El oficio de zapatero es uno de los más antiguos y más tradicionales tanto en la capital del país como a nivel nacional. Foto: Especial

Decenas de reparadoras de calzado han desaparecido en la CDMX por las nuevas modas y los tenis

En los últimos años, el número de reparadoras de calzados ha disminuido gradualmente en la Ciudad de México: uno de los oficios más antiguos y tradicionales de la capital del país

Las reparadoras de calzado en la Ciudad de México están en su ocaso: en los últimos 10 años han dejado de operar más de 280 establecimientos que se dedicaban a dicha actividad.

Así lo señalan datos de la Secretaría de Desarrollo Económico (SEDECO) de la capital del país, obtenidos por Reporte Índigo a través de solicitudes de información.

Cabe destacar que el oficio de zapatero es uno de los más antiguos y más tradicionales tanto en la capital como a nivel nacional.

Personas que se dedican al oficio, consideran que una de las razones por las que su actividad va a menos, es por la tendencia de las personas a comprar nuevos zapatos en lugar de reparar los antiguos.

De maestros zapateros a reparadores de calzado

El oficio de la reparación de calzado en México surgió después de la caída de México Tenochtitlán en el año 1521, señala el texto “El oficio de zapatero: antecedentes y tendencias”, escrito por Raúl Nieto Calleja y que se puede consultar en el portal electrónico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El mismo texto señala que en la década de 1960, con la automatización de la industria del calzado, la mayoría de los maestros zapateros pasaron a ser obreros parciales, algunos a supervisores y con esto, se dio la transformación del gremio: antes un zapatero producía y reparaba calzado, después, solo realizaba actividades parciales dentro del oficio.

El oficio de zapatero es uno de los más antiguos y más tradicionales tanto en la capital del país como a nivel nacional. Foto: Especial
El oficio de zapatero es uno de los más antiguos y más tradicionales tanto en la capital del país como a nivel nacional. Foto: Especial

Lo anterior, señala el autor, fue un proceso de descalificación del oficio de zapatero y se crearon diferentes espacios para la realización del oficio: por ejemplo, los zapateros se dedicaron de forma independiente a reparar calzado producido por las fábricas.

También, se convirtió en una actividad económica que se transmite de generación a generación.

Hasta la actualidad, ese continúa siendo el modelo económico que predomina en el oficio, afirma la fuente. 

En disminución, el número de reparadoras de calzado en la CDMX

De 2012 a 2022, han dejado de operar 282 unidades económicas relacionadas con la reparación de calzado y otros artículos de piel y cuero han disminuido, señalan datos de la SEDECO obtenidos a través de la solicitud de información 0901623230007999, tramitada por Reporte Índigo a través de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT).

Lo anterior, informa que en 2022 hay 14 por ciento menos reparadoras de calzado que en el 2012.

Los datos consultados señalan que, en 2012, estaban registradas mil 899 unidades económicas relacionadas con la reparación de calzado.

Cifra que para 2015 tuvo una disminución y se situó en mil 808 reparadoras de calzado.

Para el año 2018, la cantidad de unidades económicas volvió a caer y se colocó en mil 805, indican los datos en poder de Reporte índigo.

En el año 2019, el número de unidades económicas dedicadas a reparar calzado disminuyó a mil 607.

Hacia el año 2020, la cantidad de reparadoras de calzado tuvo una leve recuperación; sin embargo, se situó en mil 618.

Y para el año 2022, la cantidad de unidades económicas relacionadas con la reparación de calzado se registró en mil 617.

Uso de tenis y querer tener calzado nuevo, lo que fulminó al oficio

Antes, hace 20 o 30 años, la mayoría de las personas compraba sus zapatos para que tuvieran una larga duración, invertían bien en calzado y si llegaba a despegarse un poco la suela o se descosía, pensaban en cuidar su inversión y llevarlos a reparar”, dice Francisco García, zapatero de la colonia Obrera, en la alcaldía Cuauhtémoc en la Ciudad de México.

García tiene 48 años, y desde los 18 se ha dedicado al oficio que aprendió de su padre, quien fue zapatero hasta los 78 años.

“Ahora a la gente no le gusta venir a reparar su calzado, no sé si le da pena, pero a veces veo que invierten en comprar tenis clon o zapatos que parecen de marcas caras en lugar de reparar los que tienen”, dice.

Lo anterior, considera, aunque reparar calzado es más económico que comprar tenis o zapatos nuevos de mala calidad.

“Unos zapatos buenos, pero con la suela descosida, bien reparados, te pueden durar un año más, o dos, y la reparación te sale en 100 pesos por pieza, unos 200 por par, pero si te compras unos baratos, de 300 o 350 pesos, a lo mejor te duran bien unos 2 meses, pero a los 6 meses ya están mal, porque son de un material sintético de mala calidad y no vienen ni cocidos”, declara.

Además de lo anterior, señala, a las personas jóvenes les atrae más tener varios pares de tenis nuevos que comprar calzado, usarlo y llevarlo a reparar.

“Tengo un sobrino que parece que colecciona tenis, compra pares clon y los guarda, se los pone de vez en cuando y nunca los va a llevar a reparar. Ese tipo de modas es lo que nos ha afectado”, comenta.

No obstante, afirma que los zapateros resisten porque aún hay mucha gente que valora su calzado y le busca extender la vida útil.

“Hay personas que le dan un valor sentimental a su calzado y vienen y te los encargan mucho, ese tipo de personas son las que nos dan chamba”, detalla.