“Desempleado desde Octubre. Busco Trabajo. Tengo 4 hijos”, rezaba el cartelón con el que lancé a las calles de Monterrey esta semana a poner a prueba el espíritu navideño de los regiomontanos.
Me hice de un pantalón sucio, desgastado, y de una sudadera que le hiciera juego. El propósito de este ejercicio era pasar como uno más de los pedigüeños que salen a las calles a pedir dinero durante esta temporada.
Con el disfraz puesto me planté en el cruce de Morelos y Juárez, en el centro de Monterrey, que siempre presenta alta afluencia de automovilistas y peatones.
Sin saber que se trataba de un reportero, los conductores que circulaban se acercaban con miradas de compasión y solidaridad. Unos sacaban monedas de uno, cinco y 10 pesos y ayudaban al presunto limosnero.
“Todas valen cuando se tiene la necesidad”, me dijo uno de ellos.
“Que Dios lo bendiga y que pase felices fiestas”.
Uno de los policías de Fuerza Civil que hace rondines por la zona del Centro de Monterrey también sintió compasión por mi situación y me entregó un billete de 20 pesos.
“Pero no le digas a los compañeros que yo te lo di”, me advirtió el uniformado.
El ejercicio periodístico se repitió en el cruce de Ocampo y Juárez, y en el de Avenida Universidad y calle Porfirio Díaz, éste último en San Nicolás.
Fueron 6 horas en las que el reportero se disfrazó de pedigüeño, tiempo en el que logró recaudar 157 pesos, dinero que será usado para comprar libros viejos pero en buen estado y que serán donados a un grupo de migrantes como regalo de Navidad.
Hoy 24 de diciembre será Noche Buena y mañana 25 de diciembre Navidad. Las luces de colores que engalanan el momento resplandecen por todos lados como si se tratara de la estrella de David. Los pinos naturales adornados y el nacimiento no pueden faltar, mucho menos los regalitos, los tamales y el champurrado.
Pero todo tiene un costo: Nuevo León es una de las entidades que más gasta en época navideña (del 5 de diciembre al 5 de enero), y se espera que este año la derrama económica llegue a los 30 mil millones de pesos.
La Cámara Nacional de Comercio (CANACO) asegura que la cifra aumenta cada año, pues en 2013 el gasto fue de 25 mil millones pesos; y en el 2014, 28 mil millones. Algunas personas invierten hasta 10 mil pesos en regalos.
De los cientos de autos que circularon por los diferentes puntos, solo 14 ciudadanos se acercaron con un gesto de ayudar al prójimo.
Para el Arzobispo de la Iglesia Católica, Rogelio Cabrera, más que regalos ostentosos, la Navidad se trata de un cambio de vida, de reflexión y de recibir la gracia divina.
“Algunos fieles han olvidado el motivo de la fiesta, que es el nacimiento de Cristo, y se ha acentuado el tema de la convivencia y el intercambio de regalos”, comenta el Monseñor.
“En cierta medida, el consumismo ha atrapado la fiesta, pero yo creo que en medio de todos eso, la fiesta de la Navidad sigue siendo espiritual.
“Yo no puedo decir un no a las compras, porque también es un asunto económico de bienestar. No puedo decir no, al encuentro gozoso entre las familias. A lo que invito es al equilibrio y evitar todo exceso, porque siempre son malos. Excesos de compras, exceso de alcohol y exceso de desorden, pues no es recomendable”.
El Arzobispo hizo un llamado para voltear a ver a los más necesitados, entre ellos los indigentes que hay en la entidad, porque una de las bases del espíritu navideño es la caridad.
Por eso el pasado martes la Basílica de Guadalupe se convirtió en un comedor para personas de escasos recursos, en donde se compartió el pan de todos los días.
El pastor y director del seminario metodista Juan Wesley, Marco Antonio Martínez, coincidió en que la fiesta de Navidad es más espiritual que material.
“Las compras y los regalos es algo más que debe ser añadido, no como el motivo principal del significado de la Navidad”, dijo.
También hizo una invitación para que el mensaje de la Navidad sea en base a la reunión familiar como espíritu navideño.
“La experiencia de la Navidad, para mí, es el hecho de compartir, es el regalar, no solo a las personas más cercanas, sino el compartir más allá de mi propia familia”. Enfatizó.
“Por eso es bueno impulsar mucho cualquier actividad de servicio social (…) Hay muchos lugares en esta zona que viven en condiciones bastante complicadas”.
Para el pastor, un simple gesto, como reunirse en familia haya regalos o no, basta para encontrar el verdadero espíritu navideño.