De la inocencia a la criminalidad

En los últimos cuatro años más de 13 mil menores de edad de entre los 14 y los 17 años han sido detenidos por hechos criminales en la Ciudad de México como robos, lesiones y delitos contra la salud, según datos proporcionados por la Procuraduría capitalina
Erick Miranda Erick Miranda Publicado el
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En la Ciudad de México cada vez hay más menores de edad que cambian los juguetes por las armas. Y es que la participación de niños y adolescentes en actos delictivos se ha vuelto algo casi común en las calles de la capital del país.

De enero de 2014 a septiembre de este año la Procuraduría General de Justicia (PGJ) capitalina registró un total de 13 mil 32 puestas a disposición de menores de edad relacionadas con hechos delincuenciales.

De acuerdo con información obtenida vía transparencia con folio 0113000584018, del total, 11 mil 116 casos correspondieron a hombres (85.3 por ciento) y otros mil 946 fueron de mujeres (14.7 por ciento). La edad de los menores que han mantenido una mayor intervención en hechos delictivos va de los 14 a los 17 años.

En 2014 la Procuraduría local reportó 3 mil 378 puestas a disposición; en 2015 la cifra disminuyó a 2 mil 546; para 2016 la baja alcanzó los 2 mil 395; mientras que para el año pasado de 2017 se registró un repunte, derivando en una cantidad de 2 mil 690 casos.

Mientras que en los primeros nueve meses de 2018 fueron efectuadas 2 mil 23 puestas a disposición en contra de menores de edad, sin embargo, de continuar la tendencia de 230 disposiciones aproximadas por mes, el cierre de este año podría estimarse entre las 2 mil 750 o las 2 mil 760.

Según los reportes de la PGJ, la mayor participación de infractores menores de edad se ha dado en los delitos de robo en sus diferentes vertientes, contra la salud, lesiones, daño a la propiedad, desobediencia y/o resistencia de particulares, portación de objetos aptos para agredir, encubrimiento por receptación y por denuncia de hechos.

En la Ciudad de México existen al menos dos células criminales formadas por menores de edad y lideradas por personas no mayores a los 23 años: “Los Diablitos” y “Los Malankins”

Aunque en el referido periodo de cuatro años y nueves meses sólo fueron abiertas 12 mil 344 carpetas de investigación por involucrar a menores de edad. Las alcaldías con mayor incidencia fueron Iztapalapa, con 2 mil 344 averiguaciones previas que equivalen al 18.70 por ciento; Cuauhtémoc, con 2 mil 228 y un porcentaje del 17.78; y Gustavo A. Madero, con mil 510 indagatorias, equivalentes al 12.05 por ciento.

Las demarcaciones con un mínima presencia de menores infractores fueron Milpa Alta, con 61 averiguaciones previas correspondientes al 0.49 por ciento; Magdalena Contreras, con 111 casos y un porcentaje del 0.89; seguida por Cuajimalpa, alcaldía que reportó 226 querellas equivalentes al 1.80 por ciento.

Adicional a las 12 mil 344 carpetas de investigación iniciadas en las 16 alcaldías de la CDMX, la Procuraduría capitalina reportó una cifra de 134 indagatorias por la incidencia delictiva de menores de edad externos y sin descripción: 34 por individuos originarios de algún municipio del Estado de México; 95 más por personas que no proporcionaron identidad ni datos, además de otros 5 casos por connacionales procedentes de otras entidades del país.

El origen del mal

La participación de niñas, niños y adolescentes en hechos delincuenciales, tanto en la Ciudad de México como en el resto del país, se debe a un entorno permanente de violencia y a que el Estado ha dejado de intervenir para solucionar los problemas que mayormente afectan a este sector poblacional, explica Alan Jiménez, sociólogo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

“La normalización de la violencia y la llegada del crimen organizado a la capital, sumada a una invisibilidad del sector infantil, son los factores que mayormente han motivado este fenómeno y este tipo de actos delincuenciales, además de que no hay que descartar que también se debe a la violencia generacional con la que se ha criado a la mayoría de la ciudadanía”, sostiene el especialista

Aunque no hay ni existirá un perfil para definir a “las niñas, niños y adolescentes en conflicto con la ley” y que podrían ser mayormente proclives a incurrir en delitos, aclara el también catedrático, será necesario que el actuar de los mismos sea asumido desde los niveles del Estado, la sociedad y la familia, ya que todo ello converge en la conformación de las personas y en su manera de vivir.

“Para hacer frente a este fenómeno es necesario que los gobiernos retomen aspectos que han afectado de manera directa al tejido social, tales como la poca inversión en materia de educación, la recuperación de los espacios públicos, la regularización del trabajo infantil y su no criminalización, la capacitación de instancias de seguridad y procuración de justicia, además de programa silicatos de prevención y desintoxicación”, señala el también presidente de la AC Comunalidades, Vida y Dignidad.

La última medida para sancionar este tipo de casos debe ser la cárcel, asegura Jiménez, ya que pocas veces ello propicia una rectificación en la conducta y porque en las mismas suelen vulnerarse los derechos humanos de los implicados.

Jóvenes criminales

Según trabajos de inteligencia y cruces de información de la Secretaría de Seguridad Pública (SPP) y la Procuraduría General de Justicia (PGJ), en la capital se tiene conocimiento de al menos dos grupos criminales de menores infractores.

Se trata de las bandas de “Los Diablitos” y “Los Malankins”, células criminales formadas por menores de edad y lideradas por personas jóvenes no mayores a los 23 años.

“Los Diablitos” fueron identificados después de que en agosto y septiembre pasado dos de sus integrantes, de 12 y 13 años, fueran captados en video y posteriormente detenidos tras asaltar automovilistas en las colonias Observatorio y Daniel Garza, pertenecientes a la alcaldía de Miguel Hidalgo.

Mientras que “Los Malankins” fueron detectados por el crecimiento de la criminalidad en colonias como Anáhuac, Escandón, Lomas de Chapultepec y Daniel Garza, también en Miguel Hidalgo, donde menores y jóvenes con la mayoría de edad recién cumplida incurrían en delitos que van desde el robo a transeúnte hasta el cobro de piso.

En ambos casos, la impunidad es una condición que resalta, ya que bajo una categoría de “inimputables”, los menores de edad y/o sus tutores reciben sanciones nulas o en su caso mínimas por tales hechos.

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