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Después de la fiesta viene el rito religioso. Durante 40 días, millones de mexicanos se preparan para vivir la Semana Santa con la Cuaresma, un tiempo litúrgico dedicado a la oración, el ayuno y la abstinencia de comer carne roja.
Sin embargo, el aumento en los precios de los pescados y mariscos provoca que cada año los fieles eviten la tradición de consumir estos productos para optar por alternativas más accesibles para su bolsillo.
Hasta hace una década, más del 80 por ciento del consumo de carne proveniente de animales bovinos, ovinos y porcinos era sustituida por los productos del mar en la Cuaresma, pero con el paso del tiempo la cifra se redujo a 30 por ciento.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), destaca que este periodo es el agosto para los comercios relacionados con los productos del mar, debido a que la población mexicana en general no es muy proclive a esta clase de alimentos, situación que provoca que muchas veces desconozcan el precio real.
“Los puntos de venta se aprovechan de los mexicanos porque la mayoría de ellos no tiene capacidad de compra porque no consume habitualmente pescados y mariscos, y es fácil engañarlos ya que no diferencian de un producto de calidad de otro que fue sustituido”, explica el líder empresarial.
De manera particular, las mayores variaciones de precios reportadas por la Anpec son el pescado sierra, cuyo valor se disparó este año 67.53 por ciento en contraste con 2018, para ubicarse en 162.50 pesos por kilo; el pulpo, con un incremento en su precio de 27.4 por ciento, a 279 pesos; mientras que el calamar se vende 26.87 por ciento más caro, a 170 pesos.
Dentro de la canasta alimentaria de la temporada, el salmón se mantiene a la cabeza como el producto más costoso a 339 pesos por kilo.
Aunque el medallón de atún y el camarón pacotilla no registraron variaciones al alza este año, sus precios también se ubican dentro del rango que una familia de cuatro integrantes con un salario mínimo no pude costear, puesto que con un kilo no es suficiente para alimentarse: 265 pesos y 241 pesos por kilogramo son sus costos respectivamente.
Las pescaderías, los restaurantes y los supermercados son los más beneficiados en el consumo, pues una de cada tres ventas se realiza en estos establecimientos.
Además de los precios, Cuauhtémoc Rivera destaca que existe otro elemento que se debe tomar en cuenta: la higiene con la que se preparan los alimentos en espacios públicos.
“Muchos locales no tienen visibilidad para los comensales, entonces se desconoce bajo qué lineamientos sanitarios se están elaborando los platillos. Uno de los alimentos que más se consumen son los procesados o elaborados y los restaurantes aprovechan esto para sustituir pescados y mariscos con un valor mínimo nutricional y a un precio excesivo”, agrega el presidente de Anpec.
Los sustitutos accesibles
Gran parte de la población mexicana aún tiene la intención de cumplir con el periodo de vigilia que establece esta tradición, sin embargo, el sólo hecho de destinar cada día el doble de presupuesto para los alimentos se convierte en un camino difícil de seguir.
Durante el último trimestre, los productos del mar reflejaron una tendencia de consumo moderado, debido al poco capital circulante y a que el consumidor ya no gasta sólo por gastar.
“En lo que va del año, el consumo de pescado ha bajado 30 por ciento, los sustitutos son los que han ganado terreno, pues cerca de 20 por ciento de la población los prefiere”, detalla la presidenta.
Además de la baja que ha presentado la industria pesquera en sus ventas, la llegada de la Cuaresma también trae consigo un incremento en los precios de una gran variedad de pescados.
Dicha situación es sólo el comienzo, pues se espera que los precios aumenten todavía más en Semana Santa la cual inicia el domingo 14 de abril.
Los productos que registraron un aumento de entre 50 y 70 por ciento en sus precios debido a la demandas en el mercado local son el huachinango, sierra, marlín, mero y robalo, de acuerdo con información de comerciantes obtenida por Reporte Índigo.
Ante este panorama, la expectativa de ventas para este periodo cuaresmeño está por debajo del 15 por ciento. Dos factores que podrían explicar este fenómeno son los altos precios y que las personas están modificando su forma consumir.
“De 2017 a 2018 las ventas en este sector aumentaron 4 por ciento, se espera que a pesar de los precios que se están manejando en esta temporada, para este año la industria se recupere y alcance el objetivo”.
La fe y la tentación
Uno de los productos de consumo diario que se ve afectado por la temporada de Cuaresma es la carne roja.
La abstinencia sobre este alimento representa dos factores importantes para la religión católica: la limpieza y purificación del cuerpo, y la preparación para vivir los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Por otra parte, el consumo de carnes blancas (las cuales si están permitidas por la religión), se asocia con las aves y los pescados, especies que provenían de las aguas y las cuales fueron utilizadas por Jesús para alimentar a todo un pueblo
La fe y el respeto que las personas muestran durante la Cuaresma, de alguna manera, ha repercutido cada año sobre las ventas de la carne roja.
