“Ya me cansé de tener miedo de ser estudiante”, “No quiero ser el 44, tampoco el 45”, “Todos somos Guerreros”…
Son algunas de las frases que se leyeron y escucharon durante la marcha nacional para exigir la aparición con vida de los 43 estudiantes de la normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos el Iguala.
Por la tarde, cuando las caravanas se disponían a salir del Ángel de la Independencia, Tlatelolco y Monumento a la Revolución, había mucha expectativa alimentada durante todo el día por los medios y las redes sociales.
“Camiones con soldados vestidos de civil”, corría como pólvora el rumor que alertaba sobre la posible participación de elementos del Ejército infiltrados en la marcha como civiles.
Más tarde, se aclaró que los camiones formaban parte de los elementos del Estado Mayor Presidencial que acudió al evento con motivo del aniversario de la Revolución Mexicana.
“No debemos permitir encapuchados. Aquí todos damos la cara. Si alguien se acerca al movimiento con el rostro oculto de inmediato le pedimos que se descubra o se retire”, alertaban algunos de participantes que se preparaban para salir del Monumento a la Revolución.
El encontronazo entre granaderos y encapuchados que ocurrió por la mañana cuando un grupo se dirigía al Aeropuerto Internacional de la Ciudad México encendió los focos rojos para las autoridades, pero también entre algunos de los participantes.
Y cuando muchos esperaban que brotara la violencia en las caravanas que marcharían al Zócalo por la tarde, todo fue tranquilidad.
La caravana “Daniel Solís Gallardo” que salió del Monumento a la Revolución se adelantó.
El contingente tenía previsto arrancar la movilización a las seis de la tarde, pero debido a la masiva respuesta de la convocatoria se adelantó una hora.
Las reiteradas advertencias de la mega marcha en el Distrito Federal tuvieron su efecto, pues cientos de comercios y oficinas cerraron temprano para evitar que sus instalaciones fueran dañadas con pintas y destrozos.
La comitiva de padres y alumnos de Ayotzinapa provocó aplausos y gritos a su paso. De rostros morenos y calzando huaraches, los manifestantes avanzaron tomados de una cuerda por la avenida Juárez, no se inmutaron a la hora de gritar justicia, mientras decenas los retrataban.
Venían desde la sierra de Guerrero y entre sus gritos advertían: “Cuidado, cuidado, cuidado con Guerrero. Estado, estado, estado de Guerrilla”.