La iniciativa del Gobierno de la Ciudad de México busca promover el turismo internacional tomando a la cultura y tradiciones barriales como un objeto de consumo, señala Salvador Rosas Barrera, especialista en urbanismo de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Se busca atraer el turismo utilizando a la cultura como mercancía para atraer a los nuevos visitantes con una estancia prolongada y, como se menciona, se pretende impulsar corredores no tradicionales y ampliar la oferta del turismo a otras zonas, lo que tendrá importantes repercusiones”, declara.
Aunque la alianza pretende que los turistas extranjeros vengan a México por su cultura barrial y tradiciones originarias, Rosas Barrera apunta que (de manera contradictoria) el arribo de personas extranjeras con patrones de consumo distintos transformará también la forma de vida de las comunidades donde Airbnb prolifere.
“La propuesta está orientada a zonas donde la cultura barrial predomina y los comercios globales no existen y al llegar estos nuevos visitantes, la cultura de los barrios va a ser trastocada y nuevos negocios, conforme a la nueva demanda, desplazarán a los locales”, indica.
Lo anterior, menciona, va a impactar en los precios para residentes y negocios barriales por lo que cabe la posibilidad de que se genere gentrificación y expulsión de las personas.
Por lo anterior, dice que es necesario crear una regulación para proteger los mismos bienes culturales con los que se está atrayendo al turismo extranjero.
“Se necesita una alternativa para que los bienes culturales, para que lo que se busca aprovechar, no se pierda y pueda perdurar a través del tiempo. El hecho de intervenir en las prácticas tradicionales provoca que dejen de ser elementos orgánicos y es riesgoso tratar de incidir en ellas y en sus orígenes”, detalla.
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