El horizonte para este sector se ensombrece cuando en la actualidad, 22.6 por ciento del gasto de los hogares para alimentos en México se destina a la compra de este producto, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Dicha cifra afecta directamente a los supermercados, rastros y mercados locales, sobre todo, porque el tiempo de vida que tiene la carne oscila entre uno y dos días; si caduca las pérdidas para estos establecimiento se multiplica.
Para José Luis Aguilar Mora, locatario de la carnicería “Al corte”, ubicada en la colonia Moderna de la Alcaldía de Benito Juárez, la temporada de la Cuaresma significa un pérdida importante de ganancias, ya que las ventas durante esos 40 días se ven reducidas de manera considerable.
De primera mano, los mercados locales son los que se ven más afectados ya que las ganancias que generan son menores a las que se registran en el rastro o en los supermercados.
Durante la abstinencia, los pasillos cárnicos en los mercados lucen solos, en especial en los viernes de vigilia, día en que con más frecuencia la personas manifiestan su devoción al ingerir sólo carnes blancas.
El propietario de la carnicería argumenta que por la falta de clientes los precios se han tenido que bajar entre tres y cuatro por ciento.
“Creemos que no sólo es la Cuaresma, este cambio de preferencia en los alimentos también va de la mano de las nuevas creencias. El precio de la carne depende de la demanda y ahorita no hay demanda, por eso bajan los precios”, comenta Aguilar.
La carne no es el único producto que se ha visto afectado en estas fechas, aunque pareciera que el pescado esta en la cima de las ventas, la realidad es otra, los altos precios que ambos alimentos presentan, han orillado a las personas al consumo de huevo o pollo por ser más baratos.
En la actualidad, los productos que le están quitando terreno a la carne y al pescado son: pollo (24 por ciento), enlatados (21 por ciento), huevo (15 por ciento) y vegetales (12 por ciento).
Negocio por tradición
A pesar de los altos costos que pueda implicar la compra de pescados y mariscos durante la Cuaresma, la religión se mantiene como un valioso componente económico para la Iglesia Católica.
El número de católicos bautizados en el mundo aumentó de mil 285 millones en 2015 a mil 299 millones en 2016, con un aumento general de 1.1 por ciento, de acuerdo con el Anuario Pontificio de 2018, basado en datos disponibles hasta 2016.
La distribución de los católicos en el mundo es diversa en las distintas áreas geográficas. Tan sólo América se consolida como el territorio al que pertenecen el 48.6 por ciento de los fieles bautizados del mundo.
Mauricio Rodríguez, egresado del Colegio de México (Colmex) con investigaciones sobre la Santa Sede, opina que la Cuaresma sigue vigente ente la población mexicana, aunque su credibilidad pierde fuerza entre las nuevas generaciones.
“Para los mexicanos jóvenes la Cuaresma se ha ido secularizando y se ve más como un periodo, junto con la Semana Santa, de vacaciones. En cambio, los católicos de mayor edad son los que cumplen con los rituales religiosos y la preparación de este periodo”, manifiesta el también internacionalista.
México concentra a más de 110 millones de creyentes, lo que convierte al país en el segundo más importante para las finanzas del Vaticano, situación que permanecerá pues más del 60 por ciento de los mexicanos están satisfechos con la religión católica
En territorio nacional existen 4.6 millones de personas sin religión, en tanto que 10.7 millones profesan otra religión, de los cuales 8 millones son protestantes o evangélicos, de acuerdo con datos del Inegi.
La tendencia de no abrazar ninguna religión es más evidente en economías desarrolladas. En el caso de Europa, la población atea asciende a 70 por ciento, mientras que en México apenas roza el 10 por ciento, pero va en aumento.
A pesar de que la actual situación de la religión en territorio azteca se disputa entre los creyentes y los no creyentes, aproximadamente 62 por ciento de los católicos están satisfechos con su religión, revela la última Encuesta Nacional de Cultura y Práctica Religiosa elaborada por el Instituto Mexicano de Doctrina Social Católica e IPSOS.
Incluso, la reputación de la iglesia católica entre los mexicanos se encuentra casi al mismo nivel que las Fuerzas Armadas. Alrededor de 47 por ciento de los mexicanos confían en la institución religiosa, cifra que la ubica en la tercera posición por debajo de la Marina y el Ejército, con un 57 y 49 por ciento, respectivamente.
Secreto a voces
Las finanzas del Vaticano se han mantenido como uno de los secretos mejor guardados de la Iglesia Católica a pesar de la reforma del Banco Vaticano (IOR), los ajustes en los pagos de la Congregación para la Causa de los Santos o la primera condena en la historia por lavado de dinero que fue impuesta por el Tribunal del Estado Vaticano.
La última vez que la Santa Sede hizo públicos los ingresos del Óbolo de San Pedro (las donaciones de las diócesis y cristianos católicos del mundo entero) de manera general fue en 2013, pero hasta 2005 se reportó una recaudación de 59.4 millones de dólares, monto 14.95 por ciento superior a lo reportado un año antes, de acuerdo con datos disponibles en la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede.
Desde entonces, los ingresos de este rubro religioso se mantienen bajo custodia, sin que exista claridad de si en el corto plazo se darán a conocer los datos más actualizados.