mundo: Brasil, México y Colombia – ha sufrido la disminución más dramática de especies con un 89 por ciento de pérdida de las vertebradas entre 1970 y 2014.

En cuanto a la flora, los bosques, por ejemplo, hoy en día ocupan solo el 30 por ciento de la superficie terrestre a pesar de ser el hogar del 80 por ciento de las especies animales, vegetales y fuente fundamental de agua, alimentos y medicinas para los humanos.

Aún así, cada año desaparecen aproximadamente 13 millones de hectáreas, dos veces el tamaño de Portugal.

Relación directa con la salud

De acuerdo con el documento “La política ambiental en México diagnósticos y Retos”, la salud de los humanos está directamente relacionada con la salud de los ecosistemas.

“La actual pandemia por COVID 19, por ejemplo, es la prueba más reciente de los efectos devastadores de la fragmentación y destrucción de hábitats naturales, pues se ha demostrado que cuando hay destrucción de los bosques y se alteran los ecosistemas, se producen contactos entre humanos y vidas silvestres que generan enfermedades infecciosas – transmisibles de animales a humanos -con impactos de gran magnitud en la salud de los humanos y la economía”.

De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada cuatro meses y el 75 por ciento proviene de animales.

En este sentido la escasez de líquido vital también juega un papel fundamental para la humanidad.

Cada vez es mayor la demanda de agua potable, mientras que las reservas de agua dulce no se renuevan a la misma velocidad, por lo que el riesgo de llegar al agotamiento total del agua dulce crece día con día.

Para el año 2050, la ONU estima que más de mil millones de personas que vivan en Oriente Medio y el norte de África tengan problemas de escasez absoluta de agua y otros 5 mil millones vivirían en regiones geográficas con insuficiente acceso al líquido.

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