La decadencia del trolebús en la CDMX

Abraham ha visto la decadencia del trolebús en la Ciudad de México. En los años 80, le sorprendía que estas unidades de transporte avanzaran atadas al cableado eléctrico con sus antenas o troles. Parecía que el futuro había llegado y revolucionaría la movilidad en la capital del país.

Diana Laura Espinoza Diana Laura Espinoza Publicado el
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Abraham ha visto la decadencia del trolebús en la Ciudad de México. En los años 80, le sorprendía que estas unidades de transporte avanzaran atadas al cableado eléctrico con sus antenas o troles. Parecía que el futuro había llegado y revolucionaría la movilidad en la capital del país.

Ese futuro prometedor se abandonó y desvaneció. Después de 6 minutos en la fila de la emblemática parada de Bellas Artes en Eje Central, Abraham aborda una unidad con la pintura descarapelada, vidrios estrellados y asientos rayados. Paga cuatro pesos. Como él, 220 mil pasajeros usan diariamente el trolebús.

“El servicio está abandonado, uno que siempre lo usa lo ha visto. Que no piensen que no nos damos cuenta. Dejaron en el olvido este gran proyecto”, lamenta.

El trolebús ha disminuido sus rutas y unidades de los años 90 a la fecha por decisión de quienes han gobernado la Ciudad de México.

En su lugar, se han instalado otros medios de transporte con sistemas híbridos que aún generan emisiones sin garantizar una menor tarifa a los ciudadanos .

El servicio formal de trolebús se inauguró en 1951 con 20 unidades que circulaban en la línea Tacuba-Calzada de Tlalpan a lo largo de la Avenida Xola, por donde hoy corre el Metrobús.

Tenía un carril confinado, prescindía de las vías férreas a diferencia del tranvía en su época y según los registros históricos del Servicio de Transportes Eléctricos (STE), la población lo consideraba un vehículo silencioso, rápido y confiable.

Cuarenta años más tarde, en la década de los 90, este medio de transporte alcanzó a tener mil 115 unidades que circulaban por una extensión de 557 kilómetros de cableado, equivalente al doble de la red del Sistema de Transporte Colectivo Metro, de 226.4 km.

A 2016 la red de cableado se redujo a 203 kilómetros y cuenta con 290 trolebuses, según documenta el estudio “Trolebús: Alternativa de Transporte Público que genera ciudades sustentables”, elaborado por el investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Francisco G. Alvarado.

Las 19 líneas de trolebús que había en 1974 se redujeron a ocho que hay en la actualidad. En 2009, el entonces secretario de Transportes y Vialidad, Armando Quintero, justificó la acción diciendo que los trolebuses eran costosos para la administración, pues el subsidio por cada usuario, era de casi 10 pesos.

“El trolebús tuvo su época de oro”, dice a Reporte Índigo el director de Servicios de Transportes Eléctricos de la Ciudad de México, Eduardo Venadero.

Reconoce que este medio de transporte garantiza la movilidad a la ciudadanía en términos de seguridad y eficiencia, pero el reto es brindarle mantenimiento.

“Ya no hay refacciones en el mercado y eso nos impide la posibilidad de atenderlo de mejor manera”, dice el funcionario.

Venadero asegura que ahora hay mejores tecnologías en materia de transporte, como el camión eléctrico.

“Todo organismo de movilidad debe explotar las nuevas tecnologías que garanticen la sustentabilidad con el medio ambiente”, dice Venadero.

El primer proyecto será el corredor en eje 8 Sur, a lo largo de 22 kilómetros, para conectar desde la estación Constitución de 1917, en el oriente de la Ciudad con la zona de Mixcoac, al extremo opuesto.

Para ello, se pretende contar con recursos del Fideicomiso anunciado en la Cumbre de Alcaldes C 40, realizada en la Ciudad de México el año pasado.

Con dichos recursos se pretenden adquirir 100 autobuses eléctricos. Venadero no precisó el monto de inversión. Sin embargo, cada unidad tiene un costo de entre 9 y 10 millones de pesos, por lo que implicaría una inversión de entre 900 y mil millones de pesos tan sólo en la adquisición de unidades.

Dicho monto es cercano al presupuesto anual al Servicio de Transportes Eléctricos en la Ciudad de México. El argumento es que ésta proviene del erario, mientras que la operaciones de los autobuses sería a través de concesiones.

El presupuesto al STE ha aumentado ligeramente en términos reales en los últimos años. En 2010 se destinaron mil millones 83 mil 937 pesos, mientras que este año aumentó a mil 333 millones 945 mil 39 pesos.

El tema sindical

A diferencia del modelo de concesión que ha implementado el Gobierno de la Ciudad en otros sistemas de transporte, como el Metrobús y ahora el corredor en Eje 8, los operadores de trolebuses en la capital del país son personas afiliadas a la alianza de Tranviarios.

El secretario general, Benito Bahena, ha impulsado la defensa del trolebús no sólo para mantener las fuentes de empleo desde esta figura sindical, sino como medio de transporte no contaminante.

El trolebús dejó de ser funcional en la opinión del gobierno por la falta de refacciones. El director del Sistema de Transportes Eléctricos asegura que los camiones de baterías recargables que correrán por el Eje 8 tendrán una garantía de refacciones.

Además, explica que la tecnología “ahora es más flexible” y se podrán encontrar diversas piezas.

Política sustentable

En ello coincide el experto en movilidad Rodrigo Díaz.

“Los trolebuses de la Ciudad de México son máquinas muy viejas; hay un problema para conseguir repuestos y una gran parte de su flota está detenida por falta de mantenimiento”, afirma en entrevista.

La única manera de evitar que el nuevo corredor verde muera es que se le destine presupuesto y s no se le da financiamiento anual, el sistema no va a crecer, va a ser como un eco, “una línea de altísimo estándar que se cae a pedazos”.

El tema de las tecnologías ambientales es cada vez más importante en las políticas de movilidad de urbes como la Ciudad de México.

La Ciudad de México ha vivido contingencias ambientales en el último año. A pesar de los beneficios ambientales del transporte eléctrico, Eduardo Venadero también hace énfasis en el costo.

“No es tan sencillo tomar la decisión de cambiar la flotilla. Si las condiciones del país y de la ciudad fueran otras, por supuesto que estaríamos en la lógica de poner sobre la mesa la sustitución de trolebuses, pero hoy, la ciudad enfrenta una situación complicada de presupuesto”, señala.

Actualmente, el 60% del transporte en la Ciudad de México son microbuses, ¿algún día Abraham volverá a ver en la electromovilidad el futuro de la ciudad?

 

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